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Internacional

La Cámara de Comercio de Barcelona acusa a Francia y al independentismo del retraso del AVE

Tren francés de alta velocidad (TGV) estacionado en Figueres, en la frontera franco-española.

Un sorprendente informe de la Cámara de Comercio de Barcelona hecho público el pasado 15 de agosto y solo recogido por medios en catalán y por la agencia Europa Press expone las razones esgrimidas por esta institución por las que no existe conexión de alta velocidad entre Barcelona y la ciudad francesa de Perpiñán. Complaciente con el nacionalismo periférico, la Cambra ve en él un obstáculo, pero no porque los independentistas catalanes sean anti-AVE (o al menos de manera tan manifiesta como el mundo abertzale), sino por las “fricciones” que se producen entre España, Francia y Cataluña.

“Los motivos no son técnicos, sino eminentemente políticos”, reza el informe, descartando así la cacareada homologación de los sistemas de seguridad de los dos países, que son el TVM para el caso de los Train de Grande Vitesse (AVE francés) y el tan en boga ERTMS, modelo que no estaba operativo el pasado 24 de julio cuando sobrevino la tragedia del accidente del Alvia en Santiago, con 79 muertos. Así, junto al nacionalismo catalán, la otra razón política reside en el “proteccionismo” galo.

“Pulso soterrado” entre Renfe y SNCF

El texto recuerda que la homologación podría ser una realidad de haber una verdadera iniciativa política, ya que los trenes de Renfe y los de su homóloga SNCF llevan realizando pruebas exitosas desde 2011. A día de hoy, la única forma de cruzar ambos países por alta velocidad es apeándose en la estación de Figueras-Vilafant y cambiar de tren debido al citado problema de señalización, que en teoría iba a quedar resulto la pasada primavera. La homologación, según la Cambra, “tanto podría ser este otoño como retrasarse a 2014”. De hecho, el presidente francés, François Hollande, frenó en seco el progreso de la alta velocidad en su país a finales de junio, echando por tierra el anhelo español de unir los dos países mediante trenes rápidos.   

La visión francesa del ferrocarril, menos liberal que la del Gobierno de Mariano Rajoy, se presenta como el principal escollo, de acuerdo la institución barcelonesa. Renfe estrenó tímidamente su apertura al libre mercado el pasado 1 de agosto, proceso que continuará con la división de Renfe en cuatro sociedades y de Adif en dos; algo impensable para el Ejecutivo del socialista Hollande. Un “pulso soterrado” en el cual “la red francesa privaría a Renfe de llegar con sus trenes AVE a París” (limitando su alcande, siempre según la Cambra, a Lyon, Toulouse y Marsella).

¿”Partenariado” franco-catalán?

No sucede lo mismo con la liberalización de Renfe, que prevé la entrada de actores privados y públicos, entre los cuales aparece… la SNCF. La Société nunca escondió su deseo de operar en España, concretamente entre Madrid y Barcelona, “donde Renfe consigue sus mejores resultados”. Es el Ministerio de Fomento de Ana Pastor el que prepara la liberalización, cuyo desenlace se avecina en los próximos días.  

El informe termina señalando el camino independentista emprendido por el president Artur Mas como la penúltima gran traba debido a las “fricciones” entre los dos países y la región. Así, la institución patronal desliza una opinión nacionalista: “Ante la eventualidad de una República de Cataluña, se abre paso la posibilidad de un partenariado europeo franco-catalán”. La Cámara cita el encuentro entre el presidente de SNCF, Guillaume Pepy, y Mas, en la que el segundo, además de demostrar que tiene buen manejo de la lengua francesa, sugirió la posibilidad de que fueran los galos los que operen los Cercanías catalanes (los Rodalies) a partir de 2016. Una hipótesis descartada al conceder la Generalitat a Renfe la operatividad poco después de la polémica reunión. 

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