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Cultura

Madrid vive estos días 'El Síndrome de Venecia'

El documental El síndrome de Venecia forma parte de las proyecciones del festival Urban TV que se celebra estos días en La Casa Encendida.

Por duodécimo año consecutivo, el centro cultural de la madrileña Ronda de Valencia acoge una edición del festival UrbanTV, un evento ya imprescindible en la agenda otoñal madrileña en el que se suceden las proyecciones de producciones audiovisuales que ofrecen una mirada diferente sobre los entornos urbanos, sobre su ecología y sobre cómo la vida (humana, animal, vegetal) lucha para abrirse paso en estos entornos aparentemente hostiles.

Proyecciones y safaris urbanos

¿Qué podremos encontrar en las proyecciones de Urban TV? Historias urbanas, diferentes, de esas que no se cuentan en las guías de turismo pero que forman parte del latir de una ciudad, de las sensaciones de sus vecinos. El mejor ejemplo lo tenemos en El síndrome de Venecia (Andreas Pichler, 2012), una pieza galardonada en varios festivales que entra de lleno en los nefastos efectos del turismo en la ciudad italiana.

También viaja esta edición del UrbanTV hasta Cuba, deteniéndose en la vida de los balcones de sus casas, en las comunidades que se forman en ellos, en las redes sociales que se van tejiendo de vecino a vecino a partir de conversaciones, miradas y saludos. Todos estos temas son tratados en la coproducción cubano-danesa Hiostoria de Balcones (Helle de Windelov-Lidzélius, 2013).

Gracias a UrbanTV es posible descubrir los fósiles que pasan inadvertidos en la cantería de muchos edificios.

La tercera pieza que se proyecta en el festival propone una solución radical a los asuntos urbanos. Bueno, en realidad propone varias: en Microtopía, arquitectos, constructores y artistas tratan de encontrar respuestas a la opresión espacial que sufrimos en las grandes urbes con la liberación de nuestros objetos y zona de confort.

La agenda de UrbanTV no termina, sin embargo, en la sala de proyecciones. Desde hace unos días tienen lugar diferentes iniciativas a lo largo y ancho de Madrid en forma de rutas y safaris urbanos. Si el pasado viernes fue el momento de descubrir los fósiles que, inadvertidos en la cantería con la que se construyeron muchos edificios y estatuas, ven pasar nuestras vidas, estos días las actividades no se quedan atrás. Una visita a las corralas de Lavapiés, ejemplo de arquitectura social que data del siglo XVII, o al huerto urbano del Hotel Wellington, que es el mayor de este tipo en todo el mundo construido sobre una azotea, completan un planning que estos días nos tiene tan ocupados como entretenidos: así somos los urbanitas.

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