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Internacional

El auge de candidatos contra los partidos tradicionales: los 'Pablo Iglesias' de este mundo

El líder de Podemos, Pablo Iglesias.

La palabra crisis, que tiene etimología griega, habla de ruptura con lo anterior, de cambio y de incertidumbre. Las cosas, en resumen, dejan de estar claras y los preceptos que previamente parecían una ley natural cambian con velocidad cuando la sociedad se deprime. Eso, por supuesto, se ve exacerbado en política. Antes de que la economía mundial colapsase casi todos los países tenían muy claros sus partidos. Se estilaba, aunque no siempre, el bipartidismo y las estructuras para llegar al poder se fueron dinamitando ante la llegada de otros que querían una política diferente. 

Pero llegó la crisis y la tradición dejó de ser la respuesta. ¿Cómo aceptar que no pudieron hacer más? Por eso se ven las grietas en los partidos tradicionales, el rechazo a lo de siempre y la apertura a nuevos grupos que, normalmente, aparecen con ideas más radicales, más transgresoras. Hay una derecha radical centroeuropea, con giros xenófobos y ultranacionalistas, que se extiende, aparece en Francia, en los países escandinavos, en la Europa del Este e incluso en Reino Unido, pero lo más común es que la novedad aparezca empujando desde la izquieda. 

El caso español es claro. Una fuerte crisis, rechazo a la austeridad, el paro por las nubes y la aparición de Pablo Iglesias y Podemos de la nada. Pasaron de no aparecer en las encuestas a tener cinco eurodiputados en cuestión de horas, se convirtieron en importantes en Andalucía y, coaligados con fuerzas urbanas, se hicieron con el poder en las principales ciudades del país. Un ascenso meteórico al calor de las necesidades pasadas durante la crisis y con el estilete de un líder fuerte, carismático y de discurso rotundo que ha sabido encontrar los resortes para hacer saltar la tradición política española. Como él, muchos otros, de unos y otros modos, con más o menos edad, pero en todos los casos con unas raíces comunes que les dibujan como un movimiento que no es local sino global. Estos son los otros 'Pablo Iglesias' del mundo. 

Partido Comunista de Japón


Kazuo Shii

Durante este último año, el líder del Partido Comunista japonés, Kazuo Shii, está siendo la sorpresa en el país. En las elecciones de diciembre, el LDP del primer ministro Shinzō Abe obtuvo una victoria aplastante sobre el centrista Partido Democrático, un dato al que se sumaba un crecimiento de los comunistas en 13 escaños, hasta los 21, recibiendo más de seis millones de votos.

Lo que podría considerarse, ya que es el 5º partido en el Parlamento nipón, como un crecimiento pasajero, ha tenido su explosión en las elecciones locales y regionales de abril, en donde el partido de Shii se ha situado como 4º fuerza en las asambleas locales, con 111 escaños, y como principal fuerza de la oposición, superando al Partido Democrático, y 3º en escaños (136, frente a los 127 de los demócratas) en los consejos de ciudad, dado que la primera y la segunda formación son las que actualmente están en el Gobierno.

Kazuo Shii, de 61 años, es secretario general y líder del partido desde el año 2000. Su programa, que ha conseguido sumar a su fuerza más de tres millones de votos en los últimos cuatro años, defiende una política contra el “capitalismo sin reglas” abogando por “llegar a una sociedad socialista/comunista”, aunque propone que de cara a su política inmediata realizarían un “cambio democrático en el marco del capitalismo”. Entre sus reformas está la de reducir las largas jornadas laborales niponas, el antimilitarismo, establecer sistema de salud similar al europeo, el control de las actividades de las grandes corporaciones, aumentar la responsabilidad social de las empresas y cambiar las políticas económicas para que el Gobierno “deje de servir a las grandes corporaciones y a los círculos empresariales y defienda los intereses de la ciudadanía”.

Partido Democrático del Pueblo (Turquía)
Selahattin Demirtaş y Figen Yüksekdağ

Antes de que tengan lugar las elecciones españolas, que son la siguiente prueba de fuego para estas formaciones políticas que abogan por un giro a la izquierda -tras el triunfo de Tsipras-, tendrán lugar en noviembre otros comicios en donde una fuerza política emergente podría consolidarse como uno de los mayores quebraderos de cabeza del presidente turco Recep Tayyip Erdoğan; ellos son Selahattin Demirtaş y Figen Yüksekdağ, los líderes del Partido Democrático del Pueblo.

