Las autoridades chinas han anunciado este martes la apertura de una investigación antimonopolio contra Google, además de agregar a las empresas estadounidenses Illumina y PVH Group, propietaria de marcas como Calvin Klein y Tommy Hilfiger, a su lista de entidades "no fiables", según apunta Europa Press.
Estas medidas contra compañías estadounidenses se suman a la decisión de Pekín de aplicar controles sobre la exportación de metales como el wolframio y el bismuto, tras anunciar también la imposición de nuevos aranceles sobre productos de EE. UU., entre ellos un 15% sobre el carbón y el gas licuado, así como un 10% sobre el petróleo, a partir del 10 de febrero.
La Administración Estatal de Regulación del Mercado de China ha abierto una investigación contra Google, que suspendió sus servicios de búsqueda en el país en 2010, bajo la sospecha de que la compañía podría estar infringiendo la Ley Antimonopolio de China. Sin embargo, las autoridades no han ofrecido más detalles sobre el caso.
El Ministerio de Comercio de China también ha informado hoy de la inclusión de PVH Group e Illumina en la lista negra de entidades no fiables. El gobierno chino acusa a estas empresas de violar los principios comerciales del mercado, interrumpir relaciones comerciales con empresas chinas, adoptar medidas discriminatorias y perjudicar los derechos e intereses legítimos de empresas chinas.
Estas medidas contra compañías estadounidenses se suman a la decisión de Pekín de aplicar controles sobre la exportación de metales como el wolframio y el bismuto, tras anunciar también la imposición de nuevos aranceles sobre productos de EE. UU
Además, Pekín ha anunciado restricciones en la exportación de metales estratégicos como wolframio, bismuto, molibdeno y telurio, con el objetivo de proteger la seguridad y los intereses nacionales.
Estas nuevas medidas se suman a los aranceles sobre productos de EE. UU. impuestos por China, que afectarán especialmente al carbón, el gas licuado y el petróleo, así como a otros productos como maquinaria agrícola y vehículos de gran cilindrada. La medida se produce después de que el presidente de EE. UU., Donald Trump, implementara un arancel adicional del 10% sobre productos chinos.
El Ministerio de Finanzas de China ha manifestado que los aranceles impuestos por EE. UU. violan las normativas de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y perjudican la cooperación económica entre ambos países. En respuesta, China ha anunciado su intención de presentar una demanda ante la OMC.
El economista principal de Capital Economics para China, Julian Evans-Pritchard, ha destacado que las medidas de Pekín son relativamente modestas en comparación con las decisiones de EE. UU. y parecen diseñadas para enviar un mensaje sin causar un daño significativo. Sin embargo, no se descarta que estas represalias puedan resultar contraproducentes, alentando a Trump a imponer aún más aranceles.
Las nuevas medidas arancelarias de China podrían afectar importaciones estadounidenses por hasta 20.000 millones de dólares al año, lo que representa alrededor del 12% de las importaciones totales de EE. UU. a China, una cifra mucho menor a los 450.000 millones de dólares de productos chinos que están bajo amenaza en EE. UU.
Las nuevas medidas arancelarias de China podrían afectar importaciones estadounidenses por hasta 20.000 millones de dólares al año, lo que representa alrededor del 12% de las importaciones totales de EE. UU. a China
A pesar de las represalias, Evans-Pritchard sugiere que Pekín aún tiene la opción de dar marcha atrás, posponiendo o cancelando los aranceles antes de su entrada en vigor, o concluyendo la investigación contra Google sin sanciones. También podría continuar autorizando licencias de exportación para los minerales mencionados.
El experto concluye que Pekín parece estar buscando una solución similar a la que México y Canadá alcanzaron con Trump, con el objetivo de revertir la última subida de aranceles. Sin embargo, subraya que las tensiones económicas y políticas entre China y EE. UU. son mucho más profundas que las existentes entre EE. UU. y sus vecinos, lo que genera incertidumbre sobre la posible escalada de las tensiones comerciales.