El enoturismo se ha convertido en una experiencia desligada de la temporada y enfocada a todos los públicos. Las bodegas han dejado de ser únicamente espacios de catas y visitas, y ahora acogen al visitante para sumergirle en la experiencia completa del viñedo, de la gastronomía de la zona en la que se encuentra y de la salud y el bienestar a través de los tratamientos que ofrecen y de los planes que ofertan.
Recorrer algunos puntos de la península a golpe de viñedo y Denominaciones de Origen es el sueño de muchos. Más aún si el alojamiento tiene una historia a sus espaldas, tras su diseño está un elogiado arquitecto o su gastronomía cuenta con estrella Michelín. Por supuesto, todos ellos incluyen la visita a la bodega junto con sus catas y ofertan planes paralelos para completar la experiencia de lo que es vivir en un viñedo.
Abadía Retuerta LeDomaine
En los alrededores del pueblo de Sardón de Duero, Valladolid, se encuentra una bodega con hotel que acoge la historia de la que fuera en el siglo XII, y en adelante, la Abadía de Santa María de Retuerta. Un espacio que la orden de los monjes Premostratenses hizo suya, al tiempo que comenzó con el inicio del cultivo de la vid, dando lugar una cultura vitivinícola tan fuerte que todavía hoy sigue presente.
Las tierras que rodean Abadía Retuerta LeDomaine, su larga historia a sus espaldas y una numerosa lista de grandes vinos, ofrecen al visitante la oportunidad de disfrutar de sus raíces, de su cultura y de sus tragos en un entorno inigualable. Y es que, la peculiaridad de Abadía Retuerta, es que sus habitaciones se encuentran ubicadas en la antigua hospedería del monasterio con vistas al mar de vides del Valle del Duero. Además, entre sus instalaciones destaca su spa sostenible llamado Santuario LeDomaine, su restaurante Michelín bajo el nombre de Refectorio, el jardín del claustro, la vinoteca y la piscina exterior. Y, por si fuera poco, dan la oportunidad de disfrutar de diversas experiencias entorno al terruño y sus vinos como inmersiones enológicas, catas, vendimias o picnic entre los viñedos con un paseo en bicicleta.
Marqués de Riscal
Además de por su vino, esta bodega ubicada en Elciego, Álava, es conocida mundialmente porque su hotel fue diseñado por Frank Gehry. Curiosos y visitantes suelen agolparse en los alrededores del mismo tratando de disfrutar de su belleza sin gran éxito, pues solo se permite el acceso al interior a los propios clientes.
Las vistas desde sus habitaciones no se quedan cortas: por un lado, dan a los viñedos y, por el otro, al precioso pueblo alavés y a su preciosa iglesia de San Andrés Eliza. En lo que a gastronomía se refiere, en Marqués de Riscal, Francis Paniego es el chef asesor de los tres espacios gastronómicos del hotel: Restaurante Gastronómico (que cuenta con una estrella Michelin), Restaurante 1860 Tradición y Vinote & Bistró. Y, para quien quiera relajarse, frente al hotel y bajo la ladera se encuentra el spa Vinothérapie Caudalie con vistas, por supuesto, a los viñedos.
Bodegas Vidular
En Barcena de Cicero, Cantabria, se encuentra Bodegas Vidular, en un lugar en el que se había perdido la cultura ancestral del cultivo de la vid y que sus propietarios recuperaron. Su bodega, que se encuentra cerca de Laredo y Santoña, acoge un hotel rural de estilo montañés del siglo XVIII rodeado por cinco hectáreas de viñedo. Allí trabajan con chardonnay, albariño y treixadura, dando lugar a unos vinos que se pueden degustar en su menú maridado con productos de la zona, no sin antes hacer un recorrido a lo largo de su bodega, conociendo en profundidad los secretos de los vinos con Denominación de Origen Cantabria.
Finca de Los Arandinos
Conocido como uno de los mejores hoteles enoturísticos de España, Finca de Los Arandinos, en Entrena, La Rioja, sorprende a los visitantes con un edificio diseñado por Javier Arizcuren junto al ya fallecido diseñador de moda David Delfín, quién se encargó de la composición de sus habitaciones. De hecho, la peculiaridad del hotel es que cada una de sus habitaciones se configura como un juego en el que el los clientes van montándola y descubriéndola a su gusto, siendo todas completamente diferentes del resto, en distribución y diseño.
Además, desde Los Arandinos se pueden crear experiencias ad-hoc en función de lo que los visitantes deseen: centrarse en el vino, en la gastronomía, en el turismo o en el bienestar. Por eso ayudan a sus clientes a crear diferentes planes alrededor de La Rioja para todos los gustos, como catas verticales de diferentes añadas, reservas en restaurantes, la participación en la vendimia o entradas a museos como el Museo de la Cultura del Vino.
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