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¿Quién es realmente Mireia Belmonte? Polémica y lucha detrás de la medalla de oro

¿Quién es realmente Mireia Belmonte?

Nacida en Badalona el 10 de noviembre de 1990, Mireia Belmonte García es la campeona olímpica de más nombre en nuestro país y del mundo. Sin embargo, detrás del nombre, se esconde un sacrificio con forma de mujer a la que no le ha quedado más remedio que luchar. Luchar con uñas y dientes con alguna que otra polémica por el camino.

Hija de José Belmonte, granadino afincado en Cataluña desde los cuatro años, y de Paqui García, de Huelma (Jaén), Mireia es la benjamina de la familia.
Cuando Mireia tenía 4 años, comenzó a nadar para vencer su escoliosis en el Club Natación Badalona, por recomendación médica, y ya en 2003, con 12 años, consiguió su primera beca para entrenar en el centro de alto rendimiento de San Cugat del Vallés. A partir de ahí, el ascenso astronómico con esfuerzo como único ingrediente ha servido a la nadadora para lograr más de 40 medallas entre competiciones europeas, mundiales y olímpicas.

Pero, pese a los años de trabajo de sus padres y a las medallas de la pequeña de la familia, nunca se han mudado del humilde barrio de Badalona de La Salut, en donde su familia se ha visto obligada, como tantas españolas, a luchar contra la crisis económica que viene azotando al país desde 2008.

José, por un lado, siempre ha sido un hombre humilde, que presumía de ser un maestro matricero, hasta que se quedó en paro, y tuvo que dejar las matrices atrás. Al padre de la nadadora no le quedó más remedio que reinventarse para poder trabajar de nuevo, y por eso se puso a estudiar para sacarse el carné de autobuses urbanos, labor a la que se dedica hoy. De hecho, según recogía el diario ‘Público’ en 2013, José reconoce que se adapta a las necesidades del servicio 24 horas de la empresa en la que trabaja, y que por eso sus horarios “son imprevisibles”.

Por su parte, su madre Paqui García es la embajadora del movimiento ‘Gracias mamá’, una iniciativa con la que multinacional americana quiere reconocer el papel crucial de las madres de los atletas que viene promovido por la campaña internacional de Procter & Gamble (Ariel, Pantene…) y que ha permitido a todas esas madres a ponerse cara, conocerse y apoyarse en los actuales Juegos Olímpicos de Río.
A las luchas familiares contra la economía, hay que añadir la bursitis, una lesión crónica que padece Mireia en un hombro y que ya le impidió competir en el mundial de Kazán (Rusia) en 2015.
No le ha impedido, sin embargo, alzarse con la séptima medalla de la natación española en la historia de los Juegos Olímpicos y la primera de los de Río.

Algo debe de influir el apoyo recibido de manera constante, no solo de sus padres, sino de su novio, el piragüista Javier Hernanz, que también compite en las olimpiadas. “Entusiasmada de vivir mis terceros juegos junto a ti”, escribía la nadadora en su cuenta de twitter.

Quizá la complicidad de ambos viene por lo mismo. Los dos son unos luchadores, y es que al asturiano de 33 años, nadie le ha regalado nada. Lejos de quedarse en su piragua, Javier es un modelo aclamado por firmas de la talla de Loewe para campañas publicitarias, y además lo compagina con sus estudios en derecho, que nunca ha abandonado.

“He experimentado la derrota y el infortunio. El dolor y el sacrificio me han hecho más fuerte. He aprendido a amar el frío y la soledad. Y ya no hay excusas. Solo sirve ser el mejor”, explica el modelo y deportista en su página web. Javier ha trabajado como tertuliano y comentarista deportivo en programas como 'Punto Pelota', 'El Chiringuito' o 'Tiempo de Juego'.

Sin embargo, no todo es perfecto, y en éstos últimos días hemos visto la polémica protagonizada por esta pareja contra la nadadora Erika Villaécija, compañera de natación de Mireia. Y es que la nadadora, le propinó un golpe en la nariz a la campeona olímpica, algo que rápidamente su novio denunció en redes sociales. “La competitividad entre deportistas del mismo país levanta el nivel. Pero utilizar técnicas antideportivas es sancionable”.

Javier no dio nombres en ningún momento, pero Érika se dio por aludida y respondió rápida y tajante al diario ‘Mundo deportivo’: “En cuanto he visto la noticia me he puesto a llorar. Estoy indignada. Quien me conoce sabe que yo nunca pegaría a nadie a propósito y menos aún a una compañera. Están intentando manchar mi reputación y no lo pienso tolerar. Llegaré hasta donde sea, incluso a tomar medidas legales”.

La propia Mireia quiso zanjar este asunto sin darle mayor importancia, compartiendo otra imagen en su Instagram con el siguiente mensaje: “Por cosas como esta, se le llaman a las agua abiertas el boxeo del agua! Buena experiencia que me sirve para mejorar y ser más fuerte psicológicamente en la piscina”.

Sea como fuere, Mireia puede sentirse orgullosa de haber logrado y su primer oro en Río 2016. Lo ha hecho con sufrimiento y resistencia. Una carrera que seguro que hoy celebran su familia y los amigos que crecieron con ella en un humilde barrio catalán.

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