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No sabes cuál es tu tipo de piel ni pelo: cómo descubrirlo y cuidarlos correctamente

Aprende a identificar cuál es tu tipo de piel y pelo y descubre los cuidados especiales que necesitan

No todos tenemos el mismo tipo de piel o pelo, por eso, los cuidados que funcionan para unos pueden resultar inútiles para otros. Personalizar la rutina de belleza dependiendo de nuestras características es fundamental para conseguir lucir una piel y un cabello sano y bonito.

La mejor opción es acudir a un profesional que nos analice y nos informe del grupo en el que estaríamos clasificados y explique las necesidades y cuidados que requerimos. Además, estos especialistas podrán recomendarnos los productos más indicados para ello. Sin embargo, existen unas claves generales que podemos deducir nosotros mismos en casa sin necesidad de pasar por un análisis profesional y que nos dará una primera aproximación a cómo debemos de cuidarnos. 

¿Cuántas veces te has preguntado cuál es tu tipo de piel? Pues hoy en Vozpópuli te vamos a dar las indicaciones necesarias para averiguarlo y saber la rutina de belleza necesaria para cuidarla. Y por si eso te pareciera poco, te ofrecemos dos consultas en una. Después pondremos el foco de atención en el cabello para que igualmente sepas a qué grupo perteneces y cuáles son los mejores tratamientos en el día a día para obtener la mejor versión de tu melena. 

Tipos de piel y sus cuidados

Todos buscamos tener una piel perfecta, sana y bonita. Para conseguirlo es fundamental saber qué le conviene a tu piel y cuidarla con los productos más adecuados. Cada persona tiene una piel única aunque todas se pueden englobar en alguno de los cinco grupos principales que vamos a explicar a continuación con la ayuda de Rocio Escalante, farmacéutica y experta en dermocosmética.

  1. Piel normal: es suave y elástica, apenas tiene imperfecciones como puntos negros o poros dilatados y no es sensible ni reactiva. Es una piel bonita de manera natural pero aún así hay que cuidarla fijándonos sobre todo en la limpieza, la hidratación y protegiéndola del sol. Este tipo de pieles deben elegir productos aptos para pieles normales.
  2. Piel grasa: es muy fácil de identificar porque presenta brillos, poros dilatados, puntos negros y es propensa a sufrir brotes de acné. Es la piel más frecuente en la adolescencia y se da más entre los hombres que entre las mujeres. Para cuidarla hay que elegir productos oil-free y en estos casos es fundamental tener una buena limpieza con productos adecuados. En cuanto a la hidratación y a la protección solar, busca cosméticos que ayuden a controlar el exceso de grasa.
  3. Piel mixta: es una de las pieles más frecuentes y se caracteriza por tener áreas de piel grasa que suele estar localizada en lo que normalmente llamamos "zona T", es decir, frente, nariz y barbilla. Pero además cuenta con otras áreas de piel seca o normal. Hay que elegir productos específicos para piel mixta, preferiblemente oil free. Estas pieles necesitan limpieza, hidratación, protección y productos como los alfa hidroxiácidos que ayudan a regular el exceso de sebo.
  4. Piel seca: es una piel tirante, sin brillo, descamada, que puede sufrir arrugas prematuras. Su principal problema es que no puede retener el agua, se deshidrata rápido, lo que provoca incluso picor y muchas molestias. Esta piel necesita un extra de hidratación y una cuidada nutrición para conseguir que la función barrera se mantenga intacta. 
  5. Piel sensible: todos podemos sufrir en algún momento este problema. Más que un tipo de piel es un estado. Puede ser una piel sensible porque reacciona ante factores externos como el frío, la sequedad ambiental o los rayos del sol. También puede llegar esa sensibilidad por una reacción ante un determinado cosmético o perfume. Es una piel que puede sufrir enfermedades como la rosácea o la dermatitis así que lo mejor para su cuidado es utilizar cosmética específica para pieles sensibles, con ingredientes calmantes, que le faciliten el confort que necesita. 

