Golpes, quemaduras, huesos rotos, estos fueron solo algunos de los abusos a los que fue sometida Sara. El periódico The Times ha publicado esta noticia en portada después de la conmoción que ha dejado este suceso en la sociedad británica y que ha culminado con un desenlace desgarrador. Una niña que vivió un auténtico infierno de continuos abusos a manos de su propia familia.
De acuerdo con el diario The Times, el padre y la madrastra de la menor han sido condenados por asesinato tras llevar a cabo lo que ha sido descrito como una "campaña de abusos" en su contra. Los progenitores han sido hallados culpables de someter intencionadamente a esta niña indefensa a actos de maltrato.
Urfan Sharif, de 42 años, y su esposa, Beinash Batool, de 30, acabaron con la vida de Sara en su domicilio en Woking, Surrey, el 8 de agosto del año pasado. Faisal Malik, de 29 años, hermano de Sharif y tío de Sara, quien también vivía en la misma casa, también ha sido de haber causado o permitido la muerte de la niña. Después del fallecimiento de Sara, los tres escaparon a Pakistán.
Según han confirmado agencias británicas (AP), el descubrimiento se hizo después de que Urfan Sharif llamara a la policía de Reino Unido desde Pakistán para decir que la había “castigado con razón, y que ella murió”, como corroboraron los fiscales. El padre de Sara añadió que no era su intención matarla pero que la había “golpeado demasiado”.
“Ver las imágenes de Sara riendo y bromeando incluso cuando tenía signos de lesiones en el cuerpo y saber lo feliz que era la niña en el colegio, le encantaba cantar y bailar, y saber lo que le ha ocurrido, es la parte más conmovedora del caso”, dijo Libby Clark, fiscal especializada de la Fiscalía de la Corona en el caso de Sara.
25 fracturas y 71 lesiones externas
El cuerpo de Sara fue encontrado por la policía tumbado sobre su cama. El examen forense encontró 25 fracturas y 71 lesiones externas, incluidas marcas de mordeduras humanas y quemaduras causadas por una plancha doméstica.
Distintas agencias también han confirmado a través de los fiscales del caso que Sharif y Batool sometieron a Sara a castigos extremos, como atarle las muñecas y los tobillos con cinta adhesiva y cubrirle la cabeza con capuchas improvisadas hechas de bolsas de plástico. Además, la menor presentaba una fractura en la columna vertebral equivalente a una caída desde seis metros de altura, junto con múltiples lesiones graves: fracturas en las costillas, en los omóplatos, en los dedos y once fisuras adicionales en la columna. También se detectaron signos de una lesión cerebral traumática.
Cuando se encontró el cuerpo de Sara, había una nota manuscrita por Sharif, donde confesaba: “Quien encuentre esta nota, soy yo, Urfan Sharif, quien mató a mi hija a golpes. Estoy huyendo porque tengo miedo, pero prometo entregarme y aceptar el castigo. Juro por Dios que mi intención no era matarla, pero perdí el control”.
El fiscal William Emlyn Jones afirmó que los tres acusados compartían el mismo hogar con Sara, y consideró "inconcebible" que solo uno de ellos hubiera actuado de manera aislada. Argumentó que cada uno de los sospechosos trató de culpar a los demás. Según la versión de Sharif, la responsable de la muerte de Sara era Batool, su madrastra, y alegó haber realizado una confesión falsa para protegerla. Finalmente, tras seis días de testimonio, terminó admitiendo su culpa ante el jurado con las palabras: “Acepto todo”.
Además, señaló que la violencia hacia Sara se había vuelto tan habitual que nadie reaccionaba, incluso cuando la niña se presentaba con moretones visibles durante reuniones familiares, como en una barbacoa.
Meses antes del fallecimiento de Sara, el Consejo del Condado de Surrey dio por concluida una investigación sobre su familia tan solo seis días después de que sus maestros presentaran una denuncia. Los docentes habían observado hematomas en el ojo de la niña y debajo de su hijab, según relataron durante su testimonio en el tribunal de Old Bailey.
Después de la huida de los acusados a Pakistán, la policía pudo identificarlos y devolverlos a Reino Unido, donde ya se enfrentan en el juicio a penas de prisión por el asesinato de la pequeña.
Han sido declarados culpables de las atrocidades cometidas hacia Sara Sharif, que incluso llena de golpes, soñaba con ser una “princesa de cuento” y esperaba tener un futuro mejor algún día. La opinión pública que se ha volcado en este caso no ha parado de pedir “justicia para Sara”, esperando ver una condena a la altura de uno de los más terribles sucesos.