Internacional

Marco Rubio, el nuevo secretario de Estado de Donald Trump con origen en Canarias

La relación de Canarias con EEUU surge desde el mismo instante en el que se produce la independencia cuando George Washington brindó con vino canario

  • El próximo secretario de Estado de EEUU, Donald Trump -

El senador republicano por Florida Marco Rubio, uno de los rostros más influyentes de su partido, toma posesión como secretario de Estado y, cosas de la vida, tiene origen en Canarias. El padre del senador Marco Rubio, Mario Rubio, es de origen cubano. Mario y su esposa, Oria García, emigraron de Cuba a los Estados Unidos en 1956, dos años antes de que Fidel Castro tomara el poder en la isla. Se establecieron en Miami, Florida, donde Marco Rubio nació en 1971. "De parte de padre tengo antecedentes de Canarias. Los archivos de genealogía están en Cuba, así que sería bueno seguir buscando allá", señala el nuevo secretario de Estado norteamericano con Donald Trump en referencia a sus antepasados procedentes del archipiélago canario.

El profesor e investigador Jaime Rubio señala que "en Canarias somos muy pocos, diría apenas un par de cientos de personas" y "con las matemáticas en la mano diría que su padre tiene origen en Las Palmas, por no decir que sería de Arucas, donde nos concentramos casi todos por razones de tierras, comercio, herencias y arraigo". En la Península el apellido Rubio es más frecuente en Soria, Segovia y Cuenca. Para Rubio Rosales, la llegada del primer Rubio a Cuba sería a mediados del siglo XIX, empujados por la escasez de tierras y oportunidades en Canarias, miles de isleños, principalmente de Gran Canaria y Tenerife, emprendieron el viaje hacia Cuba en busca de una vida mejor. Las promesas de mejores salarios y la posibilidad de adquirir tierras atrajeron a numerosos canarios, quienes se establecieron principalmente en las zonas rurales de la isla, dedicándose a labores agrícolas como el cultivo de la caña de azúcar y el tabaco.

Mucho antes, a mediados del siglo XVI, España, con la mira puesta en proteger sus intereses comerciales y contener a sus rivales europeos, estableció el primer asentamiento europeo en lo que hoy es Estados Unidos: San Agustín, Florida. Entre los colonos que se aventuraron a esta nueva tierra se encontraban numerosos canarios, quienes, con su espíritu emprendedor y su conocimiento de la agricultura, contribuyeron de manera significativa al desarrollo de la colonia. Su legado cultural y genético pervive hasta nuestros días en la rica diversidad de Florida.

Los vinos canarios, especialmente los de Tenerife, gozaban de una gran reputación en América. Esta relación comercial se intensificó significativamente tras la Guerra de Independencia de los Estados Unidos.

Marco Rubio aseguró en 2014 tras un encuentro con Mariano Rajoy en Miami que "en Florida España ha contribuido muchísimo, y la colonia española en Estados Unidos contribuye muchísimo al enlace y al intercambio económico. (...) La comunidad latina en EEUU ha tenido una influencia que sigue creciendo económicamente y sin duda la piedra madre de todo hispano es España, de ahí es de donde descendemos todos, de alguna manera o de otra", asegura. El senador republicano hace unos años dijo que "tuve un tío gallego en Cuba, había muchísimos gallegos, y los gallegos tuvieron una influencia muy grande en la vida de muchos cubanos. Por ejemplo, el primer trabajo de mi padre fue en una cafetería a los 9 años de edad y el trabajo se lo dio un español, un gallego que era el dueño de esa cafetería... aunque lo botó también por robarse un chocolate", recordó.

George Washingtonbrindó con vino canario

La relación de Canarias con EEUU surge desde el mismo instante en el que se produce la independencia hasta el punto George Washington debió brindar con vino canario, era muy popular en aquella época. La dependencia económica de las Islas Canarias respecto a los Estados Unidos se hizo cada vez más evidente en el periodo comprendido entre 1783 y 1810. George Washington escribió a John Hancock, por entonces gobernador de la provincia de Massachussets , para pedirle que al menos 5 o 6 pipas de vinos canarios fueran para sus enfermos.

