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Cultura

Por su nombre les conoceréis… o no: seudónimos y apodos en la música

Elton John / Gtresonline.

Es posible que más de uno se haya quedado a cuadros ante su total desconocimiento de la existencia de los tales Bulsara, Dwight y Jones. Pero si hablamos de Freddie Mercury, Elton John y David Bowie, todas las piezas encajan. El nombre artístico es algo tan asumido por la profesión como en ocasiones desconocido en su origen por el consumidor medio, que deja tales conocimientos sobre los artistas en manos de los seguidores más fieles u obsesivos.

Muchas son las razones esgrimidas para cambiar un nombre real por otro con mejor, o cuando menos, distinta sonoridad. No hablamos aquí del cambio por motivos de matrimonio, tan habitual en el mundo anglosajón, sino del bautismo artístico como forma de reemplazar algo poco llamativo o bien, todo lo contrario, simplificar un nombre en origen complejo. Veamos algunos ejemplos agrupados en ciertos grupos.

Los pioneros

Que Little Richard sólo podía ser un apodo, en este caso de Richard Wayne Penniman, estaba claro, con su búsqueda del contraste entre una música realmente abrasiva y un nombre de niño. Otros, como Richard Stephen Valenzuela, borraron los restos latinos de su origen optando por un más comercial Ritchie Valens. También Buddy Holly cambió la grafía de su apellido y ya de paso, el nombre de pila (Charles Hardin Holley). Otros tienen algo más de significado.

No se sabe claramente el origen de Bo Diddley, pero se supone que el seudónimo de Otha Ellas Bates McDaniel proviene o de un insulto de cuando era pequeño (en slang significa nada de nada) o de parte de un instrumento habitual en el sur norteamericano; McKinley Morganfield debe su más conocido Muddy Waters a su abuela Della, que le dio ese apodo de pequeño porque le gustaba jugar en las aguas turbias cercanas a su casa, al igual que, aunque hay otras teorías, la historia cuenta que fue el abuelo de Chester Arthur Burnett quien comenzó a llamarle Howlin’ Wolf como parte de los cuentos sobre lobos con que entretenía a su nieto.

Los clásicos

Posiblemente sea el caso de Robert Allen Zimmerman el más conocido cambio de nombre artístico de la historia de la música popular. Tras haber dado sus primeros conciertos en la escuela bajo su nombre real, su gusto por un apellido de su tierra como Dillion o Dillon y la influencia del poeta Dylan Thomas hizo que adoptara el histórico Bob Dylan. No es el único que homenajea a un ídolo, y encontramos de todos los extremos. Declan Patrick McManus recuerda a su ídolo Elvis Presley y al apellido de su madre para convertirse en Elvis Costello. Por su parte, Brian Hugh Warner prefiere homenajear a dos iconos de la cultura americana, Marilyn Monroe y el asesino de Sharon Tate, Charles Manson, para convertirse en Marilyn Manson.

Otros son más descriptivos, como Richard Starkey, que llevaba muchos anillos y llamaba a su solo de batería Starr Time, lo que le llevó a convertirse en Ringo Starr. James Newell Osterberg fue primero cantante de un grupo llamado The Iguanas, y de allí nació su apelativo Iggy Pop. John Graham Mellor quiso denominarse Joe Strummer antes de formar The Clash, ya que tocaba la guitarra rítmica en una banda y strummer viene a ser rasgueador en slang. A los 14 años, Simon John Ritchie ya vendía drogas, y a los 17 se inyectaba por vía intravenosa. Pero su apodo de Sid Vicious viene del hámster de Johnny Rotten, compañero en los Sex Pistols, al que llamaba de aquella manera.

Los modernos

No solo de históricos del rock vive el mundo de los pseudónimos. El rap y el hip hop es todo un universo, como bien saben Shawn Corey Carter, que cambió su apodo de crío, Jazzy, a su actual Jay-Z, o André Lauren Benjamin, actor y cantante conocido como André 3000, aunque ha llegado a manejar varios otros apodos, o Tupac Amaru Shakur, considerado uno de los raperos más influyentes y vendedores de toda la historia, asesinado en 1996 y conocido artísticamente como 2Pac.

Pero también estrellas como Stefani Joanne Angelina Germanotta o Elisabeth Woolridge Grant arrancan suspiros allá por donde pasan, aunque lo comprenderás mejor si escribimos Lady Gaga y Lana del Rey (y en el caso de la Gaga, entendemos perfectamente el cambio de nombre).

Los de una palabra

Están los directos, que prefieren ser conocidos con una única palabra. Paul David Hewson cantaba en un grupo que ponían mote a todos sus integrantes, y entre los varios que tuvo, Bonovox, como marca de unos aparatos para la sordera, dio origen a Bono. Gordon Matthew Thomas Sumner lucía un día una camiseta de rayas negras y amarillas y le dijeron que se parecía a una abeja, de donde nació Sting.

Saul Hudson recibió el mote de Slash de un familiar por no saber estarse quieto, antes de ser guitarrista de Guns N’ Roses. Marvin Lee Aday se quedó con el nombre, al menos una parte, de su primera banda, Meat Loaf Soul, y Malcolm John Rebennack adquirió su célebre Dr. John de un médico de vudú de Luisiana.

Los de los cambios de letras

Claro, que luego están los que tal vez no tengan otro remedio que adecuar algunos apellidos extraños a la pronunciación al menos de su país. Está claro que Michael Bolton suena mucho mejor que Michael Bolotin, o que Jon Bon Jovi es más directo que John Francis Bongiovi, pero ya en su momento estrellas históricas hicieron lo mismo, como Marvin Gaye en lugar de Marvin Pentz Gay o Carole King por Carol Joan Klein.

También está el que trata de complicarlo todo, como Arnold George Dorsey, que tras unos inicios artísticos como Arnold o Gerry Dorsey, decide dar el cambio a Engelbert Humperdinck. Ahí queda eso.

https://youtube.com/watch?v=F4s__QO9kG0

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