La primera ministra francesa, Élisabeth Borne, irá con varios miembros de su Gobierno a Argel los próximos 9 y 10 de octubre con el objetivo de concretar con las autoridades argelinas acuerdos alcanzados durante la visita del presidente galo, Emmanuel Macron, a ese país en agosto, en particular sobre el suministro de gas.
Fuentes del gabinete de Borne anunciaron este martes ese desplazamiento para celebrar la quinta sesión de un Comité Intergubernamental de Alto Nivel con el primer ministro argelino, Aïmene Benabderrahmane.
Macron había manifestado, durante su visita de tres días a Argelia a finales de agosto, su voluntad de reforzar la cooperación entre Argelia y Francia en el terreno energético, aunque no trascendió que eso se plasmara de forma precisa.
En esa visita le acompañó en su delegación Catherine McGregor, la consejera delegada de Engie, principal operador de gas en Francia y uno de los mayores de Europa, que mantuvo encuentros con el ministro argelino de Energía y con dirigentes de la compañía estatal energética Sonatrach.
Días después, el portavoz del Gobierno francés, Olivier Véran, avanzó que "próximamente" se iban a conocer compromisos para un posible aumento del suministro de gas a Francia desde Argelia.
Medios franceses filtraron que Engie negociaba un incremento del 50% de ese suministro, que hasta la crisis energética agravada por la guerra de Ucrania ha representado una parte menor de las importaciones de Francia, inferior al 10%.
Francia podría importar más gas argelino por barcos metaneros en forma de gas natural licuado (GNL) o por gasoducto, pero de forma indirecta ya que no hay ningún tubo que conecte directamente las costas francesas con las argelinas.
Argelia tiene un gasoducto con Italia, país con el que acordó reforzar los envíos con ocasión de una visita a Argel en julio del primer ministro, Mario Draghi.
También está el gasoducto directo entre Argelia y España y el que, a través de Marruecos, también llega a España. Sin embargo, estos dos últimos están afectados de lleno por el contencioso entre Argel y Rabat por la soberanía del Sáhara Occidental, y por el cambio de posición de Madrid sobre ese asunto en marzo, asumiendo la postura del Gobierno marroquí respecto a la excolonia española.
