Los verdaderos motivos de la extraña boda de Iker Casillas y Sara Carbonero

Los que entienden de deportes dicen que Iker Casillas ha fichado por el equipo de fútbol que su amigo David Beckham ha montado en Miami. Una empresa más cerca del escaparate que del fútbol, sí, pero una empresa que le ofrece a  Iker Casillas 8 millones de euros al año, con un contrato por dos temporadas. No está nada mal. Pero nada mal. Hablamos de un guardameta que ya ha ganado todos los títulos que se pueden ganar en su gremio. De modo que la salida, o propuesta, es buena. O muy buena. Se comprende que Iker diga que sí. Pero este fichaje estadounidense de Casillas también puede explicarnos los motivos de la repentina boda con Sara. Que Sara Carbonero sea ya esposa del futbolista, con todos los papeles, le permite obtener el permiso de residencia en EE.UU, sin ningún problema. Para vivir en EE.UU, si no estuvieran casados, Sara tendría que estar pidiendo un permiso de  residencia con visado de turista cada tres meses. Una lata. Un engorro. Y hasta un verdadero problema, muchas veces. Para una casada, estas complicaciones no existen.

Con Iker y Sara claramente enamorados, con su proyecto de familia creciendo, y mirando ya hacia el otro lado del Océano, la extraña boda del pasado 20 de marzo ya no es tan extraña. Se entiende.

Hay asuntos en el amor, o en la familia, que se resuelven mejor con la cabeza, y no con el corazón. Suerte, pareja.