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Los ocho lugares imprescindibles de Jaén, la ciudad escondida

Fotografía de la Catedral de Jaén (Nano Cañas/Diputación de Jaén).

El castillo de Santa Catalina

Coronando la ciudad en el cerro de Santa Catalina, y ejerciendo como mirador de excepción, se levanta una fortaleza del siglo XIII que no puedes saltarte. Forma parte de la Ruta de los Castillos y las Batallas, y si te animas a dar un paseo por el interior de la fortaleza te costará poco hacerte a la idea de cómo era la vida en la corte palaciega medieval. Ya en el exterior, uno de sus mayores atractivos es el camino empedrado que conduce hasta la Cruz, que se alza sobre uno de los extremos del cerro. El castillo es el actual Parador de Jaén, así que puedes alojarte en él y tener unas vistas de escándalo a la hora del día que te apetezca: el paisaje donde se mezclan la campiña olivera y la serranía es de los de enmarcar.

Los baños árabes

Es otro de los tesoros que tienes que conocer si visitas Jaén, y te aseguramos que no te decepcionará. Se encuentran en los sótanos del Palacio de Villardompardo, y se trata de una de las instalaciones más extensas y mejor conservadas de toda Europa. Construidos en el siglo XI, tienen varias cámaras abovedadas con lucernarios estrellados. En cuanto al Palacio de Villardompardo, construido por el virrey de Perú Don Fernando de Torres y Portugal, ahora alberga un Centro Cultural en el que además está instalado el Museo de Artes y Costumbres Populares y el Museo Internacional de Arte Naïf.

La Catedral

Para muchos es la principal joya de la ciudad, y lo cierto es que fue modelo arquitectónico para las grandes edificaciones religiosas del mundo hispano en América. Sus torres, visibles a varios kilómetros de distancia, son uno de los símbolos de esta histórica ciudad. Fue levantada sobre una antigua mezquita tras la conquista del lugar por Fernando III en 1248, pero será en el siglo XVI cuando comience la gran obra renacentista que hoy conocemos. Dentro se encuentra el Museo Catedralicio, que también merece una vista. Sede del obispado de Jaén, la encontrarás en la plaza de Santa María, frente al Palacio Municipal y el Palacio Episcopal.

Museo Provincial de Jaén

En realidad son dos grandes museos bajo el mismo techo: uno dedicado a la Arqueología y otro, a las Bellas Artes. El primero, con siete salas, hace un recorrido por la historia de la provincia desde la época prehistórica hasta la era hispanomusulmana a través de colecciones de alfarería, metal, esculturas y joyas, además de contar con una estupenda colección de mosaicos romanos y otras sorpresas. El segundo lo integran nueve salas con obras de los siglos XIII al XX. Aunque no seas un fanático de los museos, con este te llevarás una sorpresa de las buenas.

La judería

Una de las tareas casi obligadas para todo visitante es darse una vuelta sin prisa por el barrio de Santa Cruz que habitó la comunidad judía en la Edad Media, ahora Bien de Interés Cultural. Perderse por sus empinadas cuestas sin rumbo predeterminado es uno de los placeres de los que no os arrepentiréis. El Callejón del Gato, la Calle del Rostro o la plaza de los Huérfanos son algunos de los nombres que bautizan este entramado de calles a través del que es una auténtica delicia conocer parte de la historia de la ciudad donde se encuentran joyas como el Palacio de Villardompardo del que os hablábamos antes; la iglesia de San Andrés, que antiguamente fue sinagoga; la Casa de los Ibn Shaprut, una de las familias judías más importantes del país en la Edad Media...

Basílica de San Ildefonso

Levantada en 1248 como capilla, casi 200 años después fue noticia en toda la ciudad a raíz de lo que se conoce como ‘Descenso de la Virgen’, según el cual ocurrió el milagro de que la Virgen María descendió a la ciudad de Jaén. A partir de ese momento se convierte en santuario donde se rinde culto a la Virgen de la Capilla, que acabaría siendo la patrona de la ciudad. Hace cinco años, el papa Benedicto XVI la nombró Basílica Menor. Si vais por allí, no paséis por alto sus tres portadas de distintas épocas y estilos: la gótica, la renancentista y la neoclásica.

La iglesia de la Magdalena

Construida sobre una antigua mezquita que a su vez se había levantado sobre otro templo, esta iglesia es una de las más antiguas de la ciudad. De estilo gótico, en una de sus torres aún se adivina el antiguo alminar árabe. Para los aficionados al arte, una de las sorpresas que esconde esta iglesia es que conserva piezas como El Calvario de Jacobo Florentino, ‘El Indaco’; una tabla de Ntra. Sra. del Pilar, atribuida a Pedro Machuca; el Cristo de la Clemencia, del siglo XVI, obra de Salvador de Cuellar; y la imagen de la Magdalena, del siglo XVIII, de Mateo de Medina. El patio de la antigua mezquita, con un estanque rectangular, aún se conserva. Muy cerca de esta iglesia se encuentra el famoso lagarto de Jaén, o lagarto de la Malena, que protagoniza la leyenda más antigua de la ciudad.

El refugio antiaérero

No lo admirarás por su genial estética, pero el mejor conservado de los refugios antiaéreos de Jaén tiene su ‘atractivo’, y es que cuenta en vivo y en directo parte de la historia reciente de la ciudad, la que tuvo lugar durante la Guerra Civil. Se construyó tras el bombardeo del 1 de abril de 1937, en el que se lanzaron 75 bombas contra la ciudad. Ahora se ha convertido en un homenaje a las víctimas con el que además tratan de explicar, a través de textos e imágenes, el contexto histórico y político de la época.

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