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Estilo

Trekking para principiantes: 6 reglas básicas que debes conocer

Un senderista corona la cima de una montaña (Gtres).

Ropa: transpirable y ligera

Parecerá una tontería, pero no. Llevar ropa transpirable ayuda a sudar menos y no hacernos sentir agobiados por nuestro propio calor o, lo que es peor, evita que nos empapemos y que nos enfriemos al parar. Además de transpirable, nuestra ropa debe ser ligera. Esto significa que es mejor elegir un forro polar, un abrigo de travesía o de montaña, antes que una sudadera molona cuyo peso sea, a la larga, insoportable.

Calzado: zapatillas de trekking

A la hora de elegir calzado siempre nos asaltará una duda: ¿botas de montaña o zapatillas de deporte? Pues ni una cosa ni otra. La mejor opción para las marchas relativamente cortas (de unas cuatro horas) y para iniciarse como senderistas es un par de zapatillas de trekking: aptas para tierra y para asfalto. Las botas están bien si vas a pasarte tres días de ruta perdida por el monte, pero como pilles un poco de asfalto (un par de kilómetros) en esa caminata: adiós pies. Por su lado, las zapatillas running están bien si la caminata va a ser por carretera, pero en montaña el dolor de la planta de los pies te resultará, a la larga, insufrible. Las trekking aúnan la movilidad de tobillo y ligereza que te da cualquier zapatilla con una suela apta para todo tipo de caminos.

Calcetines: sin costuras

Si la marcha va a ser de un par de horas, cualquier calcetín que encuentres por casa puede valerte, a no ser que tengas la piel tan delicada como la de un bebé. Si vas a estar toda la mañana o todo el fin de semana caminando: calcetines sin costuras. Son un poco más caros que los demás, pero merecen la pena porque te evitan las incómodas ampollas en los dedos que te provoca el roce de la costura. En cuanto al grosor, conviene que no sean finos finísimos como nuestros tobilleros, sino un poco más gorditos, con independencia de la estación del año en la que estemos. El grosor del calcetín ayuda básicamente a dos cosas: abriga y absorbe el sudor.

¡Truco anti-ampollas!: vaselina

Sí, el mejor truco para prevenir las ampollas en los pies y cualquier tipo de rozadura imaginable es una capa de vaselina por todo el pie (planta, entre los dedos, empeine, talón) antes de ponerte el calcetín. Aquello de los calcetines dobles, uno fino y uno gordo encima, hace más de diez años que no se usa. Lo mejor si tienes un pie poco experimentado en esto de caminar, si tus trekking son nuevas o si, simplemente, te da miedo que te salga una ampolla, es la vaselina neutra. Se compra en farmacias y sale mucho más barata que cualquier otro stick anti-rozaduras que no es más que un timo, y además, te servirá como tratamiento de hidratación.

Mochila pequeña

Llevar un mochilón de montaña a la última y súper cargado de cosas (recién compradas, seguramente), queda muy bien, sobre todo si quieres pasar por un inexperto. Si vas de montaña para un fin de semana, con una mochila de 30 litros debería ser más que suficiente. Si no te cabe todo es porque, sin duda, llevas cosas de más. Elegir una mochila en una época en la que todos estamos acostumbrados a tirar de maletas con ruedas es muy difícil, pero tu espalda te agradecerá esa buena elección. Si la salida va a ser para pasar el día, con una mochila pequeña, de travesía, debería valer. Lo que no debes olvidar a la hora de hacer la mochila:

  • Evita llevar cosas de peso: botellín de agua mejor que botella de litro y medio, neceser sin cremas ni potingues. Acuérdate de sacar todo lo innecesario de peso, o te arrepentirás.
  • Las cosas que se mojan van abajo del todo: el saco de dormir, la toalla, la ropa, todo lo que se pueda mojar fácilmente es lo que primero se mete en la mochila. Además, llevarlo abajo le dará estabilidad y base a tu mochila.
  • Ajústatela bien: que la zona más baja de la mochila no pase de tu cadera (lo de llevar la mochila a la altura del culo es para adolescentes de instituto) y que haga línea recta con tu espalda (no cargues el peso solo en los hombros o solo en las lumbares).

Ritmo de marcha

Una vez equipados, ¡en marcha! No olvides que los que empiezan con un ritmo muy fuerte, se van quedando luego por el camino. El mejor ritmo siempre es el tuyo: con el que te sientas bien, pero sobre todo, debe ser a una velocidad constante la mayor parte del tiempo, preferiblemente suave. Se trata de disfrutar del camino, no de que se nos salgan las tripas por la boca.

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