Internacional

Senegal impulsa el "bono de la diáspora" para que su colonia en España compre deuda del país

Pedro Sánchez, acompañado por los ministros Carlos Cuerpo y Elma Saiz, asiste a la firma de acuerdos de colaboración entre España y Senegal

Con la Ley de Finanzas de 2025, aprobada el pasado 24 de diciembre, Senegal ha decidido diversificar su deuda en moneda local mediante la emisión de bonos dirigidos a su diáspora. La primera campaña está programada para antes del próximo verano, ofreciendo un rendimiento del 5%, notablemente inferior al 7,75% de la última emisión de eurobonos del país. En el caso de Senegal, cumplir con los requisitos regulatorios de países como España, uno de los principales destinos de sus emigrantes a través de cayucos vía Canarias, mayormente, será un reto significativo debido a su desconfianza hacia las emisiones de deuda pública de países africanos

En agosto de 2024, el ministro de Economía, Comercio y Empresa, Carlos Cuerpo, lanzó en Dakar un plan para impulsar el comercio e inversión con África para aprovechar su amplio capital humano y favorecer el crecimiento económico "con un marco estratégico conjunto, para impulsar iniciativas que nos permita avanzar juntos hacia un crecimiento más robusto, sostenible y justo". En 2025 las autoridades senegalesas, que ya el pasado ejercicio hicieron dos emisiones de eurobonos por 500 millones al mercado financiero, esperan que España permita a sus nacionales comprar deuda del tesoro senegalés como herramienta de capitalización pública. A 30 de junio de 2024, según los datos de los ficheros extraídos del Registro Central de personas extranjeras, gestionado por la Dirección General de Policía del Ministerio del Interior, en España hay 78.255 senegaleses

Samir Bouzidi, experto en movilización de diásporas africanas y director general de la startup solidaria 'Impact Diáspora', destaca la importancia de co-construir estas iniciativas con la diáspora para garantizar su éxito y beneficio mutuo. A su juicio, "India e Israel, dos campeones mundiales en este ámbito, basan sus éxitos en la integración particularmente exitosa de su diáspora en todos los niveles institucionales, sociales y económicos. En la India, el 30% de la inversión directa (IED) proviene de la diáspora. En cuanto a Israel, es el único Estado del mundo construido por la diáspora".

Tras los pasos de Nigeria

Senegal sigue los pasos de Nigeria, que en 2017 realizó con éxito su primer “bono de la diáspora”, recaudando 300 millones de dólares. Sin embargo, pocos países africanos han replicado esta estrategia desde entonces, incluidos los propios nigerianos, quienes optaron por eurobonos debido a su mayor facilidad de colocación a pesar de los elevados costos. En 2025, Nigeria también planea relanzar esta herramienta financiera.

Sobre el papel, los bonos de la diáspora prometen ser ventajosos: menor costo de deuda, fortalecimiento de vínculos con los emigrados y mayor soberanía financiera. Pero su implementación es compleja y con resultados inciertos, ya que depende de múltiples factores, como el nivel de educación financiera de la diáspora, su confianza en el Estado y la percepción de las garantías ofrecidas.

La experiencia de Senegal con estos instrumentos no ha sido alentadora. En 2019, un bono de 30 millones de euros emitido por el Banque de l'Habitat du Senegal (BHS) solo consiguió un 43% de suscriptores provenientes de la diáspora africana, mientras que el resto correspondió a instituciones financieras de la región.

Además, los hábitos de ahorro de la diáspora senegalesa presentan un desafío: solo el 5% de los 2.940 millones de euros enviados al país en 2023 se destinó a ahorro, y principalmente en cuentas líquidas. Para maximizar el potencial de este sector, el gobierno podría desarrollar productos financieros más atractivos, como planes de ahorro vinculados al desarrollo nacional o bonos islámicos (sukuks) que atraigan tanto a senegaleses como a inversores musulmanes en otros países.

El éxito de países como India e Israel con esta estrategia financiera se basa en la integración plena de sus diásporas en el tejido social, económico e institucional. En el caso de Senegal, cumplir con los requisitos regulatorios de países como Francia, Italia o España, principales destinos de sus emigrantes, será un reto significativo debido a su desconfianza hacia las emisiones de deuda pública de países africanos.

Para que el proyecto tenga éxito, es crucial definir un plan estratégico claro que abarque desde el diseño del bono hasta la construcción de confianza con los potenciales inversores. Este último punto es especialmente relevante tras las tensiones políticas generadas por las elecciones de 2024, que han dejado a la diáspora senegalesa profundamente dividida.

La Ley de Finanzas de 2025 destina parte de los fondos recaudados con los bonos a proyectos como una planta de procesamiento de mangos en Casamance. Sin embargo, para maximizar el impacto y la aceptación, el gobierno debería priorizar inversiones de mayor calado, como presas hidroeléctricas o infraestructura crítica, que generen un valor percibido más alto para los inversores. El éxito de esta iniciativa dependerá de la capacidad del gobierno para entender y movilizar a toda la diáspora, promoviendo la unidad y confianza en un momento clave. Como dice un proverbio senegalés, “Un buen converso será un mejor predicador”, y el futuro de los bonos de la diáspora puede estar en manos de quienes comprendan y escuchen a los emigrados.

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