La Inteligencia Artificial (IA) augura una revolución en el mundo de la abogacía a nivel internacional y las oficinas españolas empiezan a tomar nota. Ciertos despachos tienen ya claro que la IA no reemplazará a los abogados pero sí lo harán los bufetes que sepan utilizarla en su beneficio.
Despachos como Garrigues, Uría Menéndez o Pérez-Llorca han anunciado en los últimos meses iniciativas de exploración en torno a proyectos de Inteligencia Artificial Generativa especializada en el ámbito legal. Herramientas como Harvey o Leya -con un acuerdo con la base de datos jurídica Iberley- se han revelado como las alternativas que están ya probando grandes despachos nacionales con vistas a facilitar el tratamiento de grandes volúmenes de datos, legislación y jurisprudencia, en formato conversacional al estilo ChatGPT.
Y más allá de la gestión de información, palmario es el más reciente ejemplo del despacho madrileño pionero en el sector de la Tecnología, Medios y Telecomunicaciones Ecija, que ha firmado un acuerdo estratégico con la consultora tecnológica NTT Data para desarrollar la implantación de nuevas tecnologías y diversas aplicaciones ligadas a la inteligencia artificial. La alianza incluye la exploración conjunta de oportunidades y sinergias al respecto.
La IA como predictora de sentencias
"La IA podría predecir posibles fallos judiciales basándose en casos previos, agilizar la resolución de disputas mediante plataformas en línea y apoyar a los abogados en la redacción de documentos legales", afirma Noelia Álvarez, manager de Penal de Ecija.
"Actualmente, existen sistemas que proporcionan información estadística sobre las probabilidades de éxito de acciones judiciales en tribunales", señala Santiago Mediano, fundador de Santiago Mediano Abogados y presidente de la Sección de Robótica, IA y Realidad Virtual y Aumentada del Ilustre Colegio de la Abogacía de Madrid (ICAM).
El uso potencial de la IA como si se tratara de un robot alrededor de las sentencias no se agota en el enfoque predictivo
"Herramientas como Lex Machina, ya utilizadas para predecir tendencias en litigios de propiedad intelectual y patentes farmacéuticas, demuestran el potencial de la IA para anticipar resultados y ajustar estrategias legales de manera eficiente", añade Mediano. Sin embargo, el uso potencial de la IA como si se tratara de un robot alrededor de las sentencias no se agota en el enfoque predictivo.
"En el futuro, veremos aplicaciones que no solo sugieran qué acciones legales emprender, sino que también indiquen cómo ejecutarlas para maximizar las probabilidades de éxito", apunta el representante del ICAM. "La automatización de tareas administrativas, como la presentación de escritos procesales en plataformas digitales de la Administración de Justicia, mejorará la eficiencia en la gestión de casos, reduciendo tiempos y costos operativos".
¿Jueces robot?
Es entonces cuando surge el interrogante sobre la IA como posible elemento que pueda sustituir a abogados e incluso, a jueces. Lo cierto es que actualmente, el sistema judicial ya utiliza asistentes algorítmicos en la toma de ciertas decisiones judiciales, por ejemplo a la hora de decidir sobre la concesión de beneficios penitenciarios a condenados por violencia de género, explica Mediano.
"Las herramientas utilizadas ofrecen pronósticos estadísticos sobre probabilidades de reincidencia basados en patrones de conducta de los condenados, que suponen una información de gran utilidad para que los magistrados se formen un criterio sobre las posibles consecuencias que puede conllevar otorgar esos beneficios. Es algo que ya está ocurriendo, no es el futuro", señala el experto.
La emisión de sentencias es una facultad que no puede delegarse en una máquina"
Sin embargo, "la emisión de sentencias es una facultad que no puede delegarse en una máquina", apunta el experto del ICAM, porque "la justicia no se limita a la aplicación mecánica de normas; implica la interpretación de contextos, la valoración de pruebas y la ponderación de principios éticos y morales que trascienden cualquier capacidad algorítmica".
"En el supuesto de que se concediera esta posibilidad, se generaría una inequidad, dado que el carácter de la persona física es exclusivo de un individuo y no puede ser atribuido a la Inteligencia Artificial", incide Noelia Álvarez. "Se verían afectados principios esenciales como el razonamiento, la flexibilidad en la interpretación, la discusión jurídica, el principio de oralidad, la práctica de la prueba y la interposición de recursos, dado que estos resultarían innecesarios al basarse el proceso probatorio únicamente en las evidencias presentadas por las partes. Asimismo, se pondría en riesgo el respeto a los principios de independencia e imparcialidad judicial".
Despachos y Abogacía trazan en definitiva un límite que la sociedad de la distopía que muestra Philip K. Dick en El informe de la minoría (1956), llevada al cine por Steven Spielberg en Minority Report (2002), sí cruzaba, con un sistema legal que encarcela a quienes se prevé que cometan un crimen.