Internacional

Deportaciones ilegales: 1,6 millones de niños ucranianos están bajo el control ruso

Maria Lvova-Belova, comisionada de Derechos del Niño de Rusia, tiene una orden de arresto por la Corte Internacional en relación a este asunto

  • Maria Lvova-Belova -

El Gobierno de Kiev, haciendose eco de las organizaciones ucranianas de Derechos Humanos, ha cifrado en 1,6 millones los niños que se encuentran bajo "control" ruso. El jefe de la Oficina de la Presidencia, Andri Yermak ha denunciado que muchos son reclutados a la fuerza en organizaciones militares y programas de propaganda para "destruir su identidad".

Así lo admitía una madre ucraniana refugiada en Zaragoza hace pocos días en Vozpópuli, que cuando comenzó su huida desde la masacrada Bucha en 2022 fue consciente de esto.  "Me enteré de que eran estrictos con los papeles y el pasaporte de mis niños porque ya habían empezado los primeros secuestros. Cuando la invasión empezó me enteré de que las tropas de Putin asediaron nuestra ciudad y se llevaron a una de las amigas de mi hija del colegio. Se cree que está en Bielorrusia, pero nunca hemos vuelto a saber nada de esa niña hasta ahora. Hacen esto para cambiarles el pasaporte, lavarles el cerebro y contarles su verdad”, mencionó la madre con una profunda tristeza, afirmando que esto fue un punto definitivo para abandonar su país. No quería que le pasase lo mismo a sus hijos. 

La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, la Corte Penal Internacional, Amnistía Internacional y multitud de entidades han definido estas deportaciones forzosas como crímenes de guerra. 

Es más, la Corte Penal Internacional  ha emitido órdenes de arresto contra el presidente Vladímir Putin y de su comisionada de Derechos del Niño, Maria Lvova-Belova, de la que se cree que es la cabecilla de esta operación que busca "rusificar a los niños". Lvova-Belova ha sido acusada por funcionarios ucranianos y británicos de supervisar la deportación forzada y la adopción de niños de Ucrania. Yermak se ha referido a esto y ha dicho que esto es "sólo el comienzo", ya que Ucrania busca recuperar a sus niños, un tema muy sensible y de la que acusan a la comisionada de ser la máxima responsable. 

"Su identidad ucraniana es destruida sistemáticamente", ha denunciado Yermak, que habla de "una política planificada de secuestro" de menores de edad. "Los crímenes rusos contra los niños continúan", ha advertido.

El Jefe de la Oficina de la Presidencia ha remarcado, despues de hacerse eco de estos datos, que Ucrania está poniendo a su propia disposición "todos los instrumentos nacionales e internacionales para castigar a los organizadores y autores de estos crímenes".

María Lvova-Belova, ha sido sancionada por Estados Unidos, la Unión Europea, el Reino Unido, Canadá y Australia, mientras que frente al régimen de Putin se muestra como una mujer tradicional, religiosa, familiar y altruista, actualmente, si viaja a cualquiera de los 123 estados que son miembros del Estatuto de Roma, su aprehensión y traslado a la Corte Penal es obligatorio. Mientras, ella afirma que su labor es "maravillosa", ya que alejan de la zona de guerra a los niños para crearles "buenas condiciones para que estén rodeados por personas cariñosas y afectuosas".

Relatos que estremecen

Según testimonios de testigos obtenidos por la Comisión de Investigación de las Naciones Unidas sobre Ucrania, algunos de los niños han experimentado malas condiciones de vida o abusos mientras vivían bajo la custodia del estado ruso.

Son multitud los relatos de niños que corroboran como el estado ruso quiso adoctrinarles. Ksenia relató en un escrito recogido por la ONU su experiencia de intento de “lavado de cerebro” por parte de los rusos y afirma que les obligaban a decir que “si Rusia no hubiera invadido, entonces Ucrania habría invadido primero”. Lo mismo le hicieron Rostaliv Lavrov, que con 16 años fue trasladado a Crimea, ocupada por Rusia, en el sur de Ucrania, donde fue mantenido en una celda de 1.8 x 1.8 metros.  Durante un año, Rostaliv fue retenido allí sin teléfono y los rusos intentaron adoctrinarlo. Afirma que todas las mañanas tenían que escuchar el himno ruso, y a menudo les decían que "Ucrania ya no va a existir y tú no eres necesario en ningún lugar. Nadie te espera en casa". 

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