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La pantomima máxima de Aramís Fuster y otras mentiras muy rastreras

La pantomima máxima de Aramís Fuster

La tarotista más famosa de los noventa nos sorprendía el pasado 18 de agosto con un supuesto intento de suicidio. Aramís fue encontrada en el hotel G3 Galeón de la calle Francisco Medrano 4 de Madrid con “abrasiones y policontusiones” después de que los trabajadores del lugar avisaran a la Policía nacional tras pasar varios días sin verla salir ni entrar de su habitación, tal y como recogió ‘El español’.

Sin embargo, días después –incluso de ser portada de revistas-, el programa ‘Sálvame’ cazó a la vidente andando sin problemas antes de simular su enfermedad en el programa. En unas imágenes de cámara oculta, toda España pudo ver a Fuster caminando con total naturalidad y sin necesitar ningún tipo de asistencia, solo unas horas antes de ser entrevistada por su último intento de suicidio.

 “¡Milagro!”, gritó Paz Padilla ante estas evidencias, mientras Kiko Hernández espertó sobresaltado su “indignación” por “jugar con enfermedades”. Aramís se marchó muy enfadada del plató, asegurando que no volvería a pisar las instalaciones de Mediaset. “Gracias por burlaros de mí”. Lo hizo mientras Padilla y Hernández la seguían entre risas. “Que os den, no volveré”.

No consiguió entrar en Gran Hermano y encontró una alternativa como dominatrix sexual

Sin embargo, esta no ha sido la única vez que Aramís ha dado la nota para salir en la televisión. Ya en el extinto programa ‘Aquí hay tomate’ hace más de una década, la vidente alertó a los reporteros para que fueran a su casa, advirtiendo que iba a quitarse la vida junto a su madre y a su gato.

Pero las mentiras tienen las patas muy cortas, y ni sus supuestos 689 años (en realidad tiene 62), ni los desmayos exagerados ante las cámaras en más de una ocasión, hacen que la tarotista permanezca mucho tiempo ‘en el candelero’.

Ni si quiera consiguió entrar como participante del último GH VIP, donde se postulaba como candidata para concursar: “La casa de Gran Hermano me necesita”.

De hecho, pasada la década de los noventa, no ha sabido ganarse la vida como tarotista. Tanto es así que, hace unos meses y tras no conseguir entrar en la casa de Guadalix, Aramís decidió tomar cartas en el asunto. Pero no las del tarot. Comenzó a ofrecer sus servicios como dominatrix sexual en una web de prostitución.

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