Este nuevo mezcal es un exquisito homenaje a la tradición mexicana

La marca de tequilas y mezcales Clase Azul México ha lanzado el nuevo Clase Azul Mezcal San Luis Potosí, una etiqueta que se une a sus otros dos mezcales, Clase Azul Mezcal Durango y Clase Azul Mezcal Guerrero. Los mezcales de Clase Azul se caracterizan por inspirarse en algunos de los estados mexicanos; esta última entrega ofrece un tributo a San Luis Potosí, un estado presente en la Mesa Central Mexicana, donde las comunidades productoras de mezcal emplean métodos que han sido transmitidos de generación en generación por más de dos siglos.

La importancia de las raíces en la elaboración

El mezcal cuenta con un fuerte arraigo gastronómico en México por su amplia gama de sabores, que varían desde ahumados hasta herbáceos, terrosos y frutales. Clase Azul Mezcal San Luis Potosí presenta notas aromáticas de agave cocido, caramelo, chile verde, frutos dulces, pasto recién cortado y flores silvestres, con matices de hierbas, caramelo, cáscara de lima y clavo con un retrogusto mineral y especiado. Se produce a partir del ágave verde, una variedad nativa de las laderas y planicies semidesérticas de la región, criado a una altura de unos 2.000 metros sobre el nivel del mar. El proceso de producción se realiza en Estación Ipiña, una pequeña comunidad de 250 habitantes aproximadamente en la que sobre un quinto de la población está involucrado en la producción de mezcal. “Estamos contentos de presentar un destilado que está enraizado tan profundamente en la historia y paisajes de su lugar de origen. La sabiduría generacional protegida por la comunidad productora de mezcal en Estación Ipiña, San Luis Potosí ha dado origen a un mezcal distintivo. Sus notas de aroma y paladar reflejan la artesanía tradicional y capturan la esencia del agave utilizado en su producción”, dijo Viridiana Tinoco, Maestra Destiladora de Clase Azul México. El cuerpo de Clase Azul Mezcal San Luis Potosí nace de un proceso tradicional que incluye su cocción al vapor en hornos abovedados de mampostería, molienda con molino chileno y una doble destilación en alambiques hechos con cobre.

El color rojo de la licorera rinde homenaje a los huachichiles, nómadas de los paisajes desérticos de San Luis Potosí. Traducido del náhuatl, su nombre significa “cabezas pintadas de rojo”, pues eran conocidos por ataviarse con pigmento rojo, emulando el plumaje del pinzón, un guardián venerado en su tribu. Los grabados en la base representan las planicies y montañas a las que llamaban hogar, junto a los ágaves verdes nativos de la región. El tapón está hecho a mano por artesanos mexicanos utilizando una técnica de aplicado de estambre de colores y representa el mítico pinzón rojo bajo una noche estrellada, sobrevolando un paisaje onírico de montañas y valles desérticos por los que el pueblo huachichil peregrinaba.