Tal vez culpar a la meritocracia institucional, y su derivada, la tecnocracia, de las graves amenazas que se ciernen hoy sobre la democracia resulte excesivo. Pero es innegable que ha tenido un papel crucial en la emergencia del populismo.

Ciberataques como los ejecutados por los ransomwares WannaCry o Petya golpean directamente en la línea de flotación de la cuenta de resultados, pero para bien en el caso de las aseguradoras: están recibiendo un aluvión de clientes que quieren protegerse frente a este tipo de amenazas.
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