¿Una mandarina sin pepitas para evitar que los niños se atraganten? Existe. Y, además, es española. Concretamente, extremeña. De hecho, es la única mandarina certificada con estas características que hay en el mundo. Su artífice es Tany Nature, una empresa familiar que ha encontrado en la especialización, en la apuesta por los cultivos autóctonos y en el cuidado de la biodiversidad las claves para enfrentarse sin miedo a los numerosos desafíos que el sector agroalimentario afronta en la actualidad. “La agricultura extremeña está viviendo una segunda revolución; que, en nuestro caso, pasa por mejorar nuestro entorno, la agricultura de precisión o tener muy claros los recursos con los que contamos para poder hacer más con menos”, dice José María Naranjo, su director de Desarrollo y segunda generación de esta empresa pacense, que cuenta con su propio vivero de plantas frutales y 2.800 hectáreas de producción.
Nacida en los primeros años 70, Tany Nature está especializada en el cultivo de fruta de hueso como ciruelas, nectarinas, melocotones, pavías, albaricoques o platerinas
Nacida en los primeros años 70, Tany Nature está especializada en el cultivo de fruta de hueso como ciruelas, nectarinas, melocotones, pavías, albaricoques o platerinas. El 90% de esta producción se exporta a 48 países de todo el mundo. La innovación juega un papel fundamental en la manera de trabajar de esta empresa. “No creemos en los transgénicos y todas nuestras mejoras se consiguen mediante un cuidadoso cruce de variedades y muchos años de investigación y desarrollo”, destaca Naranjo. La digitalización forma parte de este proceso de búsqueda de la excelencia, pero siempre con la mirada puesta en la naturaleza. De hecho, asegura su director de Desarrollo, la empresa tiene en las abejas a unas de sus mejores colaboradoras técnicas. “Ellas nos ayudan a mejorar nuestro material vegetal con sus cruces de polinización. Por esa razón es fundamental cuidarlas y apostamos por la apicultura como uno de los mayores recursos naturales que tenemos”.
Aunque el agroalimentario es un sector muy acostumbrado a navegar por aguas turbulentas, el contexto actual en el que nos encontramos es especialmente convulso. Para José María Naranjo, la especialización es la principal arma que una empresa como Tany Nature tiene para desenvolverse en un entorno de alta incertidumbre. “La agricultura es la sucesión de retos sin perder la ilusión. Si tú eres capaz de seguir haciendo muy bien lo que sabes hacer muy bien, por malas que sean las circunstancias, sales adelante”. De ahí que se necesite un apoyo extra para poder hacer frente a esta situación. Aquí entra en juego Banco Santander, que, a través del Fondo Agro Smart, ha abierto una vía de financiación para ayudar a estas empresas.
Si tú eres capaz de seguir haciendo muy bien lo que sabes hacer muy bien, por malas que sean las circunstancias, sales adelante (José María Naranjo, TanyNature)
Aunque no es un reto sencillo. Ante las dificultades, la opción de buscar únicamente el propio beneficio es una tentación inevitable. Tany Nature, sin embargo, opta por una mirada de largo alcance y pensar en modo colectivo. “Si cambiáramos de cultivo o diversificáramos, probablemente nos iría mejor como empresa individual. Pero nosotros preferimos seguir trabajando en un tipo de cultivo como la fruta de hueso porque es autóctono, porque proporciona empleo a muchas personas de los alrededores, porque las empresas transformadoras de la fruta de hueso también están en el área y porque así estamos propiciando que ese dinero que se genera se quede en Extremadura”. En los picos más altos de trabajo, coincidiendo con las campañas de recogida, la empresa cuenta con más de 2.500 trabajadores de la zona, un alto porcentaje de los cuales son mujeres.
Naranjo aprovecha la ocasión para romper una lanza por el campo y su cadena de valor. “Un incremento de costes para las empresas que en uno o dos años a veces ha llegado al 48% no es una subida, es una revolución, y esto, inevitablemente tiene que tener un efecto en el precio final de compra. Y, aunque a veces se traslada la imagen de que con los nuevos precios el sector está abusando del consumidor, no es así en absoluto. Sencillamente, se está repercutiendo en esos precios de una manera realista los costes para que la agricultura pueda subsistir”.