"Estamos al borde de la paz en Europa". Así se ha pronunciado recientemente el ahora vicepresdente de Estados Unidos, JD Vance. El optimismo en la Administración de Donald Trump no es nuevo, ya en campaña aseguró que tenía la capacidad de acabar con la guerra en suelo europeo "en 24 horas" y esta semana, a punto de cumplirse tres años desde que Vladímir Putin ordenase abrir por la fuerza las 'puertas' de Ucrania en 2022, ha apretado el acelerador para tratar de lograrlo. Sin embargo, lo ha hecho sin tener en cuenta ni a Kiev ni a Europa y con una estrategia hostil hacia Volodímir Zelenski, tachándolo, incluso, de "dictador". Además de la presunta cesión de territorios o la línea roja del ingreso de su vecino en la OTAN, ¿será esta una de las exigencias de Putin para alcanzar la 'paz'?
Nadie puede sorprenderse de casi ninguna de las decisiones que está tomando el de nuevo inquilino de la Casa Blanca. Prometió casi cada una de ellas durante la campaña electoral y los más de 77 millones de personas que votaron al candidato republicano lo hicieron sabiendo sus intenciones. Podían pensar, quizá, que su segundo -y último- mandato podría ser similar al primero, con muchas intenciones y perfil grandilocuente e incierto, pero finalmente no tan ejecutivo.
No obstante, en un mes de mandato, Trump ha estampado su rúbrica en 68 órdenes ejecutivas, una cifra sin precedentes en los últimos 40 años. Pero no es lo más llamativo de este periodo. Lo más destacado es que las decisiones han surcado desde medidas para implantar aranceles a países vecinos así como a la Unión Europea en su conjunto, la transformación de la cárcel de Guantánamo en una especie de 'albergue' para personas inmigrantes presas o "tomar el control" de la Franja de Gaza, desplazar a los gazatíes a otros lugares del mundo y desarrollar en el territorio un proyecto inmobiliario para que vuelva a ser "hermosa".
El presidente francés, Emmanuel Macron, lo intentó. Convocó de urgencia a algunos líderes europeos en el Elíseo para tratar de sacar músculo ante el envite del estadounidense.
La estrategia del shock y el frenesí ejecutivo del magnate continúan y el último anuncio es el que más días ha acaparado la atención de los medios. Trump informó del inicio "inmediato" de las negociaciones para poner fin a un conflicto bélico que cumple tres años. Pero su iniciativa solo incluía a dos actores: Estados Unidos y Rusia. Ambos enviarían delegaciones para negociar a la capital de Arabia Saudí, Riad, y, allí comenzarían a acordar qué es necesario para terminar con la guerra. La primera, liderada por el secretario de Estado, Marco Rubio; la segunda, con el ministro de Exteriores Serguéi Lavrov.
A la Unión Europea no le quedaron más opciones que resignarse a actuar como mera espectadora. El presidente francés, Emmanuel Macron, lo intentó. Convocó de urgencia a algunos líderes europeos en el Elíseo para tratar de sacar músculo ante el envite del estadounidense. Sin embargo, todo quedó, coloquialmente hablando, en 'agua de borrajas'. Europa está más lejos que cerca de una situción de fortaleza, sumado a la fragilidad de gobiernos como los de Francia y Alemania, que se enfrenta este mismo domingo a unas elecciones que prevén un auge de la ultraderecha de AfD.
IMAGEN: Reunión de líderes europeos en París. EFE
En este escenario, la preocupación no radica en la posición de Europa, ni siquiera la de Rusia, de sobra conocida. El desasosiego se debe a que si Trump se acerca cada vez más a Putin y asume ideas como la necesidad de celebrar unas elecciones -el ruso niega la legimitadad de Zelenski por no hacerlo durante el conflicto armado- para poder llegar a un acuerdo de 'paz', qué escenarios son los posibles en un futuro del todo incierto.
Largas negociaciones y prolongación de la guerra
Es posible que entre los caprichos -no poco ambiciosos- de Trump figurase lograr la paz en Ucrania en su primer mes al frente de Washington y antes de cumplir los tres años. Esto no se ha cumplido, pero la declaración de intenciones ha sido clara. Estados Unidos ha intensificado sus contactos con Moscú en un contexto que añade complejidad al conflicto: dejando fuera actores esenciales y asumiendo discursos muy cuestionados.
Pese a que los negociadores han admitido que las negociaciones no serán fáciles y es posible que se alarguen más de lo deseado -la primera y única reunión por el momento duró cuatro horas y media-, esta iniciativa de Trump ya supone algo muy significativo: Estados Unidos continúa siendo el centro del mundo, el que cuenta con mayor influencia y el que mueve los hilos de la geopolítica.
