Quantcast

Destinos

8 imprescindibles de Albacete que tiran por tierra el refrán

Castillo de Almansa (flickr | Arturo R Montesinos - imagen con licencia CC BY-SA 2.0).

Los encantos de la ciudad más grande de Castilla-La Mancha

Entre los amantes del buen comer, los aficionados a alternar tapas mediante y quienes no dirían nunca que no a una buena fiesta, la ciudad de Albacete es una apuesta más que segura. De hecho, la feria de septiembre, declarada de Interés Turístico Internacional, es de las que encuentra pocos rivales. Pero además de ser una ciudad muy divertida donde se mima el paladar, cuenta con algunos atractivos poco conocidos entre los forasteros que merecen una visita sin prisa. Por ejemplo, la catedral de San Juan Bautista, con una capilla gótica, elementos barrocos, columnas renacentistas y hasta una portada neogótica (es lo que tiene que pasaran 400 años construyéndola); la calle Tejares, donde se encuentran las viviendas típicas de la zona; la Posada del Rosario, que es la actual Oficina de Turismo; el Pasaje de Lodares; el Parador... Una ciudad para recorrer con gusto.

Ayna, un pueblo de película

Su topografía escarpada le dio el sobrenombre de ‘La Suiza manchega’ y puede que, aunque aún no lo conozcáis, os resulte familiar. ¿La razón? Que en este pueblo se rodó la primera película del albaceteño José Luis Cuerda, Amanece que no es poco, y muchas de esas localizaciones son fácilmente identificables. De hecho, es de obligado cumplimiento el selfie de turno en el sidecar con el que Teodoro y Jimmy llegaron aquí aprovechando el año sabático del primero, que se encuentra en la curva de la carretera que llega a Ayna como homenaje a esta película. Pero el listado de cosas para ver y hacer en esta localidad es mucho más amplio: pasar un buen rato disfrutando de las vistas del Mirador de El Diablo, de las de Los Mayos o de las del Balcón de Los Picarzos; darse una vuelta por la Plaza Mayor; pasear por las calles Barranco Alto y Barranco Bajo; acercarse a la cascada del arroyo de La Toba...

Nacimiento del río Mundo

Desde la localidad de Riópar, cogiendo el desvío indicado hacia Los Chorros del Río Mundo, y tras cinco kilómetros que discurren entre altísimos pinos, se llega a un acantilado de unos 300 metros de altura. Allí, como escondida, se encuentra la cueva de Los Chorros, donde el río Mundo se precipita en una gran cascada. Es justo el punto donde nace este río, formando una imagen de las que se quedan grabadas. Sobre todo si sois de los que os gusta la naturaleza: todo lo que rodea a esta escena son bosques de tejos, fresnos, sauces y olmos que se entremezclan con pinares y encinares que forman parte del Parque Natural Calares del Río Mundo y de la Sima.

Chinchilla de Montearagón

Muy cerca de la capital, a unos 15 kilómetros, se levanta esta localidad donde las estrechas calles, de trazado medieval, recuerdan a otras épocas. Chinchilla merece una visita sin reloj, de las que sabes cuándo empiezan pero no cuando terminan. Para empezar, por su emblemático castillo del siglo XV, perfectamente conservado. También es buena idea acercarse a los antiguos baños árabes, la iglesia de Santa María del Salvador, el antiguo pósito o el convento de Santa Ana, que se levantó sobre un conjunto islámico. Por si esto fuera poco, Chinchilla de Montearagón presume de contar con la que dicen que es la bodega ubicada a más altura de España: se trata de Los Aljibes, cuyos vinos llegan hasta China. Pero además, hay una visita de las que llaman 'obligadas' que seguro que no os defrauda: la de las cuevas del agujero, en el barrio árabe, hoy acondicionadas como casas y algunas reconvertidas en alojamientos rurales.

Almansa

En plena frontera con las provincias de Alicante, Valencia y Murcia, esta localidad es otra de las que no te puedes saltar si no quieres perderte uno de los castillos más famosos de España. Es la seña de identidad de Almansa, además de sus estrechas calles que rodean el cerro del Águila. El castillo fue construido en el siglo XIV y declarado Monumento Histórico-Artístico Nacional hace ya casi 100 años, mientras que en sus características callejuelas se levantan algunos imponentes edificios como el Palacio de los Condes de Cirat o la Iglesia de la Asunción.

Alcalá del Júcar

Los que prefieran pueblos más pequeños y menos conocidos pero con el mismo o incluso más encanto, una buena apuesta es Alcalá del Júcar, situado en la Hoz del Júcar, en un entorno que ya por si solo merece la pena. Pero además, este pequeño pueblo cuenta con una larga lista de atractivos: un castillo del siglo XV, casas excavadas en la propia montaña, una extraña plaza de toros con forma elíptica y las famosas cuevas conocidas con los nombres de Diablo, Masagó y Garadén. Además de estas tres cuevas existe otra natural llamada también Garadén que fue fortificada por los árabes. Y todo esto rodeado de rutas de senderismo y cicloturismo para los que se animen a hacer músculo. ¿Alguien da más?

De museos

Si la excusa para no acercarse a la provincia es que lo nuestro es el turismo de museos, tampoco hay escapatoria. En esta provincia encontraréis algunos tan originales como el Museo del Niño, otros con mucha solera como el Museo de la Cuchillería, algunos tan curiosos como el Museo del Tambor en Tobarra y hasta un parque cultural, el de Nerpio, en donde deleitarse con arte rupestre.

Parque Natural de las Lagunas de Ruidera

Para los que buscan sólo naturaleza, en Albacete encontrarán varios parques y parajes naturales que tienen para más de una visita. Entre ellos, el Parque Natural de las Lagunas de Ruidera, un espacio natural protegido que también es el humedal más extenso de Castilla- La Mancha. Con 16 lagunas (algunas de ellas se encuentran en Ciudad Real, provincia con la que Albacete comparte parte del parque) y un buen número de cascadas, es uno de los parques naturales más desconocidos e impresionantes de la península. Y si no basta con nuestra palabra, echad un vistazo. No os arrepentiréis.

Ya no se pueden votar ni publicar comentarios en este artículo.