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Más potencia y nuevo diseño para el deportivo americano por excelencia

Chevolet lo denomina ahora Corvette Stingray —denominación que ya utilizó anteriormente, la última en la versión de 1.982—, pero sigue siendo el popular deportivo americano, uno de los modelos más conocidos y admirados dentro y fuera del mercado estadounidense. Estará a la venta después del verano, exhibiendo un diseño mucho más agresivo aún y presentando cambios mecánicos para mejorar el rendimiento y hacer su conducción más efectiva. Tan exclusivo como su diseño será su precio, que arranca en casi 80.000 euros. Llegará ofreciendo de serie un paquete de equipamiento denominado «Performance Pack Z51», con ruedas de mayor tamaño, un diferencial trasero autoblocante, frenos de más diámetro, amortiguación variable «Magnetic Selective Ride Control» y tomas de aire específicas.

Mide 4,50 metros de largo, 1,88  de anchura y 1,33 de altura, dimensiones próximas a las del modelo anterior, aunque resulta ligeramente más largo y ancho. La distancia entre ejes gana tres centímetros, pasando de 2,69 m a 2,71 metros. La posición del motor se mantiene como en modelos  anteriores, en posición central delantera y con tracción a las ruedas posteriores. En la estructura del bastidor predomina el aluminio con algunas piezas incluso de magnesio, mientras que en los paneles de la carrocería se emplea fibra de carbono para bajar el peso del conjunto.

Monta un motor de gasolina sin sobrealimentación alguna, al más puro estilo americano, un V8 de 6,2 litros que llega ahora hasta 455 CV de potencia. Un motor desarrollado sobre la misma base del anterior realizado también en aluminio pero dotado ahora entre otras cosas de inyección directa de gasolina, distribución variable continua y desactivación de cilindros para reducir consumo cuando se requiere poca capacidad de aceleración. El escape incorpora un sistema de válvulas controladas electrónicamente que permiten modificar el ruido que produce. El motor va unido a un cambio automático de seis velocidades o a uno manual de siete. En ambos, hay un control electrónico que permite salir desde parado con la máxima aceleración.

En el interior es nuevo el volante, de menor diámetro, los asientos o el acabado, con diferentes materiales de recubrimiento. La instrumentación ahora está compuesta por pantallas digitales en lugar de los tradicionales relojes de aguja, adoptando una pantalla táctil en la consola central. Desde el puesto de conducción, el sistema «Driver Mode Selector» permite modificar la respuesta del motor, la gestión del cambio de marchas, el sistema de escape para que haga más o menos ruido, la dureza de la dirección o los tarados de amortiguación.

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