Europa se ha quedado atónita, desconcertada, anonadada... y todos los adjetivos posibles para describir una situación de debilidad y perplejidad teniendo en cuenta que el conflicto se desarrolla en 'su' suelo. El país norteamericano decide cuándo y cómo puede intervenir Europa y, lejos de sembrar la discordia o tratar de plantarse, los Veintisiete insisten en que es necesario mantener los lazos con EEUU, dialogar, ser prudentes y no enfadar al magnate al frente del despacho con más poder del mundo.
IMAGEN: Emmanuel Macron y Keir Starmer. EFE.
Después de la cumbre de urgencia en París del pasado lunes, Macron intentó volver a mostrarse fuerte el miércoles y, finalmente, anunció que la semana que viene viajará a Washington para atajar esta situación cuanto antes, no sin antes hablar con Zelenski y acompañado por el primer ministro de Reino Unido, Keir Starmer, que lejos de seguir la línea de sus predecesores, se ha posicionado tajantemente al lado de Ucrania y no de EEUU.
Pero las negociaciones continúan y parece que, lejos del deseo del republicano, lo harán durante bastante tiempo, sin previsión a priori de ningún alto el fuego ni tregua. Con este escenario, lo único certero es que la guerra continuará durante este tiempo y las muertes se seguirán contando por decenas o cientos a la semana.
También es un contexto en el que se propiciará que, si las reuniones siguen siendo bilaterales entre EEUU y Rusia y tanto Ucrania como Europa quedan excluidas, el continente verá previsiblemente más debilitada su influencia en el resto del globo, con acuerdos que posiblemente puedan ser contrarios a sus intereses y con un agravamiento de las tensiones.
Si, por el contrario, Bruselas adquiere un rol más relevante en las conversaciones, ese descontento social y la falta de estabilidad pueden verse en parte resueltos. Eso sí, aunque las relaciones se calmen y Europa se sienta respaldada por Trump, parece inevitable que el continente tenga que asumir mayor carga tanto militar como económica respecto al conflicto, así como conseguir la autonomía estratégica y defensiva para no depender de la primera potencia mundial y poder demostrar que puede ser influyente.
Ucrania: dentro de la UE, fuera de la OTAN
La escena se complica con las exigencias de Putin, con quien Trump parece tener mejor relación que con Zelenski. El líder ruso lo tiene claro e insistió en ello hace solo unos días, con el respaldo del Gobierno estadounidense. El presidente ucraniano reclama desde hace años la entrada de su país en la Alianza Atlántica, pero para Putin esto es una línea roja.
Según el portavoz del Kremlin, ingresar en la Unión Europea "es el derecho soberano de cualquier país", en relación a procesos de integración económica, ante lo que "nadie puede ordenar nada a otro país". No obstante, tienen una opinión completamente diferente de lo que ocurre con las alianzas militares o asuntos relacionados con defensa. "Defendemos una postura totalmente diferente en relación a asuntos de seguridad, alianzas defensivas y militares", ha señalado.
Habrá que esperar para conocer el desenlace de los acontecimientos, o al menos cómo se desarrollan las negociaciones, pero de nuevo, parece que Trump tiene las herramientas para conseguir lo que desea.
"La adhesión de Ucrania a la OTAN es inaceptable para nosotros. Esto supone una grave amenaza para nuestra seguridad y tendrá consecuencias catastróficas para toda Europa", ha señalado el Ministerio de Asuntos Exteriores ruso. En esta línea se pronunció EEUU durante la Conferencia de Seguridad de Múnich, en la que el jefe del Pentágono, Pete Hegseth, pidió a Ucrania ser "realista" con las peticiones para llegar a un acuerdo de paz.
El también nuevo secretario de Defensa pidió a Zelenski defender una visión "realista" de los pactos ya que, considera que el plan de Ucrania de recuperar los territorios ocupados por Rusia desde 2014 e ingresar en la Alianza como garantía de seguridad no lo es, por lo que se da a entender que el posible acuerdo para la paz incluiría como propuestas la cesión de algún territorio a Putin y merma cualquier posibilidad de ingreso en la OTAN.
Si se cumpliese esta exigencia de Putin el contexto también sería difícil para Bruselas, ya que ser miembro de la UE y de la OTAN permite contar con un marco de seguridad colectiva que refuerza la estabilidad del grupo. Esta idea plantea un dilema para la Unión Europea, ya que si asume que Ucrania se quede fuere de la Alianza, también deberá asumir, previsiblemente, una mayor responsabilidad económica y política.
