La voluntaria de Santander, Inés Ruíz de la Cuesta, impartiendo clases de español.
Sergio González.
DESTACADO
Hace ya más de 100 días que comenzó la invasión a Ucrania. Cien días de horror y gran incertidumbre para un pueblo ucraniano que ha visto cómo el conflicto ha destruido sus hogares y ha hecho estragos en sus vidas. Familias enteras que se han visto obligadas a dejar sus casas y ciudades para buscar ayuda en otros lugares de Europa. Una desgracia a la que hoy, Día Mundial del Refugiado, hay que prestar especial atención. Uno de esos lugares que se está volcando con los ucranianos es España.
Según datos oficiales del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, más de 134.000 refugiados ucranianos han llegado a nuestro país desde el comienzo del conflicto armado. Una creciente marea humana solo comparable a la corriente de solidaridad que su llegada ha despertado todos los rincones de España y desde todos los ámbitos y sociales y económicos, entre ellos, el empresarial.
Más de 134.000 refugiados ucranianos han llegado a nuestro país desde el comienzo del conflicto armado
Parece que fue hace ya una eternidad cuando las primeras personas que lograron salir de Ucrania a través de los distintos corredores humanitarios comenzaron a llegar a nuestro país. La prioridad en aquel momento era alojarlas y atender sus necesidades más inmediatas, y Banco Santander fue una de las empresas que dio un paso al frente para acogerlas.
Alrededor 200 refugiados ucranianos encontraron un hogar en las instalaciones que la entidad presidida por Ana Botín habilitó en la Residencia El Solaruco, en las propias instalaciones de la Ciudad Financiera del Santander. Una acogida, cuyos gastos, que ascendieron a un millón de euros, fueron asumidos por el banco.
Un hogar acondicionado para estos recién llegados, entre los cuales se encontraban 25 niños enfermos de cáncer y otras patologías, que fueron trasladados a España para que pudieran continuar con sus tratamientos en los hospitales del Niño Jesús, 12 de octubre, Gregorio Marañón y La Paz de Madrid. La llegada de estos refugiados fue posible gracias a un vuelo de Iberia fletado por Banco Santander en coordinación con la Embajada de España en Polonia, el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones español y distintas ONG.
Alrededor de 200 refugiados ucranianos encontraron un hogar en las instalaciones que la entidad habilitó en la Residencia El Solaruco, en las instalaciones de la Ciudad Financiera del Santander
Una de esas refugiadas alojadas en El Solaruco junto a su sobrino pequeño es Anastasiia, que explica que “cuando miro atrás, recuerdo mucho dolor, incertidumbre y sufrimiento. Hemos tenido que abandonar nuestros queridos hogares, nuestra Ucrania. Todos nos están ayudando mucho, por lo que solo podríamos dar las gracias”.
Una vez instalados en su nuevo hogar, la misión de sus anfitriones ha sido la de tratar de aportar cierta normalidad a su día a día mientras dure su estancia en España. Para ello, Banco Santander ha colaborado estrechamente con ONG como CEAR (Comisión Española de Ayuda al Refugiado), Fundación Aladina o Cruz Roja, intentando que, en la medida de lo posible, estas familias se sintieran como en casa. Así, por ejemplo, los niños más pequeños han podido asistir a la Escuela Infantil que el Santander tiene a disposición de todos sus empleados. Y también los más mayores y adolescentes han podido reanudar sus estudios en Ucrania a través de Internet.
Mantenerse activos es esencial para facilitar la adaptación en una situación tan compleja como la que están viviendo estas personas. Tanto niños como adultos han podido disfrutar de distintas actividades que se han puesto en marcha gracias a la colaboración de casi 300 voluntarios de Banco Santander, que han querido compartir cerca de 750 horas de su tiempo con las familias refugiadas. Clases de yoga, conciertos de piano, visitas al zoo de Madrid o espectáculos de circo para los más pequeños han sido algunas de las actividades que se organizan para este colectivo
Tanto niños como adultos han podido disfrutar de distintas actividades que se han puesto en marcha gracias a la colaboración de casi 300 voluntarios de Banco Santander
Las clases de español, para facilitar y acelerar su proceso de integración en su nuevo hogar, han sido otro puntal de este programa de actividades. A través de fichas y clases presenciales, los voluntarios han enseñado a los ucranianos el vocabulario más básico, así como expresiones para poder utilizar en su día a día.