Esta formación, considerada por los analistas similar a Syriza y Podemos, obtuvo en las pasadas elecciones el 13% de los votos pese a que todas las encuestas les situaron más abajo durante toda la campaña. En ésta, según apuntan los sondeos, podrían haber crecido hasta cerca de un 15% en apoyos. El HDP, formación kurda de izquierdas, aboga por una nueva Constitución en la que se defiendan los derechos de la minorías -entre ellas la kurda, el colectivo LGTB o los discapacitados-, un sistema que ahonde en la participación de los ciudadanos, la protección del medio ambiente y acabar con la explotación laboral de los trabajadores.

Partido Laborista (Reino Unido)
Jeremy Corbyn

Poco se puede decir de Corbyn que no se haya dicho ya. El nuevo líder del Partido Laborista británico es sin duda uno de los giros políticos más comentados que está viviendo Europa y el mundo. Comparado hasta la saciedad en España y Reino Unido con Pablo Iglesias, tanto que hasta el mismo líder de Podemos realizó una columna planteando esta cuestión, el laborista aboga por una política anti-austeridad, a través de la cual imprimiría dinero para comprar bonos del Banco Nacional de Inversiones y destinarlo a infraestructuras, energías verdes y ayudas públicas. Corbyn propone además subir los impuestos a los más ricos, el salario mínimo, reducir el déficit o renacionalizar algunos servicios como el de los ferrocarriles o compañías energéticas. Además, apuesta por una política contraria a atacar otros países sin autorización de la ONU, plantea la posibilidad de abandonar la OTAN, un plan de construcción de viviendas y el rescate de los hospitales construidos con capital privado, pagando con dinero público su deuda.

El caso británico tiene un elemento importante, y es que en estas últimas elecciones ha destacado el crecimiento del SNP de Nicola Sturgeon que ha obtenido 56 de de los 59 diputados escoceses de la cámara de los comunes, creciendo en cerca de un millón de votos. Este partido, de tendencia socialdemócrata y nacionalista, ha sido otro de los ejemplos de crecimiento de izquierda en el panorama europeo.

Frente de Izquierdas (Francia)
Jean-Luc Mélenchon

Si además del socialismo latinoamericano que tanto se le ha asociado a Iglesias, hubiera que pensar en otro precedente del actual líder de Podemos, habría que volver atrás, hasta 2012, en las elecciones presidenciales francesas, y al candidato del Frente de Izquierdas, Jean-Luc Mélenchon, para encontrar en Francia alguien que represente lo mismo que Podemos e Iglesias en España. Antes del exitoso resultado de los ultraderechistas del Frente Nacional, la campaña de Mélenchon, en la que apostaba por la “revolución ciudadana” y leía en sus mítines poemas de Machado, proclamas de Evo Morales, Hugo Chávez y de la Comuna de París, era la vanguardia europea del crecimiento de las formaciones a la izquierda de la socialdemocracia.

El exprofesor, exmiembro del Partido Socialista Francés de Hollande, obtuvo un 11% de los votos en la elección de 2012, acabando como 4º fuerza de la Cámara francesa y viendo como la formación de Le Pen lograba ser el azote del bipartidismo. Más tarde, Mélenchon se presentó a las elecciones europeas, tras las cuales se ha convertido en compañero de grupo de Pablo Iglesias en el Parlamento Europeo.

En el discurso de Mélenchon se puede ver la misma idea que se ha escuchado en formaciones en auge de la izquierda: rechaza los recortes, propone enfrentarse a los poderes financieros, aumentar los salarios mínimos, reducir los máximos, proteger a las víctimas de la crisis y luchar contra la corrupción.

Frente de Convergencia Nacional (Guatemala)
Jimmy Morales

Pese a que Morales pueda estar más en la onda de Beppe Grillo en Italia y sus políticas mucho más cercanas a una formación conservadora, cabe destacar el terremoto electoral que ha supuesto para el país americano la victoria en la primera vuelta de las elecciones guatemaltecas de éste cómico, que tendrá su próxima prueba de fuego el 25 de octubre, en la segunda vuelta de los comicios.

Y es que Morales, comediante de 46 años, ha representado a la antipolítica, o mejor dicho, la expresión contraria de los políticos corruptos que ha sufrido el país en sus últimos años. Por esta razón -su lemas es: "Ni corrupto, ni ladrón”- hemos decidido incluirle en esta pequeña lista. El candidato a la presidencia se define como “una clase nueva de político que respeta acuerdos y no compra voluntades, que no hace negocios para vender plazas -de trabajo-”. Además, el cómico ha conseguido convencer a parte del electorado con un discurso centrado en la salud, la educación, facilitar el establecimiento de empresas en el país y luchar contra la desigualdad, mostrándose favorable a paliar los altos índices de exclusión que tiene la sociedad guatemalteca. Pese a ello, muchos analistas dudan de sus capacidades y los orígenes de su partido, fundado por militares que han sido vinculados a crímenes cometidos durante la guerra civil de Guatemala.

