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Internacional

La deuda externa británica, la bomba de relojería de la 'City'

La decisión enseña una situación que se vuelve desesperada para Reino Unido: el jueves pasado, el gobernador del Banco de Inglaterra Mervyn King anunciaba una inyección de más de 100.000 millones de libras en el sistema bancario británico para fomentar el crédito y así aliviar una economía en recesión y aplastada por la austeridad. Una medida también motivada por el riesgo creado por la zona euro: "No somos impotentes frente a la tormenta de deuda de la zona euro" dijo el ministro de Finanzas George Osborne. De cierta manera, el pólitico eludió así hablar del verdadero problema de la economía británica: su deuda total -que une la deuda pública a la de los hogares y de las empresas tanto financieras como no financieras- no deja de crecer desde que empezó la crisis, en 2008, hasta alcanzar un nivel récord.

Reino Unido se enfrenta hoy a numerosos desafíos: alta inflación, recesión económica, falta de liquidez, déficit público elevado y deuda total espantosa. Ésta es ahora la más importante del mundo, delante de la de Japón. Si sólo se habla de deuda pública, era de 534.000 millones de libras en 2007, se incrementó hasta 883.000 millones en 2010 por el rescate a la banca británica, y ha sobrepasado el nivel simbólico del billón de libras a finales de 2011. Oficialmente, la deuda pública se eleva al 80% del PIB, un nivel aún sostenible. Pero, teniendo en cuenta el rescate de la banca, la deuda pública se eleva al 160% del PIB.

El problema: La City

Son muchos los expertos que apuntan el problema de deuda de Reino Unido, acusando particularmente al sector de las empresas financieras. Un problema que se resume en dos palabras: la City.

De hecho, es casi misión imposible saber en cuánto se eleva precisamente la deuda del sector financiero. The Office of National Statistics, en abril de 2012, evaluó la deuda total de Reino Unido en más de 500% del PIB, es decir, algo cerca de 8 billones de libras. En comparación, la deuda total española se elevaba en 2011 en 401% del PIB, según datos del Banco de España.

Pero muchos expertos acusan al Instituto de Estadísticas británico de no revelar las verdaderas cifras. En el pasado mes de diciembre era la banca de inversiones Morgan Stanley la que enseñaba, según sus proyecciones, que la deuda total británica representaba el 950% del PIB a finales de 2011, con un 600% de deuda financiera, mientras el ONS calcula esta misma deuda financiera en 250% del PIB.

Tales diferencias en los datos reflejan un hecho indudable: la opacidad del mundo financiero británico, muy aferrado a su independencia. Lo afirma Juan Laborda, autor del blog 'Desde la heterodoxia' en Vozpópuli: "Los lobbies ingleses han distraído muy bien la situación de Reino Unido, y la City es su escudo de protección". De tal modo, Reino Unido sigue teniendo la confianza de los mercados y de las agencias de rating, que le han mantenido su AAA.

Pero la reciente decisión del Banco de Inglaterra podría revelar un nuevo problema: Gran Bretaña no tiene más recursos para salvar su economía que medidas de austeridad e inyección masiva de liquidez en la banca, que acabarán por crear más deuda sin fomentar el crecimiento. De hecho, mientras Standard&Poor’s confirmaba en marzo el AAA de Reino Unido, Moody’s y Fitch han decidido ponerlo en perspectiva negativa, justificando su decisión por "el margen presupuestario muy limitado como para absorber nuevos choques económicos desfavorables", teniendo en cuenta el nivel de endeudamiento del país. 

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