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Internacional

El borrador del Supremo pone a prueba la influencia de Trump y anticipa un verano ‘caliente’

La filtración interesada de la ponencia del Juez Samuel Alito pone en un grave aprieto a los jueces y amenaza con generar un conflicto de competencias

Manifestantes proaborto sostienen las cabezas de los jueces del Tribunal Supremo
Manifestantes proaborto sostienen las cabezas de los jueces del Tribunal Supremo EFE

La postura del Supremo ha entristecido a Nancy Edelstein. Tiene 69 años y ha estado luchando por los derechos de las mujeres en Nueva York casi toda su vida. Vivió el movimiento de la “liberación de la mujer” de los 70, justo cuando se falló la sentencia de Roe vs Wade que amparaba constitucionalmente el derecho al aborto. “En ese momento, las abogadas Gloria Steinem y Susan Browm lideraron el camino como defensoras del derecho de las mujeres. Yo me involucré en grupos de apoyo como trabajadora social y brindé asistencia a las mujeres, especialmente a las más vulnerables, a acceder a clínicas abortivas”, explica desde el otro lado del atlántico.

A sus ojos, la lucha por los derechos femeninos ha logrado que las víctimas de violencia doméstica cuenten con más cobertura legal, además de equiparar laboralmente a las mujeres con los hombres. Unos avances que, a su parecer, pueden verse interrumpidos con el borrador del Supremo. Su postura encarna a la perfección la reacción que han tenido los estados progresistas ante la filtración. “Me enfurece que los derechos reproductivos de las mujeres estén en peligro de ser arrebatados. Hará que las mujeres vulnerables busquen procedimientos inseguros”, matiza, además de añadir que asistirá a las manifestaciones y alentará a su entorno a que también lo haga.

Como Edelstein, son muchos los estadounidenses que han apretado filas ante la posible derogación del aborto. Pero no es algo nuevo. El debate sobre la interrupción del embarazo ha influido en todas las elecciones presidenciales y al Senado a lo largo de 50 años y es un revulsivo que apunta al corazón de la opinión pública. Algo que tiene consecuencia directa a en la estrategia demócrata y republicana. Como afirma Jordi Rodríguez, experto en Comunicación Política de la Universidad de Navarra, “esto va a provocar que el debate del aborto gane presencia mediática y va a polarizar el debate en los EEUU” por lo que, con el fallo, el aborto estará en la ‘diana’ de la agenda política de ambos partidos.

El fallo del Supremo, la "bandera" de Biden

La reacción de Joe Biden ya apunta en esta dirección. Es inaudito que un presidente se posicione con un comunicado al poco tiempo de saberse cuál era  el sentido de la ponencia del juez Samuel Alito. Y más aún, si lo hace en la primera filtración del Alto Tribunal en la historia de Estados unidos. Tal y como recalca Rafael Rubio, Doctor en Derecho Constitucional de la Universidad Complutense de Madrid, es una “barbaridad” que Joe Biden no respetara el procedimiento del Tribunal Supremo y opinara haciendo de ello una “bandera”, dejando en evidencia un escaso compromiso con la división de poderes. Para los demócratas, la fuga del documento del Supremo va a incentivar la movilización de un voto demócrata que estaba decepcionado con la gestión del presidente. Así, Joe Biden buscaría rehacerse tras los bajos índices de popularidad, intentando lograr la mayoría en las dos cámaras para poder hacer una ley federal que establezca unos mínimos en el derecho al aborto. “La cuestión es si ese voto reactivo aguantará seis meses más”, apunta Rubio, hasta que lleguen los comicios de medio término en noviembre.

Por la parte republicana, si finalmente en verano el voto definitivo revierte el fallo de Roe vs Wade, será el cúlmen de una estrategia conservadora que llevaba años queriendo reabrir la puerta a regulación del aborto. El apoyo, supuestamente, de cinco votos de jueces conservadores frente a cuatro en la Corte del Supremo es fruto del legado de Donald Trump ya que durante su mandato nombró a tres jueces conservadores para relevar a los salientes que, cabe matizar, fueron elegidos a dedo por estar en contra de la doctrina actual del aborto. Es cierto que en los últimos años los estados ‘bisagra’, sobre todo Texas y Missipi, ya iban buscando generar litigación para llegar al Supremo, como explica Adam Dubin, profesor de Derecho Internacional Público de la Universidad de Comillas, pero muchas de esas tentativas fueron desestimadas. La que ha conseguido superar esa barrera cayendo en la mesa de un Supremo de tendencia conservadora ha sido la revisión del caso Dobbs vs Jackson Women’s Health Organization en Missisipi que aprobaba el aborto desde la semana 15 de embarazo. Esto abrió la caja de pandora, rescatando del archivo el precedente de Roe vs Wade.

Como explica Dubin, si finalmente el derecho al aborto queda desprotegido constitucionalmente sería una victoria para Trump, porque cumpliría así una de sus promesas de campaña, y su influencia en las legislativas de noviembre sería notoria. Además, en un momento en el que una parte del partido republicano intentar dejar atrás el movimiento MAGA (Make America Great Again), si los candidatos protrump en las legislativas consiguen los escaños suficientes en el Senado y en la Cámara Baja el futuro del partido estaría condicionado a su legado. “Lo que está claro es que el partido está empoderado por este asunto. Y las legislativas serán un ‘test’ de hasta qué punto sigue influyendo Trump”, concluye Dubin.

El aborto, ¿competencia nacional?

La guerra por el derecho del aborto también ha desatado, de nuevo, la guerra entre el Gobierno Federal y los Estados. Si hay mayoría en la votación final sobre retractar Roe vs Wade, la competencia para legislar sobre el aborto recaería en los Estados. Hasta ahora, los swing states más conservadores han estado respetando la sentencia del 73, tensando la cuerda y adaptando sus leyes restrictivas sobre el aborto. Por eso, si el aborto se queda desamparado por la enmienda 14, los territorios federados tendrían vía libre para legislar. En este sentido, el movimiento feminista teme que una circunstancia así fuerce a las mujeres a desplazarse a otro Estado para interrumpir su embarazo.

Sin embargo, la otra alternativa, la de generar una ley nacional, sería algo inaudito y un 'trofeo' para Joe Biden. Como explica Rubio, hasta ahora el fallo del 73 amparaba el aborto en base al derecho a la privacidad de la mujer y era un "marco jurídico suficiente" para los Estados. El Supremo durante 50 años no imponía "a las competencias nacionales en el ámbito de derechos fundamentales" sobre la cuestión del aborto. De esta forma, si en noviembre los demócratas consiguen tener mayoría en las cámaras y sacan adelante una ley nacional es probable que haya un "conflicto de competencias", porque no estará claro cuáles son las medidas comunes aplicables a todos los Estados. A tan solo unos meses para la votación, la filtración ha arrojado una jarra de agua fría a los jueces del Supremo. Delatados, si cambian su voto final se abriría otro debate: el de la politización de la justicia.

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