Relojes

Oyster Perpetual Submariner: el reloj de buceo de Rolex se renueva

El Oyster Perpetual Submariner de Rolex es el paradigma de reloj de buceo.

Una de las cosas que llama la atención de Rolex es que, a lo largo de su trayectoria, ha diseñado unos relojes que con el paso del tiempo no solo ganan en popularidad, sobre todo se tornan objetos de deseo; se han transformado en iconos, en modelos de un estilo que perdura en distintas generaciones de usuarios, con los cambios justos... y sin perder nada de su frescura inicial. Uno de ellos es el Oyster Perpetual Submariner, una creación convertida en superventas y, también, en paradigma de la hermeticidad. 

Para llegar hasta el Submariner, hay que hacer un pequeño ejercicio de memoria. En 1922, Hans Wilsdorf  
–el fundador de la marca– lanzaba el Submarine, un reloj que disponía de una segunda caja convertida en hermética gracias a un bisel, y coronado por el cristal enroscado a la carrura. Fue la primera experiencia de Rolex en su anhelo por crear una caja completamente hermética y fácil de utilizar. Algo que se haría realidad con la llegada de la caja Oyster pocos años después.

Con el inicio de la década de 1940, la exploración de las profundidades experimenta un giro importante con la aparición del buceo. El trabajo realizado previamente por Rolex iba a ser decisivo y queda ratificado cuando, en 1953, aparece en escena el Submariner, el primer reloj de pulsera de buceo hermético hasta 100 metros de profundidad.

Desde entonces, su fama creciente lo ha convertido en una pieza alabada por todo el mundo. Ahora, llega una nueva generación del Oyster Perpetual Submariner con y sin ventana de fecha. En ambas creaciones se opta por una caja de 41 mm, y una esfera que ha crecido pero que sigue presentando un diseño sencillo y limpio, y varían lo justo la imagen de un icono al que también se incorpora la combinación Rolesor, la unión de acero y oro que la manufactura ginebrina ha empleado desde 1933 en otros colecciones de su porfolio. En esta propuesta, el bisel, la corona y los elementos centrales del brazalete son de oro amarillo, mientras que la carrura y los laterales del brazalete son de acero Oystersteel.

Pero lo que no cambia es su legibilidad. Para ello, además de mantener una diseño de la esfera que permite la lectura de la hora instantánea y fiable, la utilización del Chromalight, con las agujas y los índices cubiertos o rellenos de un material luminiscente de larga duración, se mantiene como la solución con la firma Rolex, o lo que es lo mismo una garantía añadida de su rendimiento óptimo en las condiciones más complicadas. 

Precisión y hermeticidad

La marca ha desarrollado su propio 'savoir-faire' y métodos de fabricación en la producción de la cerámica. En los nuevos  Submariner, el bisel giratorio unidireccional ha sido realizado en Cerachrom graduado 60 minutos en color negro, verde o azul. Las graduaciones y los números han sido moldeados en hueco, y se colorean depositando platino u oro amarillo mediante la técnica PVD (Physical Vapour Deposition, depósito físico de vapor).

La nueva generación Oyster Perpetual Submariner está equipada con los calibres 3230 (presentado este año y que mueve la versión sin fecha) y 3235 (con fecha). De cuerda automática, tienen entre sus virtudes una mejora de la precisión, autonomía –70 horas–, resistencia a los golpes y a los campos magnéticos, y por supuesto la fiabilidad.

En ambos movimientos se halla el escape Chronergy patentado por Rolex que, fabricado en níquel-fósforo, es insensible a los campos magnéticos. Estos movimientos cuentan también con una versión optimizada de la espiral Parachrom. El oscilador está montado sobre amortiguadores de golpes Paraflex de alto rendimiento, también desarrollados y patentados por Rolex. Con todo ello, la precisión cronométrica oscila de –2 /+2 segundos al día, es decir, más del doble de la que se le exige a un Cronómetro oficial, lo que permite exhibir la certificación de Cronómetro Superlativo, redefinida por Rolex en 2015 y que explica a la perfección sus niveles de exigencia. En Rolex nada se deja a la improvisación y menos aún cuando se trata de la hermeticidad, el principio que rige su historia y que en el Oyster Perpetual Submariner llega hasta los 300 metros.