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Gourmet

Dónde tomar los mejores vermuts de Madrid, los de tasca de siempre

Recomendamos ir de vermut especialmente entre las 13 y las 15h (Boca Dorada | imagen con licencia CC BY-2.0).

Bodegas Alfaro | Calle Ave María 10

La taberna de tabernas, en la parte alta de Lavapiés. Ventanas-portón abiertas de par en par, mesas fuera y dentro, flamenco para los oídos, un camarero que acompaña musicalmente el quejío a la más mínima y un sobresaliente vermut servido en vasito estrecho, un poquito más grande que el “de caña” en que se sirve el fino, de ese que se sostiene con 2 dedos. Vermut Miró que sale de una frasca. “Lo de que salga de un grifo o directamente de la frasca es exactamente lo mismo, hay mucho desconocimiento”, espeta Manuel -a quien verás detrás de la barra y te servirá con una sonrisa y una gracia infalibles- al preguntarle si lo que sirve es vermut de barril. Larga barra que ve pasar no solo las sabrosas patatas fritas o aceitunas que acompañan toda consumición, sino que es testigo de la degustación de grandes conservas, notables embutidos y un paisanaje de lo más variado. A destacar las anchoas en salazón, la melva con pimientos y la cecina. Aunque estemos hablando de vermut, aquí es obligatorio hacer mención a lo bien que tiran las cañas y al buen ambiente que se respira.

Taberna Antonio Sánchez | Calle Mesón de Paredes 13

Muy cerca de la plaza de Tirso de Molina se encuentra esta tasca con casi 200 años de historia a sus espaldas y mucho tronío taurino. No es de extrañar que luzca barricas de vino sin consagrar, letreros anunciando torrijas en pesetas o cabezas de toros de hace un siglo disecadas. Barra pequeña de metal para uno de esos vermuts rápidos aunque de buen tamaño, con tapita de encurtidos o algo más contundente tipo tortilla, y camareros simpaticones. Las mesitas, pequeñas y apetecibles, están pobladas de turistas de los que tienen buen gusto o están bien informados.

Casa Camacho | Calle San Andrés 4

Un clásico de Malasaña. Tengo la teoría de que cuando cierren este bar (Dios no lo quiera), el otrora barrio castizo-cool firmará ya su certificado de defunción total. ¡Disfrutemos de este local ahora que todavía pervive! Rico vermut de barril en la típica copita alargada (como de mosto, un tamaño tirando a grande), servido por unos camareros de los de antes en una barra de metal que ha visto de todo. En realidad, la especialidad líquida de la casa es el yayo, una mezcla a base del citado vermut, ginebra y casera. Un deleite para los sentidos que, si se toma sin mesura, produce monstruos. Mejor no pasar de dos o tres, dejémoslo ahí. Por lo demás, unas fantásticas olivas verdes y algunas salazones son el plato fuerte para empapar. Un lugar en el que ir al baño es casi deporte olímpico: no te cortes, agáchate por debajo de la barra, traspasa la cortina que separa el bar del interior, y encuentra el baño en esa suerte de almacén que parece la peña de un pueblo. ¡Ah! Deléitate y recuerda que esto es exactamente la esencia de Madrid.

Bar Muñiz | Calle Calatrava 3

El bar del domingo a mediodía por excelencia, parada obligada antes o después del rastro. Un lugar que parece vivir en la festividad de la Virgen de la Paloma perpetuamente. Vermut de barril y en vaso alargado de los que se ensanchan por la parte superior, la cantidad suficiente para entrar en esa nebulosa mental que proporciona el vermut para el resto de la jornada dominical. Siempre sorprendiendo con las tapas, lo mismo un día te ponen un poco de tortilla o empanada, como otro te ponen un chupito de crema de calabaza de sabor sobresaliente, o te ofrecen un maki de pepino... nunca se sabe. Eso sí, todo rico. Magnífico lugar al que ir durante todo el año, conviene acudir especialmente durante las festividades madrileñas: San Isidro, la Paloma, San Cayetano… Un lugareño vestido de chulapo da uso a la pianola que tienen en el interior y la mítica y madrileñísima melodía de Los Nardos de Las Leandras acompañará a los vermuteadores.

La Castela | Calle Doctor Castelo nº 22

No se me ocurre nadie que sepa más de vermut que la gente de La Vermutería, un proyecto pop up de espíritu nómada que indaga en el conocimiento de vermuts originales. Por eso he preguntado a Paula Móvil, su fundadora, por un sitio donde tomar vermut en Madrid. Recomienda La Castela “por su excelente vermut de grifo Martinez Lacuesta y porque cuentan con otros vermuts en botella para poder probar más cosas… Siempre ponen una buena y contundente tapa y tienen mariscos al peso que combinan a la perfección con la bebida de la que estamos hablando. El sitio tiene encanto, los camareros son muy cachondos y es un lugar que nunca falla para vermutear”. Tomamos nota.

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