Mujer con una piel sana y cuidada

Tipos de pelo y sus cuidados

Identificado nuestro tipo de piel, es hora de centrarnos en nuestro pelo para, de la misma manera, clasificarlo y saber cómo cuidarlo. Mantener el cabello sano, bonito, con brillo, suave, con movimiento no siempre es fácil. Para Rocío Escalante, la clave se encuentra en conocer bien nuestra melena y para ello tenemos que fijarnos en dos aspectos: el estado de nuestro cuero cabelludo y cómo es el propio pelo. A partir de ahí, nos será muy fácil cuidarlo con los productos más apropiados.

Mujer con pelo rizado que necesita unos cuidados específicos 

¿Cómo es tu cuero cabelludo?

A la hora de elegir tu rutina capilar lo primero que tienes que hacer es saber identificar la situación real del cuero cabelludo. Podemos identificar tres tipos:

  1. Seco: presenta descamación y picor. En estos casos deberás elegir productos suaves e hidratantes, y no abusar del secador. Además es aconsejable limitar el lavado a cuándo sea necesario, e incorporar una vez a la semana un aceite capilar.
  2. Graso: se produce por una hiperseborrea que hace que se acumule sebo en las raíces, haciendo que el pelo tenga un aspecto aplastado y sucio. Este tipo de cuero cabelludo hay que lavarlo de una forma constante, es más perjudicial dejar la grasa que eliminarla a diario. Lo mejor es utilizar productos que incluyan activos con propiedades antifúngicas y antisépticas como zinc, curbicea, melaleuca.
  3. Sensible: se identifica por el picor, la quemazón, el enrojecimiento, y la incomodidad habitual que pueden causarla el calor, el frío, la contaminación, el estrés o los propios productos que se usan. Hay que elegir champú con propiedades calmantes que incluyan activos como la menta o el eucalipto.

¿Cómo es tu cabello?

Después de estudiar nuestro cuero cabelludo, pasaremos a analizar el pelo. Dependiendo de cómo sea tendremos que utilizar unos productos u otros. Seguro que sabes clasificarte en los siguientes grupos:

Tendrás un pelo seco o muy seco si después de lavarlo no puedes desenredarlo a no ser que te pongas un acondicionador o crema de peinado. Suele presentar las puntas abiertas y su aspecto es débil y quebradizo. Elige productos que hidraten y nutran. En tu rutina no puede faltar una mascarilla después del champú y tampoco un aceite antes del lavado.

El pelo teñido o con mechas suele ser seco, áspero y sin brillo. Recomendamos utilizar productos para su cuidado sin sulfatos, protegerlo en verano del sol con protectores solares capilares, utilizar mascarilla al menos una vez a la semana y sprays que ayuden a dar brillo y proteger el color.

Mujer con melena teñida de rubio

El pelo decolorado es aún mucho más seco y sensible que el pelo teñido o con mechas porque la decoloración es un proceso aún más agresivo para el cabello. Tendrás que utilizar champús con pigmentos violetas para matizar la oxidación del tinte y mascarillas para aportarle la hidratación y nutrición que necesita. 

Si has decidido no teñirte las canas y luces el pelo gris debes saber que para que presente un aspecto bonito hay que elegir productos que neutralicen los tonos amarillentos que lo afean. Normalmente suelen ser los mismos que para el pelo decolorado y, como ambos casos se han puesto de moda en los últimos meses, te será más fácil que nunca encontrar productos capilares con pigmentos violetas. 

Las mujeres con canas deben cuidar su pelo con productos con pigmentos violetas

Las mujeres con un pelo fino saben lo que es tener un cabello que se enreda fácilmente y que le falta volumen. Lo mejor es evitar las siliconas que dan peso y lo chafan. El champú en seco y los sprays texturizantes y voluminizadores te ayudarán a darle volumen.

El pelo ondulado, aquel que no es ni rizado ni liso, exige del uso de planchas y secadores si queremos lucirlo completamente alisado. Lo mejor es cuidarlo antes con un protector para el calor. Si quieres mantener la onda, las cremas de peinado y los sprays texturizantes se convertirán en tus aliados.

El pelo rizado es un cabello seco, quebradizo, poroso, sin brillo… Necesita mucha nutrición e hidratación para que el rizo quede perfectamente definido. 

Seguro que con estas sencillas pinceladas ya has sabido identificar de qué tipos son tu piel, tu pelo y tu cuero cabelludo. Ahora solo falta ponerse manos a la obra, seguir nuestros consejos, y adaptar los cuidados diarios a nuestras necesidades.

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