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Turismo festivalero: dónde perderse tras el concierto

Sonorama, festival Aranda de Duero

Casi cada provincia de España tiene el suyo propio, por eso asistir a un festival es una ocasión perfecta para unir música y turismo conociendo a fondo las localidades que acogen estos encuentros musicales. El turismo festivalero está de moda, y no hay más que echar un vistazo a los lugares donde se organizan los festivales para saber por qué. Hoy damos un paseo por algunas de estas citas musicales. 

 Viña Rock (Villarrobledo, Albacete)

Desde la fiesta de bienvenida, que será el próximo día 27, hasta el 30 de abril, Villarrobledo acoge uno de los festivales más populares del calendario. Y allí, entre viñas, que de ahí viene su nombre – el término municipal cuenta con unos 48 millones de cepas de vid que lo han convertido en el mayor productor de uva y vino del mundo – es buena idea aprovechar la ocasión para visitar una buena bodega porque tenéis unas cuantas para elegir. Pero además, cuando la agenda os deje un hueco libre entre concierto y concierto, podéis dar un paseo de los de dejarse el reloj en casa por el centro de la localidad, declarado Conjunto de Interés Histórico Artístico, visitando la Plaza de Ramón y Cajal, la Iglesia de San Blas, las calles Pedregal, Enrique Arce, Virgen, San Bernardo, Santa María... Y si os gusta desentrañar secretos, os encantará daros una vuelta por un taller de tinajería para ver cómo se fabrican las populares tinajas panzudas de barro de Villarrobledo. Para acabar, sentaos a disfrutar de un buen gazpacho manchego o unas judías con perdiz. Así los conciertos os sonarán aún mejor. 

SOS (Murcia)

 El fin de semana del 6 al 8 de mayo se encontrarán en los escenarios de la IX edición del SOS bandas como The Libertines, Manic Street Preachers, el DJ Seth Troxler y un largo etcétera que promete. Ya que estáis por allí, aprovechad para recorrer una ciudad desconocida para muchos que esconde auténticos regalos como la catedral, el monasterio de los Jerónimos, el animado paseo del Malecón... Para reponer fuerzas, Murcia está llena de plazas con terrazas donde tapear los productos de la huerta, así que si vais por la concurrida plaza de las Flores, la plaza de Romea, la de San Juan o la de Belluga, tendreis ambiente y buena gastronomía garantizada.

Festival Ortigueira (Ortigueira, A Coruña)

Es una de las citas imprescindibles para los amantes de la música celta, que tienen en Ortigueira un clásico perfecto tras más de tres décadas en activo. La idea surgió de la Escola de Gaitas de Ortigueira, y ahora congrega a unas 100.000 personas en cada edición que vienen a disfrutar de representantes de la música folk de todos los puntos del globo. Gran parte del encanto de este festival, que este año se celebra del 14 al 17 de julio, es precisamente el entorno donde se celebra, en el que se mezclan la montaña, el mar, el río y el valle. El resultado de ese cóctel son unos paisajes impresionantes que se aprecian en detalle en rutas como la de los acantilados de Céltigos, la de las algas en la parroquia de Loiba o la de la sierra de Capelada. Para repetir.

Sonorama Ribera (Aranda de Duero, Burgos)

Este año se celebra la 19 edición de Sonorama uno de los festivales de música indie con más seguidores del panorama nacional. Y además de congregar a lo más granado de la música alternativa entre el 11 y el 14 de agosto, en esta cita musical se disfruta de un buen ambiente nada fácil de superar. Uno de sus atractivos es que suma a los conciertos del recinto una celebración en el centro de Aranda de Duero, gratuita y abierta a todos, con varios puntos de la ciudad acogiendo escenarios, lo que convierte a la localidad en una gran fiesta. Una ocasión perfecta para conocer su patrimonio, en el que se incluyen las iglesias de Santa María y San Juan Bautista, los palacio de Colmenares y los Berdugo o decenas de casas señoriales. De paso, hay que disfrutar de los regalos que ofrece esta tierra de vinos. Entre ellos, espectaculares almuerzos dentro de las bodegas de la ciudad, de donde es casi un pecado marcharse sin probar buen vino y buen lechazo. Para los curiosos, aquí ha nacido también el vermut Golfo, el primero elaborado en la Ribera del Duero con vino tinto. Una sorpresa para no perderse.

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