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Relojes

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El 'savoir-faire' sostenible: la alta relojería se compromete con el futuro del planeta

La industria relojera participa activamente de los principios sostenibles. Estas son algunas propuestas e iniciativas que buscan mejorar el porvenir de la tierra.

Imagen del documental Terra, rodado en Bostwana por Yann Arthus-Bertrand.

La relojería respira sostenibilidad desde hace años, si no forma parte intrínsica de ella. Y lo hace en la inmensa mayoría de un negocio que siempre ha postulado por respetar la tradición, las buenas artes y el rigor. Dentro de ello, la sostenibilidad siempre ha tenido carta de naturaleza, pero es cierto que el vínculo se ha intensificado en los últimos años y que tiene distintas formas de ser interpretado. Acciones que apuestan por la responsabilidad ética, por el mantenimiento del entorno o el cuidado del medioambiente y que se plasman en iniciativas dispares pero efectivas.

Una de ellas tiene por protagonista a Chopard y su oro Fairmined, que no es otra cosa que el resultado de la trayectoria de una marca que comenzó con la propia fundición del oro en 1978, y que desde entonces no ha hecho otra cosa que invertir en mejorar las habilidades de los oficios y en ser capaz de gestionar, de principio a fin, todo el proceso de la fabricación de sus productos. Pero además, en 2013, en asociación con Eco-Age, lanzó The Journey o, lo que es lo mismo, el compromiso de obtener de forma responsable materias primas, al tiempo que se ayuda a las personas que forman parte de su cadena de suministro. Este ambicioso programa de Chopard ha forjado relaciones como la protagonizada por la ONG minera sudamericana Alianza para la Minería Responsable (ARM), y que convirtió a Chopard en la primera empresa joyera y relojera del mundo que apoyaba y capacitaba a las comunidades mineras del oro para obtener la certificación Fairmined, al tiempo que proporcionaba formación, bienestar social y apoyo medioambiental. Hasta la fecha, dos minas (en Colombia y Bolivia) han logrado la certificación Fairmined gracias de Chopard.

Rolex y el planeta

Y qué decir de Rolex. Hace unos meses (número 191 de GENTLEMAN) plasmábamos en estas páginas sus iniciativas contenidas en su Perpetual Planet, donde queda claro su respeto por el medio ambiente. Y esto se aplica también a sus edificios. Cada uno de ellos no solo cumple con normativas de seguridad, sino que se integran medioambientalmente y con total respeto al paisaje. Un ejemplo es la fábrica de movimientos de Bienne, que concilia trabajo relojero y desarrollo sostenible. Inaugurada en 2012 tras tres años de trabajo, cumple con el sello de calidad suizo MInERGIE®, algo excepcional para un edificio de esta envergadura y que certifica “un uso racional de la energía y una mayor utilización de las energías renovables, al tiempo que mejora la calidad de vida, aumenta la competitividad y reduce los daños medioambientales”. Este enfoque se refleja en las fuentes de energía (aguas subterráneas como fuente de calor y refrigeración; caldera de pellets e instalación fotovoltaica), en la luz (con fachadas de cristal que garantizan la máxima luz natural y recogen calor), y en la cubierta (con un reverdecimiento parcial). Además, es un excelente ejemplo de política de desarrollo controlado, algo que se palpa en su entorno especialmente cuidado y respetuoso con el paisaje circundante y en el empleo de aguas residuales, lo que se traduce en una sensible reducción del consumo.

IWC trabaja en una gestión continua del impacto medioambiental: desde el diseño de mecanismos sostenibles en su manufactura.

IWC Schaffhausen también tiene su particular cruzada jalonada de buenos resultados. Objetivos medioambientales centrados, entre otros temas, en reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 10% y el peso y volumen medio de sus embalajes en un 30%. La compañía ha adoptado un enfoque a largo plazo en cuanto a la producción manual de los relojes y a la hora de mantener los más altos estándares de sostenibilidad. Fue la primera marca de relojes de alta gama en cumplir con los estándares del código práctico de Responsible Jewellery Council (RJC), que incluye disposiciones estrictas para las prácticas empresariales responsables y la gestión de la cadena de suministro.

De mar y tierra

Pero la realidad sostenible en la relojería alcanza tantas formas como posibilidades ofrece el planeta. Aunque, sin duda, son los océanos el campo de actuación más recurrente. Ahí están, por ejemplo, los proyectos de Blancpain y el biólogo marino Larent Ballesta, algunos de ellos visibles en un documental, Los misterios del Monte La Pérouse, en el que se exploran formaciones geológicas de primordial importancia para la biodiversidad de los océanos: los montes submarinos.

La mantarraya, el animal marino en vías de extinción es el protagonista del trabajo de Manta Trust, que recibe el apoyo de Carl F. Bucherer.

Algo parecido nos encontramos en la labor de Carl F. Bucherer alrededor de Manta Trust. Desde 2015 ha patrocinado proyectos para la conservación de la mantarraya y para incentivar el correcto comportamiento con la fauna marina. Algo similar a la actuación que sigue Certina en la Sea Turtle Conservancy (STC) y que se plasma en forma de DS Action, que en la edición de este año, por primera vez en Certina, luce una caja hecha en su totalidad de materiales sostenibles.

Oris es una de las firmas relojeras más activas en la conservación de los océanos. Desde 2010 ha ‘coleccionado’ un repertorio de actuaciones, incluida una en la isla española del Hierro, que han quedado para la posteridad en forma de reloj en edición limitada. La relación de Panerai con el mar está en su origen y así hay que entender su última actuación, el acuerdo con la Comisión Oceanográfica Intergubernamental de la UNESCO para desarrollar actividades divulgativas sobre el océano, como parte del Decenio de las Ciencias Oceánicas para el Desarrollo Sostenible (2021-2030). Y por si está defensa de un medioambiente sostenible y un océano saludable no quedara clara, hay que mirar a sus últimas creaciones para comprender mejor su batalla de futuro. En una de ellas, el Luminor Marina eSteelTM, una buena parte de los componentes están hechos de materiales reciclados.

Breguet también está implicado activamente en la sostenibilidad del planeta, plasmado en su colaboración con Race for Water y su defensa de los océanos.

‘Concienciar’ es la palabra que mejor resume esta aventura relojera sostenible y su relación con el mar. Es lo que ha hecho Breguet en su colaboración con Race for Water y el apoyo a la Odyssey 2017-2021 en su misión de defensa de los océanos, el equilibrio ecológico marino y la concienciación contra la contaminación por plásticos.

Hay otras propuestas que avanzan un universo relojero más sostenible. Como la que protagoniza Ulysse Nardin con su concept watch Diver Net, cuya caja y bisel se han realizado con redes de pesca recicladas; lo mismo que su correa, que nace de su asociación con el nadador y aventurero Ben Lecomte. Algo similar habría que aplicar a Breitling, que en el Superocean Heritage ’57 Outerknown, su tercer reloj en colaboración con la marca de ropa sostenible cofundada por el surfista Kelly Slater, emplea una correa Nato de hilo Econyl® de Outerknown.

Además del vínculo marino, hay otras asociaciones como la de Hublot con Kevin Pietersen y su fundación SORAI (Save Our Rhino Africa and India) para proteger a los rinocerontes, o la especial relación que Omega estableció con Yann Arthus-Bertrand, y que se ha traducido en dos documentales Planet Ocean y Terra. Es la prueba de que la relojería no detiene su tiempo en su deseo de un mundo mejor. Con futuro.

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