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Cultura

Cartier Bresson, el único e irrepetible

A sus 70 años lo había visto todo -sí, todo-, a través del objetivo de su cámara. Y sin embargo no se dejaba fotografiar por nadie. Reportero, surrealista, pintor, comunista… Fue uno de los grandes testigos del siglo XX. Nada parecía quedarle lejos y allí donde ocurría un hecho, él aparecía, con su Leica a cuestas. Se trata de Henri Cartier-Bresson, padre del foto reportaje, alguien cuyo gusto por la composición lo convirtió en un artista del instante, y a quien la se le ha dedicado este año una de las mayores retrospectivas tras su muerte, que se exhibe ahora en Madrid.

Expuesta primero en el Centro Pompidou de París, esta muestra llega ahora a las salas de la Fundación Mapfre, en el madrileño paseo de Recoletos. La exhibición incluye más de quinientas fotografías, dibujos, cuadros, películas y documentos que recorren más de setenta años de una de las figuras más importantes de la modernidad, un personaje complejo y polifacético. Y es justo allí, en los dobleces del mito, donde la muestra intenta hincar el diente.

El comisario de la muestra y conservador del Centro Pompidou de París, Clément Chéroux, considera que la combinación de artista –el gesto de crear y componer una mirada– y reportero –aquel encargado de documentar la realidad- generaron una coincidencia como pocas. Algo que es posible apreciar en la exhibición.

Organizada por la Fundación Mapfre en colaboración con el Centro Pompidou de París y la Fundación Henri Cartier-Bresson, la muestra busca cuestionar algunos de los mitos que le rodean: no hay un único Cartier-Bresson, al contrario. Y eso es lo que queda reflejado en un recorrido cronológico -algo que a Cartier-Bresson no le gustaba y que nunca permitió en vida- organizado en torno a tres ejes.

El primer capítulo incluye el periodo comprendido entre 1926 y 1935, marcado por su relación con el movimiento surrealista, sus inicios fotográficos y sus grandes viajes por el mundo. Se recogen en esos años, por ejemplo, sus ambiciones como pintor, en ese entonces fuertemente influenciado por Cézanne.

Un segundo apartado está dedicado al compromiso político de Cartier-Bresson desde su regreso de los Estados Unidos en 1936 hasta que volvió a Nueva York en 1946. La tercera secuencia arranca con la creación de la agencia Magnum Photos en 1947, año en el que también el MoMA de Nueva York le dedica una exposición, y se extiende hasta principios de la década de 1970, momento en que el autor dejó de realizar foto reportajes.

Uno de los aspectos curiosos de la muestra son las muchas relaciones que se establecen en ella. Por ejemplo: cómo el compromiso político le llevó al cine. Convencido de que este medio tenía mayor impacto que la fotografía, colaboró con Jean Renoir y en 1937 vino a España a filmar la Guerra Civil y rodó Victoria de la vida, un documental sobre la acción que la Central Sanitaria Internacional estaba desarrollando.

Retratos de Cartier-Bresson

En paralelo a esta amplia retrospectiva de Fundación Mapfre, también puede verse estos días en Madrid, en la galeria Michel Soskine, la exposición Henri Cartier-Bresson. Portraits, donde se exhibe una selección de 21 retratos realizados por este maestro de la fotografía del siglo XX. A lo largo de toda su carrera -70 años dedicados a la fotografía- Cartier-Bresson capturó numerosos retratos, a menudo de personas anónimas, pero también de personalidades relevantes en las artes y el pensamiento de su tiempo. Así, esta exposición recoge instantáneas de Giacometti, Lucien Freud, Stravinsky, Jean Genet o Paul Valéry, en una selección que alterna imágenes celebres con otros registros menos conocidos.

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