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Gourmet

Una jornada en la calle Parlament: cañas, tapas y mucho más

Els Sortidors.

Uno de los pequeños placeres de la vida es, sin duda, salir a tomar el aperitivo un domingo de sol. Ahora que parece que las lluvias quedan atrás y las terrazas proliferan, Barcelona se llena de vida (aún más) y el ambiente llama a la vida ociosa, a sentarse en una mesa sin saber cuándo te irás. A las clásicas cañas o el cada vez más pujante aperitivo italiano (spritz y tapas), hay que añadir la tradición del vermut. Y en Barcelona hay una ruta indiscutible: la calle Parlament, donde el aperitivo se puede alargar hasta bien pasada la media tarde.

Situada en el barrio de Sant Antoni, Parlament está viviendo un renacer gracias a la apertura de nuevos negocios y a un público variado, que va del padre de familia al moderno despistado. La primera parada obligada es Els Sortidors (Parlament, 51 - 93 441 16 02). Aunque su especialidad es el vino (cuentan con una oferta amplísima de todo tipo de orígenes), el lugar es perfecto para empezar. Una decoración bonita y tradicional, además tienen una oferta de comida bastante fina. Puede que se vaya un poco de precio, pero un capricho de vez en cuando no viene mal.

Caminando un par de manzanas, llegamos hasta Vinito (Parlament, 27 - 93 442 96 57), un local que, a falta de terraza, está completamente abierto a la calle, con barriles sobre los que apoyar las bebidas. El vermut a granel no está mal, pero Vinito destaca por sus conservas de pescado y sus patatas fritas aliñadas, acompañamiento perfecto para la ocasión. Justo al lado, una de las paradas obligatorias: el Calders (Parlament, 25 - 933 29 93 49). Su terraza, bastante amplia aunque normalmente abarrotada, se presenta como el lugar perfecto para disfrutar de sus cuatro tipos de vermut casero y sus raciones. Como guiño al escritor Pere Calders, exiliado en México y que le da nombre al bar, se recomienda pedir sus nachos, toda una delicia para compartir.

Almuerzo y merienda

Si nos quedamos con hambre o nos nos apetece picoteo, podemos aprovechar y sentarnos a comer en una de las mesas de Tarannà (Viladomat, 23 - 93 106 11 93). Su aspecto minimalista, como del norte de Europa, puede llevar a error y pensar que es un lugar caro y con pompa, pero nada más lejos de la realidad. Los camareros son más que simpáticos, y la carta es para todos los gustos, y cuenta con precios más que aceptables. Destacan los entrantes, para compartir, como las patatas aromatizadas o el surtido de dips, y recomendaremos especialmente sus bocadillos, hechos con mucho mimo, y las ensaladas.

Después de una mañana de vermuts y comida rica, el cuerpo pide sin duda un buen café y, si se presta, un postre. Sin movernos de Parlament encontraremos un par de locales donde terminar la velada. El Café Cometa (Parlament, 20 - 930 07 32 03) sigue con la estética pulcra y nórdica de la que hablamos antes, solo rota por una pared repleta de obras de arte. Es pequeño, y a veces es difícil encontrar sitio, pero merece la pena sentarse a tomar un café y un muffin. Algo más grande es el Federal (Parlament, 39 - 931 873 607), que con sus dos plantas, su banco en la calle y su público moderno nos transporta a otras ciudades. Presenta una oferta muy completa, desde cafés a copas, pasando por brunches y postres.

Aun así, esto es solo la punta de lanza de una zona cuyo movimiento aumenta día tras día, y merece la pena explorar y perderse por las calles, meterse en un bar al azar y probar lo que cada uno tiene que ofrecer.

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