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Internacional

Estados Unidos confina todas sus prisiones federales por una guerra entre bandas

"Como medida de extrema precaución, hemos cerrado nuestras instalaciones de manera temporal para garantizar el orden en nuestras instituciones", indicaron desde la agencia gubernamenta

Imagen de archivo de una prisión.

El sistema de prisiones federales de Estados Unidos decretó este lunes un confinamiento de todas sus instalaciones tras una pelea entre bandas rivales en un centro penitenciario de Texas que dejó dos reos muertos y otros dos heridos.

Según informó la Oficina de Prisiones en un comunicado, el altercado se produjo en la mañana del lunes en la prisión federal de Beaumont (Texas) y en ella participaron miembros de la banda salvadoreña MS-13. Ante el temor de que este tipo de altercados se reprodujesen en otras prisiones o de que hubiese represalias, el sistema federal de prisiones (compuesto por 122 centros en EE.UU.) optó por declarar un confinamiento.

"Como medida de extrema precaución, hemos cerrado nuestras instalaciones de manera temporal para garantizar el orden en nuestras instituciones", indicaron desde la agencia gubernamental. Desde la Oficina de Prisiones también indicaron que esperan que el confinamiento tenga una duración corta.

Cancelan las visitas

Cuando una prisión se confina, se cancelan todas las visitas y los presos permanecen en sus celdas prácticamente todo el tiempo, sin salidas a las zonas de ejercicio o al resto de espacios comunes. Los dos reos fallecidos en la pelea del lunes son Andrew Pineda, de 34 años, y Guillermo Riojas, de 54.

El pasado jueves tuvo lugar en el estado de Alabama la segunda ejecución del año de un preso en una prisión de EE.UU., después de que la mayoría conservadora en el Tribunal Supremo se negara a suspender la implementación de la pena capital.

Ese día, Matthew Reeves, un hombre negro de 43 años, falleció tras recibir la inyección letal en la prisión de Holman, en Alabama, sin pronunciar últimas palabras ni querer comer nada durante todo el día. Su defensa había intentado detener su ejecución al argumentar que padecía de discapacidad intelectual y que no le dieron la ayuda necesaria para decidir cuando en 2018 le entregaron documentos que le permitían cambiar el método por el que se le aplicaría la pena de muerte. 

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