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Internacional

Máxima tensión entre Rusia y la OTAN: las claves del conflicto en Ucrania

Tras años de enfrentamiento armado y acuerdos incumplidos, la posible invasión de Ucrania por parte de Putin lleva a máximos la tensión entre la OTAN y Rusia

La explosión de un gasoducto y un coche bomba dispara la tensión en Ucrania
El presidente de Ucrania visita a las tropas desplegadas en la frontera con Rusia. EFE

El masivo despliegue de tropas rusas cerca de la frontera de Ucrania ha reavivado los tambores de guerra en esta antigua república soviética. Con el conflicto iniciado en 2014 todavía enquistado y la zona convertida ya en tablero de la geopolítica mundial, diversos gobiernos libran estos días un particular pulso dialéctico a golpe de amenazas.

Moscú es el principal valedor de los rebeldes separatistas que se hicieron hace casi ocho años con el control de gran parte de la región del Donbás.

Los Acuerdos de Minsk, suscritos inicialmente en septiembre de 2014 y ampliados en febrero de 2015, estaban llamados a poner fin al conflicto en el este de Ucrania, pero a día de hoy siguen sin haber surtido efecto y las partes firmantes se cruzan constantes reproches sobre supuestos incumplimientos. Más de 13.000 personas han muerto víctimas de la guerra, según datos de la ONU.

Las revueltas de Maidán

Una serie de revueltas europeístas y nacionalistas derrocaron al presidente ucraniano y prorruso Victor Yanukóvich, después de que este suspendiera el acuerdo de asociación con la Unión Europea, programada para el 29 de noviembre de ese año. Rusia había ofrecido importantes contraprestaciones económicas para derribar el acuerdo con la UE.

El 21 de noviembre miles de personas se manifiestan contra en el Gobierno en la plaza de la Independencia (Maidán) de Kiev. El 21 de marzo de 2014 Yanukóvich huyó del país y fue acogido en Rusia.

El Donbás y Crimea

En 2014 el conflicto se recrudece cuando los rebeldes separatistas prorrusos se hicieron con el control de gran parte de la región del Donbás. El apoyo político y armamentístico a este conflicto estuvo acompañado también en 2014 por la anexión de la península de Crimea, en un movimiento cuya legitimidad no reconoce Occidente.

La anexión de Crimea, por su parte, ha terminado por convertirse en una política de hechos consumados, puesto que la península se mantiene dominada por Rusia a pesar de la campaña de presión internacional que encabezó Estados Unidos. El presidente ruso, Vladimir Putin, ha visitado en numerosas ocasiones esta península para dejar claro que ahora es él quien la controla.

Incumplimiento de los Acuerdos de Minsk

El 11 de febrero de 2015, Ucrania, Rusia, Francia y Alemania acordaron un alto el fuego en el enfrentamiento a través de los acuerdos de Minsk. El acuerdo preveía la retirada de todo el armamento pesado a la misma distancia por parte de ambos bandos con el fin de crear una zona de seguridad, un punto crucial que no fue respetado por ninguna de las partes.

Para las milicias prorrusas, la referencia sería la línea de separación acordada en Minsk en septiembre de 2014, lo que significa un retroceso frente a sus actuales posiciones, un proceso que deberá verificar la OSCE (Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa).

Se contemplaba igualmente comenzar un diálogo para la convocatoria de elecciones locales en las zonas bajo control rebelde, una amnistía general para todos los participantes en el conflicto y la liberación de todos los rehenes y canje de prisioneros de guerra. Kiev debería reanudar los pagos sociales, pensiones y servicios bancarios en las zonas rebeldes, y a cambio restablecerá el pleno control de la frontera ruso-ucraniana en la zona de conflicto para finales de 2015. Y en el plano político, una reforma constitucional para la descentralización de Ucrania, aunque no se habla de una federalización, que era una de las exigencias de Moscú.

Despliegue ruso en 2021

Y así se llega hasta noviembre de 2021, cuando un inesperado despliegue militar ruso cerca de la frontera de Ucrania hizo saltar de nuevo todas las alarmas. Las cifras bailan, pero serían más de 100.000 los militares que forman parte de este operativo y altos cargos de Estados Unidos han advertido de la capacidad de Rusia para dar nuevos pasos en un corto periodo de tiempo.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, pronosticó el miércoles en rueda de prensa que Rusia "entrará" en Ucrania tarde o temprano, el mismo día en que su secretario de Estado, Antony Blinken, estaba en Kiev para reafirmar el apoyo norteamericano al Gobierno de Volodimir Zelenski, que ve lejana ya la promesa de acabar con el conflicto con la que ascendió al poder en 2018.

El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, también ha advertido de que el riesgo de que haya un conflicto es "real", mientras que la Unión Europea habla igualmente de una potencial "invasión", sin medias tintas. Ambos bloques son clave en el futuro que atisba Ucrania lejos de la órbita rusa, especialmente una Alianza Atlántica a la que quiere unirse cuanto antes.

Frenar a la OTAN

Moscú justifica sus controvertidos movimientos precisamente en el acercamiento de Kiev hacia la órbita estadounidense, en particular la OTAN. Teme que sea la puerta de entrada al despliegue de armas en el país vecino y Putin ya ha deslizado en varias ocasiones mensajes que dejan claro que no se quedará de brazos cruzados si se cruzan ciertas líneas rojas.

La principal reivindicación rusa consiste en que la OTAN frene su expansión en el este de Europa, en un momento en que Zelenski ha reclamado a sus aliados que den a Ucrania el respaldo definitivo introduciendo un calendario claro hacia la integración. Stoltenberg ha dejado claro que la Alianza no está dispuesta a que nadie le dicte quién y cuándo puede unirse.

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