Temor a las concesiones
El rifirrafe de esta semana entre Trump y Zelenski ha plasmado, de nuevo, el complicado panorama. Mientras el ucraniano reclamaba un papel protagonista en las negociaciones, el republicano no mostraba prisa alguna por incluir a más actores en las mismas y, de hecho, asumía parte del discurso de Putin afirmando que solo el 4% de los ciudadanos de su país lo respaldan y que, por ello, debería celebrar una elecciones, pese a que Ucrania está inmersa en la Ley Marcial. Poco después, el presidente del territorio invadido acusó al magnate de ser víctima de la "desinformación rusa" y este respondió llamándole "dictador" y amenazando con que, si "no actúa rápido", podría "quedarse sin país".
Esta es solo una de las cesiones que parece asumir Trump, la marcha de Zelenski de la Presidencia del país. En la cita en Alemania quedó claro que la primera potencia mundial no tiene intención de sumar pronto al ucraniano a sus negociaciones de paz. De hecho, el enviado del republicano, Keith Kellogg, aseguró que los europeos debían quedar apartados de las conversaciones en este sentido y que en primer lugar el diálogo sería entre Trump y Putin y, relegado a un tercer lugar, se incluiría al presidente ucraniano.
IMAGEN: Vladímir Putin y Donald Trump. EFE
Pero con el último mensaje del magnate queda claro que, entre las peticiones de Putin para concluir la invasión estaría despedir a Zelenski del Gobierno. ¿Cómo? A través de unas elecciones 'trucadas' en las que se introduzca algún candidato prorruso que falicite las cosas a Putin. Zelenski es un candidato europeísta, demócrata y ha sido elegido en unos comicios libres. Entre los planes del líder ruso encaja más la inclusión de algún candidato prorruso y euroescéptico, perfil completamente opuesto.
Un caso similar podría ser el de Bielorrusia, tanto EEUU como la Unión Europea han rechazado las supuestas elecciones que se han celebrado en un contexto con represión de opositores, bajo sanciones y, en definitiva, como un país completamente unido a los intereses de Putin. En dicho territorio, Alexander Lukashenko lleva en el poder desde el año 1994, algo que la Unión Europea califica como la última dictadura del continente.
¿Ejemplo de pacificador?
Entre las cesiones que pretende lograr Putin para un acuerdo de paz figura la cesión de territorios, así como revertir las sanciones y desvincular a Ucrania de sus aliados occidentales. Por ahora, no le interesa que Ucrania reciba armamento estratégico ni que se una a la OTAN y, por supuesto, no quiere que su vecino que le dé problemas. Respecto a esto, el propio Zelenski ha hablado, afirmando que si alguien quiere "sustituirle ahora mismo, esto no funcionará".
Habrá que esperar para conocer el desenlace de los acontecimientos, o al menos cómo se desarrollan las negociaciones, pero de nuevo, parece que Trump tiene las herramientas para conseguir lo que desea. Parece que podría aceptar la versión rusa del pacto de 'paz', pero también desea con todas sus fuerzas ser el ejemplo de pacificador. Si se observan los últimos movimientos, las redes sociales le pueden jugar una mala pasada y dar un giro a estas intenciones ya que, emplearlas como instrumento político y para cargar contra el dirigente del principal país afectado por una guerra que cumple tres años, no es precisamente un símbolo de paz.
MataNarcisos
23/02/2025 08:47
NARANJITO, cree que Rusia es su amiguita, no solo va a llevarse de fábula con el pendejo de Putin, si no que hasta explotará los minerales de Ucrania. Y los rusos, mucho más astutos, mas viejos en el tema de mentir, coartar, chantajear, y deshacerse de sus enemigos con unas gotitas de veneno, o la imperiosa necesidad de arrojarse por la ventana, esperan pacientemente, saben perfectamente que aquel enemigo anterior, ahora resulta ser un perrito faldero que se aviene a sus tesis, y ven con optimismo volver a recuperar no solo Ucrania, si no todos lo países del Ex-Telón de Acero, es más....seguro que serán apoyados en tal cometido por la White House!!. Tal es el grado de ESTUPIDEZ que se está demostrando, que estos días vemos como dan argumentos a toda la progresía Mundial, debido a que sus simpatizantes, se han puesto a alzar la mano con el saludo Imperial Romano, sin motivo ni razón alguna, seguro que ningún ignorante de estos conoce su origen, solo provocan y cabrean, con el fin de estar lo menos posible en el Poder, Oiga... y han puesto empeño en tal labor.
Acontracorriente
23/02/2025 09:36
Zelenski tenía que convocar elecciones
RafdelMoral
Las lenguas llegan a ser lo que son sin que nadie lo programe... además, se puede ser genocida en chino, en ruso, en alemán o en turco... etc... o en español de Venezuela...