La enseñanza del idioma fue, precisamente, el tema central de una actividad solidaria llevada a cabo por 70 voluntarios de Banco Santander, dirigida a los más pequeños. El objetivo era construir más de 1.000 fichas para facilitar el aprendizaje de español a los niños refugiados ucranianos. Las fichas contienen una serie de palabras básicas en español y ucraniano que los niños (de entre 3 y 10 años) deben completar y colorear. El material fue fabricado en la sede de Cruz Roja de El Plantío-Aravaca (Madrid) y será utilizado a partir de ahora en las clases que esta institución imparte en sus 9 centros de la Comunidad de Madrid.
“Es complicado dar clase a personas que no entendemos y que no nos entienden, y es impresionante la facilidad, en un mes y pico, que han cogido con el idioma, lo que se ayudan entre unos alumnos y otros cuando uno coge la idea… Es muy gratificante”, afirma Inés Ruiz de la Cuesta, una de las voluntarias de Banco Santander.
Tres meses después de la entrada en España de aquellos primeros refugiados, tanto para ellos como para los que siguen llegando y huyendo del conflicto armado, comienza una nueva etapa llena de incertidumbre. Algunas de estas personas volverán a su país, aunque la mayoría de ellas se quedarán en Madrid en pisos de acogida o con familiares, iniciando así una nueva etapa en sus vidas. “Ahora ha llegado el momento de dar el siguiente paso. Muchas de las familias están pensando en su futuro más inmediato. Algunas nos están pidiendo volver a Ucrania y otras nos están diciendo que se quieren quedar en España. Hay que buscar pisos, hay que buscar familias de acogida, y Banco Santander va a ayudarles en todo lo que podamos”, defiende Belén Sánchez, directora de Servicios Generales de la Ciudad Financiera del Grupo Santander.
Por muchos motivos, el empleo es una de las vías de inclusión más efectivas y rápidas que existen. Independencia económica, incremento de la autoestima y mayores niveles de relación con la población local son algunas de las ventajas que un trabajo aporta a un refugiado en su lugar de acogida. ‘Empresas por Ucrania’ es una plataforma digital puesta en marcha por la Fundación CEOE con la que se centralizan ofertas de formación y empleo preferentemente para personas procedentes de Ucrania, como paso previo a su integración efectiva en España. Una iniciativa en la que Santander participa activamente poniendo a disposición del proyecto la experiencia acumulada de Universia como plataforma de referencia en cuanto a orientación y empleo.
Además, Fundación Banco Santander ha puesto en marcha una edición especial del programa Santander Ayuda Ucrania. La iniciativa ofrece apoyo a ONG para el desarrollo de proyectos de atención a la infancia y la adolescencia ucraniana refugiada en España. En total, se han destinado 250.000 euros a 11 organizaciones de pequeña y mediana envergadura que están trabajando con este colectivo, especialmente con niños y adolescentes.
La ayuda del Santander comenzó nada más estallar el conflicto, con una donación inicial de un millón de euros realizada por la entidad para Cruz Roja y ACNUR, la agencia de la ONU para los refugiados. La entidad continuó igualando las donaciones adicionales de sus empleados en los distintos países. En un corto espacio de tiempo, las donaciones entre clientes y empleados de la entidad superó los 10 millones de euros.
Banco Santander también ha tomado una serie de medidas destinadas a aliviar la situación financiera y económica de los ciudadanos ucranianos, así como a facilitar la llegada de recursos al país. Entre ellas, destacan la eliminación de las comisiones a las transferencias permitidas de países europeos a Ucrania, la suspensión de las comisiones de cuentas y tarjetas para clientes ucranianos en Polonia o la puesta a disposición de cajeros y el acceso permanente de dinero en efectivo en las sucursales.
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