Partido Demócrata (Estados Unidos)
Bernie Sanders

Pocas cosas hay más excéntricas que un socialista estadounidense. Más aún si se habla de uno que ha conseguido un razonable éxito político. Bernie Sanders es el Independiente –no afiliado a ninguno de los dos partidos tradicionales- que más tiempo lleva sentado en el Senado, pues en 2007 logró su puesto por Vermont, uno de los estados más progresistas de la unión.

Ahora busca un paso más: ser candidato a la presidencia. Su intento en otro tiempo hubiese parecido una entelequia, no más que una locura pasajera de alguien que es demasiado de izquierdas para un país que no acostumbra a determinados postulados. Pero este año la cosa es diferente, Sanders es el principal rival de Hillary Clinton para la candidatura demócrata.

En enero estaba en las encuestas con un 4% de los apoyos para las primarias, un candidato residual que ha ido cogiendo fuerza día a día hasta situarse en un 30% de intención de voto en una encuesta de Ipsos de esta misma semana. Es, si se miran los datos, el único rival viable para la casi segura Clinton.

Sanders es una rareza, pues está a favor de la redistribución de la riqueza, algo muy poco común en el país estadounidense. A sus 74 años es un caso similar al de Corbyn, un representante contestatario de un gran partido que, de repente, se ve aupado a las altas esferas con un discurso anti establishment y el fuerte apoyo de los jóvenes, un grupo demográfico en el que los Clinton muestran cierta debilidad. 

“Creo que mucha gente se confunde con la idea de que el Congreso regula Wall Street, en realidad es Wall Street quien regula al Congreso”, es una de las frases que capta bien las esencias de un candidato que tiene afinidades claras con el discurso que, en España, propone Pablo Iglesias.

La Izquierda (Alemania)
Katja Kipping 

A Oskar Lafontaine el Partido Socialista, del que fue jerifalte, se le quedó a la derecha. Era ministro de finanzas de Gerhard Schröder cuando decidió dimitir del Gobierno y salir de la disciplina del partido en el que había sido presidente entre acusaciones de neoliberalismo a sus hasta ese momento compañeros de formación. Lafontaine, que tiene 72 años, decidió que la política alemana necesitaba un partido de izquierda pura y por eso creo Die Linke, que en alemán significa precisamente eso, La Izquierda. Para montar el partido se unió con el controvertido Gregor Gysi, antiguo miembro del Partido Socialista de la Alemania oriental.  

El partido pronto se benefició de las grandes coaliciones que metían a socialistas y conservadores en el mismo saco. Quien quiere votar a la izquierda de verdad lo hace por el partido de Lafontaine, que ahora dirigen Katja Kipping y Bernd Riexinger. Kipping tiene 37 años y aspira a ser importante en 2017, cuando las urnas alemanas se abran de nuevo. Tiene buenos motivos para creer en su futuro, pues en el pasado diciembre Bodo Ramelow se convirtió en el primer dirigente de extrema izquierda en presidir un lander, Turingia en su caso. Su partido, claro, La Izquierda.

Kipping llegó al partido desde los movimientos sociales, ha sido portavoz de la Red de Renta Básica y editora de la revista Primavera de Praga e, incluso, ha participado en manifestaciones en apoyo de Rote Hilfe, una asociación de extrema izquierda que tiene como razón apoyar a los presos de la Fracción del Ejército Rojo (Baader Meinhoff).

Luchadores de la Libertad Económica (Sudáfrica)
Julius Malema 

Desde la caída del Apartheid el Congreso Nacional Africano ha sido el partido hegemónico de Sudáfrica. La formación de Mandela no ha estado ni siquiera cerca de perder unas elecciones, por lo que es lógico que el líder más pujante del país haya salido, precisamente, de las fauces del partido que gobierna Sudáfrica desde el fin de la segregación racial.

Julius Malema fue líder de las juventudes del partido, pero la extrema virulencia de su discurso, especialmente en temas raciales, le obligó a salir de la disciplina del CNA para formar su propio grupo: los Luchadores de la libertad económica. Un partido marxista-leninista, anticapitalista, antiimperialista, populista y panafricano que pasó de no existir a colocarse con 25 diputados como la tercera fuerza política del país.

Malema ha pasado por los tribunales acusado de azuzar el discurso del odio, fue expulsado de su partido y está imputado por cargos de corrupción. Pero a él no parece importarle, como lo demuestra una de sus frases más repetidas: "Puedes detenerme a mí, pero no puedes detener mis ideas". 

Syriza (Grecia)
Alexis Tsipras

La cronología es caprichosa, lo suficiente para poder decir que Iglesias es el Tsipras español más que viceversa. Las conexiones, en todo caso, son evidentes. Ambos líderes se echan flores, son la fuerza pujante de la izquierda radical en el Mediterráneo y los causantes de que se haya resquebrajado el férreo bipartidismo de sus respectivos países.

