La Guerra de Sucesión (no dejaremos de remarcar la “u” de la misma, que no “e”, para que deje de existir esa contumaz duda) está en marcha. Pero el sentimiento de fidelidad iba a cambiar. No solo en Cataluña, sino también en la corte de Madrid, donde había sentimientos encontrados por el hecho de que un francés ocupase el trono de España. Los motivos eran, eso sí, distintos. En Castilla la cuestión era puramente dinástica, estando el movimiento austracista a favor de seguir con la dinastía de los Austrias (obviamente), que gobernaba desde hacía ya dos siglos, encabezado por la nobleza. En Cataluña la cuestión, sin embargo, era mucho mas compleja.