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Letizia, en falda y escote en un acto sobre el liderazgo femenino

Letizia, en falda, escote y reivindicativa en un acto sobre el liderazgo femenino (Gtres).

Entre las premiadas de se encontraban la alianza entre ONU Mujeres y el Valencia Club de Fútbol, la bailarina Sara Baras, la periodista Gloria Lomana, Caixabank, Campofrío, la cofundadora de Holaluz.com, Carlota Pí, y las directivas Ana María Llopis (presidenta de DIA) y María del Pino Velázquez (responsable de Unisono). Las agraciadas han sido esa cúpula de féminas, a las que muchas admiramos porque visibilizan eso de que no hay techo de cristal y que seguramente han tenido que demostrar mucho más que sus compañeros varones para estar donde están. 

Este acto, sin duda, todo un alegato promujeres ha tenido a una Letizia más que radiante. Solo con que os diga que la Reina ha ido de estreno, eso ya es una gran noticia para esta bloguera.

La Reina ha optado por una silueta clásica, muy lady que lleva el sello inconfundible de Carolina Herrera. Esos vestidos con telas labradas y ultrafemeninos son la seña de identidad de la venezolana afincada en la Gran Manzana.

El vestido en cuestión es blanco, con vuelo, sin mangas y un escote en pico un poco raro. La verdad que a Letizia le sienta muy bien y el blanco es un color que le favorece muchísimo. Completó el atuendo con unos salones de pitones, que son de Magrit, aunque se parecen mucho a los de Herrera que llevó en Sevilla. Para completar el atuendo, otra alegría. Letizia ha recuperado su bolso color hielo de Malababa que lo tenía algo desterrado y que fue un estreno muy avalado.

El pelo se lo han peinado ondulado y como únicas joyas unos pendientes largos acabados en flor que no son santo de mi devoción, pero que siguen la nueva estela de los zarcillos barrocos que esta primavera tanto le chiflan.

El maquillaje, muy bien, aunque bastante más marcado que otras veces con mucho protagonismo del colorete y del brillo de labios.

Pues bien, me ha sorprendido que Letizia haya acudido tan lady a este acto con un marcado carácter reivindicativo para con las de su género. De hecho la Reina ha hecho todo un alegato por los problemas de la conciliación de miles de mujeres (¡bien por ella!). “Las mujeres dedican más del doble de tiempo al hogar y a la familia que sus parejas. Ante la pregunta de por qué no hay más mujeres en puestos de poder habría que empezar planteando un debate serio en torno a los horarios. No entraré en detalles pero ese debate merece atención y es el inicio de todo”, dijo Letizia.

Desde luego que ella sabe mejor que nadie lo que es tener horarios raros. Los tuvo en su época de periodista y los tiene ahora, como primera dama del Estado, cuando le toca currar fines de semana, festivos o acudir a actos más allá de las ocho de la tarde.

Por todo esto me ha sorprendido que fuera con falda. La semana pasada pensaba que a este acto iría con unos pantalones, pero quizá ella ha querido reivindicar su condición de mujer también con su atuendo como diciendo “aquí estoy yo, soy mujer y mirad donde he llegado”. En cualquier caso me gusta el ejemplo que da de que las mujeres no tenemos que renunciar a la feminidad para igualarnos con los hombres: iguales en la diversidad.

No quiero acabar el post de hoy sin el mono que se nos ha plantado Manuela Carmena, alcaldesa de Madrid, que a mí me recuerda un poco a una tía que tuve  y por eso siempre que la veo me invade un sentimiento de ternura. Me encanta que las señoras se vistan como quieran y Carmena, desde luego así lo ha hecho con un jumpsuit de lo más juvenil que parece de alguna cadena de moda para adolescentes. Seguro que Letizia, apasionada de los monos, ya le habrá preguntado de qué tienda es.

Como veis hoy estoy de lo más reivindicativa, así que no quiero acabar la entrada de hoy sin reconocer a las mujeres de la generación de Carmena, la generación de mi madre, sus abnegados cuidados y su valentía para ser independientes, formarse y ejercer profesiones sin renunciar a ser mujeres. Haciendo malabares para trabajar y cuidar de su familia en una época difícil en la que la palabra conciliación ni existía. Ellas hoy son ancianas, pero su arrojo e inconformismo han hecho que sus hijas podamos vivir casi en igualdad.

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