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Joaquín Fernández Prats, la fluidez de una costura a mano

Continuamos nuestro recorrido por algunos de los sastres españoles que marcan tendencia. En esta tercera entrega, Joaquín Fernández Prats renueva los códigos del vestidor masculino para llevar a las nuevas generaciones el valor de la excelencia.

Joaquín Fernández Prats en su taller en Madrid.

A los 13 años ya sabía lo que quería: ser sastre. Hoy, con 45, Joaquín Fernández Prats está en una posición destacada entre los nuevos popes de la sastrería en España, lo que le lleva a analizar con perspectiva las tendencias que el sector traerá este otoño-invierno. Una de las nuevas corrientes es la ya confirmada relajación de los cortes y los tejidos: “Es algo que se lleva haciendo los últimos 15 años, pero no en España, sino en todo el mundo. Yo siempre he buscado ofrecer algo más moderno. Hay sastres en España que no trabajarán nunca con tejidos por debajo de cierto peso; a mí, en cambio, no me importa –confiesa–. Es más difícil de trabajar, pero es el camino por el que vamos. Tejidos más ligeros, chaquetas con menos estructura, prendas que se sienten más como una segunda piel que la tradicional armadura que se hacía antes. Sobre todo en americanas de sport”.

Tras comenzar en el taller familiar y pasar por otras sastrerías de la capital, Fernández Prats abrió su propia firma en 2019. Trabajo artesanal, clásico, con esmerada construcción y cortes contemporáneos para una vida cosmopolita, y sobre todo, buena mano: “Soy uno de los pocos sastres que no solo saben cortar, sino hacer un traje al completo, lo que me permite tener una comprensión total no solo de lo que consigo con el corte, sino de cómo trabajar la construcción de cada prenda para cada cliente y poder explicárselo al taller de forma clara”.

De su sastrería salen muchos de los trajes que después se ven en los despachos de los jóvenes líderes que pueblan las oficinas de Azca o de las Cuatro Torres de Madrid. Prendas atemporales, “hechas para durar décadas. Las tendencias cambian de una temporada para otra, en la sastrería no nos podemos permitir eso”, explica Fernández Prats. Aunque su buen ojo también identifica que en 2022 volveremos a vestir pantalones más anchos: “Parece que dejamos atrás esos pantalones muy estrechos sin pinzas; los pantalones que vamos haciendo son más altos y cómodos. Los tejidos son, en cambio, los de siempre”.

Confirma que el uso del tres piezas está cada vez más en desuso, desde los años 50, aunque es un clásico que nunca morirá del todo. En sus camisas combina la costura a máquina, más firme, limpia y precisa, con otras costuras a mano que acompañan los movimientos del cliente, aportan más fluidez y libertad en el día a día, “sobre todo en cuello y mangas”, asegura. Y, precisamente, es en los cuellos de camisa donde la tendencia puede verse más reflejada: “Tenemos más de 40 cuellos para elegir: nos gusta mucho el cutaway (recortado), pero de un tiempo a esta parte, igual que con los pantalones, se va cerrando el cielo y vemos cosas más clásicas. De todos modos, teniendo un camisero en la casa, podemos permitirnos diseñar y crear cuellos para cada cliente si hiciese falta”.

El taller dispone de un rincón en el hotel Wellington, también en la capital.

Fernández Prats siempre quiere ir un paso más allá, y confiesa que para este otoño se está confeccionando para sí mismo un traje en denim tostado, en un tono caramelo: “Es el material menos habitual para un traje, pero con las nuevas innovaciones de muchas casas, hay mezclas con seda de gran ligereza y flexibilidad que hacen que sea una prenda de sport estupenda”. ¿Veremos trajes de tela vaquera en los próximos meses? Al tiempo.

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