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José Luis Rodríguez de la Iglesia, el arte de reinventar espacios

La fábrica de hielo, una impresionante tienda de decoración, es el mejor escaparate de este interiorista de inspiración mediterránea.

Que Rod Stewart, Christian Louboutin, Antonio Banderas o Loewe figuren en su lista de clientes es, quizás, solo una anécdota de esas que adornan las reseñas periodísticas. Porque la carrera de José Luis Rodríguez de la Iglesia se sustenta sobre casi 50 años de trabajo sobre el terreno, primero como anticuario, en su ciudad natal, Valladolid, y ahora también como decorador, desde que se asentó en Marbella allá por los 90. Allí, en Guadalmina Baja, abrió hace dos años La Fábrica de Hielo, un impresionante espacio de más de 1.500 metros cuadrados, en un antiguo edificio industrial restaurado, donde no solo tiene a la venta millares de piezas de todo tipo –más de 30.000 en stock contando su otra tienda, Collection World, en Estepona, y un corner en el Hotel Marbella Club–, sino desde el que despliega y ejecuta proyectos de decoración integrales, tanto de interior como de exterior, que desprenden un reconocible estilo propio.

“Sí, tenemos una impronta especial que cosecha imitadores. Pero tampoco hemos inventado nada”, reconoce quien se confiesa admirador de Jaime Parladé, el interiorista que contribuyó a dibujar la Marbella de los años 60 y 70, la de los grandes nombres del momento, con un estilo mediterráneo del que Rodríguez de la Iglesia se considera heredero. Preciosas telas de calidad, mimbres, mobiliario antiguo, exclusivos sofás, madera lavada y cerámica, mucha cerámica tradicional de la zona, contribuyen a conformar un estilo “rústico y algo sofisticado”, que se alía con el tiempo y la artesanía.

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