De hecho Tsipras es el espejo en el que se mira Iglesias para su futuro, pues él ha logrado llegar a ser el partido más votado y a gobernar el país, lo cual es el objetivo de todo político. Syriza, la coalición izquierdista del primer ministro heleno, es ahora el partido más votado en el país, incluso después de que su líder tuviese que aceptar un tercer rescate muy contrario a las tesis que previamente había defendido. Aquel movimiento llevó a una ruptura del partido, aunque las elecciones generales de la pasada semana mostraron que no ha supuesto un daño electoral real a Tsipras, que ha revalidado su mandato con holgura.

Tsipras, con el tiempo, ha moderado algo su discurso, hasta el punto de llegar a apoyarse en los partidos tradicionales para sacar adelante votaciones en el parlamento heleno. Él más que nadie es el laboratorio de la nueva izquierda en Europa.

Movimiento 5 Estrellas (Italia)
Beppe Grillo 

La política italiana siempre tuvo algo de vodevil, por lo que no es de extrañar que haya sido un cómico el último en revolucionarla. Grillo es el bloguero más leído en lengua italiana y su Movimiento 5 Estrellas fue la gran sensación de las últimas elecciones al lograr 104 diputados y 40 senadores. También son suyos 17 de los 73 europarlamentarios italianos, lo que les ha colocado como segunda fuerza política del país.

Grillo es un político de corte populista que aboga por la democracia directa y ataca el sistema de financiación de los partidos políticos. Se costea las campañas con microcréditos, de un modo muy similar al que lo hace Podemos.

También es propio del Movimiento 5 Estrellas el uso de Asambleas programáticas para confeccionar las propuestas del partido aunque, como pasa en el caso español, buena parte del éxito del grupo político tiene que ver con el carisma de su líder.

La Alternativa (Dinamarca)
Effe Elbaek 

En los países escandinavos se da en tiempos recientes un fenómeno curioso. Crece el populismo, pero habitualmente es de derechas. En Dinamarca la gran subida en los últimos comicios generales fue la del partido Pueblo Danés, que responde a la perfección con el nacionalismo, el populismo y los movimientos más conservadores. Actualmente son la segunda fuerza política en el país.

En el país de la península de Jutlandia también está en alza un nuevo partido, este más homologable a los movimientos de izquierda del tipo Podemos. Se llama La Alternativa, y es la fomación liderada por Uffe Elbaek, que llegó a ser ministro de Defensa antes de fundar este nuevo grupo. Una de las características más notables de La Alternativa es la participación, muy cercana a lo que ocurre en España con los círculos de la formación morada.

El programa se va matizando y desarrollando en estas estructuras y la financiación del partido se ha hecho por medio de crowdfounding, es decir, también rechazan la opción de los pagos públicos. El líder de La Alternativa tiene un uso intensivo de Twitter donde suele publicar las novedades que afectan al partido. Una de las prioridades de la formación es el ecologismo.

Efecto latinoamericano

Este crecimiento de la influencia política de la izquierda en Europa y el resto del mundo es sin duda un eco de un proceso que ya tuvo lugar hace décadas en Latinoamérica. Estos países, entre los que se puede destacar Venezuela, Ecuador, Bolivia, Argentina o Brasil, tras unos años marcados por las crísis económicas, la aplicación de las políticas financieras del FMI y el funcionamiento sistemático de un bipartidismo, se encontraron con el auge de formaciones de corte socialista apoyadas por los sectores más desfavorecidos de la sociedad, que iniciaron un proceso de transformación que viene durando hasta nuestros días.

Estos procesos llegaron al punto álgido en el año 2008, cuando once de los dieciocho países latinoamericanos eran gobernados por presidentes de centro-izquierda o izquierda. Las políticas de estas fuerzas están caracterizadas por el empoderamiento ciudadano -en algunos casos realizado a través de la modificación de la Constitución-, del apoyo de los movimientos sociales, en un escenario de crisis de la representación política y con medidas para paliar el empobrecimiento y el paro generado por la crisis y políticas destinadas a aumentar el peso del Estado en la economía -a través de la recuperación de sectores estratégicos, fomentar la producción interna y aumentar el control a los mercados y las empresas-. Dejando a un lado estas políticas, algunos de estos procesos han sido tachados de autoritarios o de populistas, mientras que éstos cimentan su defensa en los procesos electorales y el apoyo ciudadano.

El camino recorrido por alguno de estos movimientos, que aún siguen en muchos países de Latinoamérica obstentando el poder, con disparidad de apoyos, son el reflejo del trayecto que pueden seguir algunos de los países mencionados si, como ya apuntan algunas tendencias, este giro a la izquierda se extiende allende otras fronteras.

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