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CSI Naturaleza: las 'conductas criminales' de los animales

Tiburón blanco (flickr | hermanusbackpackers - imagen con licencia CC BY-SA 2.0).

Hacemos un repaso de los crímenes más execrables del reino animal. Ni que decir tiene que los animalicos no tienen la culpa, ¡pobres! Sólo buscan que la especie sea lo más fuerte posible y perdure.

VIOLACIONES. No siempre las hembras son receptivas en el reino animal. Incluso estando en época de celo, algunos animales como los felinos son tan agresivos en la cópula que fácilmente podría ser calificada como una violación en toda regla. Mordiscos, arañazos y golpes son muy habituales en especies de mamíferos como los elefantes marinos.

Algunas especies van más allá y han desarrollado lo que se denomina inseminación traumática. El pene del macho en chinches y arañas como la Harpactea sadistica atraviesa la piel de la hembra, vertiendo el contenido espermático en la cavidad abdominal y desde donde viajarán los espermatozoides en busca de los huevos.

CAINISMO. La competencia entre hermanos por las atenciones de sus progenitores lleva a situaciones dramáticas. Aquí el pequeño normalmente tiene las de perder pues el mayor, abusón, desplaza al pequeño hasta su muerte por inanición. Casi todas las rapaces españolas, a excepción de los buitres, tienen una puesta de más de un huevo, por lo que en épocas de escasez sólo el más fuerte, el primero normalmente, sobrevive. En los tiburones blancos Carcharodon carcharias este cainismo puede ocurrir incluso antes de nacer, en el útero de la madre.

ROBO CON FUERZA. Las peleas por los recursos entre los animales son antológicas, sobre todo cuando algún jovenzuelo quiere llegar a ser macho alfa o hembra alfa dentro. El más fuerte exige siempre la mejor tajada.

VIUDAS NEGRAS. No sólo las mantis religiosas devoran a su amante en plena cópula. Muchas arañas hembra realizan después de la cópula la puesta dentro del macho, una suerte de viviparismo que acabará con la vida del amante. Aquí la falta de experiencia de los machos es su perdición.

INFANTICIDIO. Cuando el macho alfa es destronado por un joven macho, puede ser desastroso también para toda su descendencia. Especies como los leones y muchos otros félidos no perdonan a los cachorros del vencido, evitando competidores futuros y provocando así un nuevo celo de las hembras al retirarse la lactancia. Esta conducta es mucho más común de lo que parece, siendo habitual en mamíferos, insectos, anfibios y peces. Pero no es una conducta exclusiva de los machos: también algunas hembras practican el infanticidio cuando detectan defectos en sus cachorros o cuando quieren ocupar el nido de otras hembras, como ocurre con las ratas.

CANIBALISMO. Está claro. Cuando el hambre aprieta, una vez más, el más fuerte come lo que sea, incluso a su primo. Muchísimas especies devoran tanto alevines como adultos de su propia especie, de manera que el enemigo está en casa. Todo un clásico de la filmografía más gore puede estar inspirada en el comportamiento de osos polares, lobos, anfibios y reptiles como los cocodrilos o los dragones de Komodo.

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