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Internacional

Nicolas Sarkozy confirma su vuelta a la primera línea de la política francesa

El expresidente de Francia Nicolas Sarkozy ha anunciado este viernes su intención de presentarse a la presidencia de la conservadora Unión por un Movimiento Popular (UMP), que se dirimirá en un congreso dentro de dos meses, lo que supone oficialmente su vuelta a la primera línea política. "Soy candidato a la presidencia de mi familia política", ha anunciado Sarkozy en Facebook, en un mensaje en el que ha dicho que trabajará para "reformar" su partido.

Sarkozy explica que tras su derrota en las elecciones presidenciales de mayo de 2012, inició un largo periodo de "reflexión" en el que ha podido "analizar el desarrollo de su mandato, sacar conclusiones, revisar lo que ha sido nuestra historia común, medir la vanidad de ciertos sentimientos, descartar todo espíritu de revancha o de enfrentamiento".

"Ha sido tras esa profunda reflexión cuando he decidido proponer a los franceses una nueva opción política", explica el exmandatario, que argumenta que la "ausencia de toda esperanza en la Francia de hoy en día nos obliga a reinventarnos profundamente". "Me he preguntado sin cesar acerca de la oportunidad de un regreso a una vida política que había interrumpido sin amargura y sin rencor", precisa el líder conservador.

Otra salida para los ciudadanos

Sarkozy, de 59 años, justificó este giro por amor a su país. "Quiero a Francia demasiado; estoy demasiado apasionado por el debate público y por el futuro de mis compatriotas como para verlos condenados a elegir entre el espectáculo desesperante del presente y la perspectiva de un aislamiento sin salida", señaló el político conservador. Una alusión, sin citarlos, a la impopularidad de su sucesor, el socialista François Hollande, y a la fuerza emergente de la política francesa, la líder del ultraderechista Frente Nacional, Marine Le Pen, según informa Efe.

El que fuera jefe del Estado entre 2007 y 2012 señaló que su retorno responde a "la marea de desesperanza" y al "enfado" que ha visto crecer "contra el poder y su mayoría, pero más ampliamente contra todo lo que toca de cerca y de lejos a la política". Insistió en que ha "sentido en muchos franceses la tentación de no creer en nada ni en nadie". "Esa ausencia de toda esperanza tan específica a la Francia de hoy, nos obliga a reinventarnos profundamente", añadió.

Una renovación necesaria

Sobre su candidatura a la presidencia de la UMP, precisó que su objetivo es "transformarla de arriba abajo, para crear en un plazo de tres meses las condiciones de una nueva y amplia unión que se dirigirá a todos los franceses, sin ningún espíritu partidista, que supere las fracturas tradicionales que no corresponden ahora a ninguna realidad". Afirmó que su voluntad es construir "una alternativa creíble", "la formación política del siglo XXI" en la que espera aglutinar "todas las inteligencias, todas las energías, todas las buenas voluntades".

Sarkozy, que está imputado por corrupción activa, tráfico de influencias y encubrimiento de la violación del secreto profesional en la instrucción sobre una posible financiación irregular con dinero del derrocado dictador libio Muamar Gadafi, y aparece vinculado a más de media docena de otras investigaciones judiciales, no hizo ninguna referencia a ese lastre.

Por su parte, Hollande, preguntado este jueves por la esperada candidatura de Sarkozy para dirigir la UMP, se limitó a comentar que los que en el pasado han dirigido el país "tienen perfectamente el derecho de quererlo dirigir mañana o pasado mañana".

Sarkozy se enfrentará por el control del partido, entre otros, a otros dos grandes barones de la derecha francesa, los ex primeros ministros Alain Juppé y François Fillon. 

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