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Muskiz: milagro en la marisma vizcaína

Cuando nos asomábamos a la marisma, nos encontrábamos con una llanura de limos, arenas y arcillas en la que las luchas entre el mar y el río excavaban infinitos meandros, afluentes y regatos, donde crecían especies vegetales increíblemente adaptadas a un medio cambiante y una explosión de fauna aprovechaba todos los recursos disponibles.

Era un lugar excepcionalmente rico: las mareas, el río Barbadún, las dunas, el monte atlántico y las aguas salobres se configuraban en un puzle complicado y frágil. Todo era bucólico y pastoril, hasta que en los años 70 se construyeron enormes depósitos de combustible sobre la margen derecha de la marisma, y el paisaje murió.

Para solaz y beneplácito de todos, en 2007 comenzó el desmantelamiento de los depósitos. Tras su retirada, la firma CLH acometió la tarea de la recuperación ambiental de la marisma. ¿El resultado? Un milagro natural del que todos pueden beneficiarse: la vida, al fin, ha vuelto a la marisma del río Barbadún.

Varias fases de recuperación

El camino no ha sido fácil. Ha sido necesario invertir mucho tiempo y esfuerzo en recuperar este espacio. Este proceso ha tenido cuatro pilares: la descontaminación de los suelos, la recuperación geomorfológica, la recuperación biológica y, por fin, la recuperación social del espacio.

Para que nos hagamos una idea de cuál ha sido el esfuerzo, se han reciclado 6.000 toneladas de residuos, se ha clasificado 465.000 metros cúbicos de suelo. También se han analizado 4.000 muestras de agua y de suelo, se han plantado 72.000 plantas y árboles e hidrosembrado 1,3 millones de semillas autóctonas. El resultado: 18 hectáreas de terreno de marisma que poco a poco recuperan la senda perdida.

Aves migratorias como el carricerín o el chorlitejo ya han regresado a Muskiz

Para facilitar su descubrimiento y disfrute, existe una red de senderos que nos asoman a la marisma y a la zona más alta de dunas. Estas veredas nos dan la oportunidad de ser testigos de la recuperación de la naturaleza. Su visita es más que recomendable, no sólo por la marisma recuperada sino por la preciosa playa de la Arena, que la protege del mar.

Hoy la ría de Barbadún es una Zona Especial de Conservación incluida en la RED Natura 2000 y ha recuperado su función como lugar de paso obligado de muchas especies migratorias como el carricerín común, el chorlitejo chico y la cerceta común. Poco a poco y con paciencia, todo va volviendo a su ser.

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