Carlos Cólogan, escritor e investigador especializado en el comercio atlántico del siglo XVIII, recuerda que la práctica totalidad de las exportaciones canarias se dirigían al mercado estadounidense, mientras que las importaciones de productos básicos, como los cereales, dependían casi exclusivamente de este mismo mercado. La persistente sequía que azotó las islas durante este periodo agravó aún más esta dependencia. La conexión comercial entre las Islas Canarias y las 13 Colonias fue profunda y de larga data, aunque a menudo se subestima. Los vinos canarios, especialmente los de Tenerife, gozaban de una gran reputación en América. Esta relación comercial se intensificó significativamente tras la Guerra de Independencia de los Estados Unidos.

La victoria de los colonos estadounidenses en Yorktown, donde las tropas francesas y americanas derrotaron a los británicos, marcó un punto de inflexión en las relaciones comerciales entre ambos continentes. La celebración de la paz en Filadelfia, regada con vinos canarios, es un testimonio de la importancia que ya habían adquirido estos caldos en el mercado estadounidense. Thomas Jefferson conocía muy bien el sur de Gran Canaria por el factor del transporte marítimo y por el vino. En el libro de John Hailman 'Thomas Jefferson en Vino' se detalla que tanto él como George Washington eran adictos al vino de las islas. En 1785, mientras Jefferson vivía en París como ministro americano, Canarias apenas exportaba vino; pero él sí lo consumía. En 1815, sin embargo, cuando Jefferson se retiró a Monticello, ordenó llenar de vino canario su bodega de Virginia.

La historia del cochino negro canario se entrelaza con la de Estados Unidos de una manera sorprendente. El propio Thomas Jefferson, un apasionado de la agricultura y la gastronomía, adquirió ejemplares de esta raza para su granja en Virginia.

A partir de ese momento, las ventas de vinos de Tenerife a los nuevos Estados Unidos experimentaron un crecimiento exponencial. El Puerto de La Cruz, en Tenerife, se convirtió en un centro neurálgico de este comercio, llegando a tener un cónsul estadounidense en paralelo a los de Cádiz y Málaga. Si bien la familia Franchi había sido un actor clave en el comercio con Filadelfia, a mediados del siglo XIX la firma irlandesa de Juan Cólogan e Hijos desde Tenerife se alzó como el principal competidor, estableciendo un dominio casi absoluto en este mercado. Los Pasley, una familia escocesa con intereses comerciales tanto en Tenerife como en Madeira, representaban una seria competencia, aprovechando la mayor reputación del vino de Madeira en algunos mercados. Esta rivalidad comercial dinamizó el sector vinícola canario y contribuyó a la diversificación de los destinos de exportación.

Historia del cochino negro canario

Asimismo, la historia del cochino negro canario se entrelaza con la de Estados Unidos de una manera sorprendente. El propio Thomas Jefferson, un apasionado de la agricultura y la gastronomía, adquirió ejemplares de esta raza para su granja en Virginia. Esta decisión, que podría parecer anecdótica, tuvo un impacto duradero en la genética porcina estadounidense. Hoy en día, estudios científicos como el realizado por el Centro de Investigación en Genómica Agrícola de la UAB nos permiten comprender mejor las características genéticas únicas de esta raza y su adaptación a las condiciones ambientales de las Islas Canarias. La carne del cochino negro canario, con su sabor intenso y su valor histórico, es un verdadero tesoro gastronómico y un ejemplo de la riqueza y diversidad del patrimonio agroalimentario de las Islas.

La devastación causada por la guerra en América generó una demanda sin precedentes de bienes y servicios. Los barcos que antes transportaban tropas y suministros militares se dedicaron al comercio, lo que provocó una caída en los precios del flete y de las materias primas como la madera, el trigo y la harina. Esta situación favoreció enormemente las exportaciones de vino canario, ya que los productores isleños podían adquirir a bajo costo los productos que necesitaban para la elaboración del vino y otros fines. La relación comercial entre las Islas Canarias y las 13 Colonias fue una historia de éxito, marcada por la alta calidad de los vinos canarios y por las circunstancias históricas que favorecieron este intercambio. La Guerra de Independencia de los Estados Unidos y las consecuencias económicas que trajo consigo consolidaron este vínculo comercial, convirtiendo a los vinos isleños en un producto de gran demanda en el nuevo continente.

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