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Por qué parece que no eres nadie sin un chaleco electrofitness

Imagen cortesía de (FAST Santa Rita).

La cosa funciona así: bajo la estricta supervisión de un entrenador, uno se pone un chaleco conectado a un electroestimulador del que salen electrodos a diferentes puntos del cuerpo como piernas, glúteos, abdomen, espalda, pecho, brazos… Mediante una serie de impulsos eléctricos se van provocando contracciones del músculo agonista y su antagonista (para entendernos, el bíceps y el tríceps por ejemplo). Al mismo tiempo, se van haciendo una serie de ejercicios que recomienda el monitor, dependiendo de la condición física de cada cual (sentadillas, abdominales, etc.) y con ello se pueden estimular de manera simultánea entre 300 y 350 músculos.

“Lo que se produce es una sobreestimulación corporal y se incrementa en un 72 por ciento el metabolismo basal, de manera que el cuerpo permanece quemando grasa durante los dos o tres días siguientes al entrenamiento”, señala Vanesa Sanz, directora deportiva del Caroli Health Club de Madrid y master trainer de los chalecos Miha Bodytec.

Las sesiones de chaleco electrofitness suelen durar alrededor de 20 minutos.

Aunque depende del cliente y de sus objetivos, lo normal es que una sesión de 20 minutos a la semana sea suficiente, pero quienes partan de un mejor punto de partida o tengan objetivos más exigentes pueden aumentarlo a un máximo de dos días.

“Lo que realmente importa es cómo se utiliza esta tecnología para adaptar el estímulo al perfil antropométrico de la persona, a la disposición anatómica de sus fibras musculares y por supuesto a su objetivo”, explica Alberto Gómez de Castro, gerente del centro de acondicionamiento Fast Santa Rita de Madrid, especializado en EMS.

Los 20 minutos del EMS equivalen a 90 minutos de entrenamiento convencional

“Claro, esto estará muy bien pero seguramente luego me toque seguir yendo al gimnasio para complementar”, puede que estén pensando los escépticos. Pues esto es una verdad a medias, dependiendo de cada cual. Los 20 minutos del EMS equivalen a 90 minutos de entrenamiento convencional. “Es perfecto para todas aquellas personas que no tienen el tiempo necesario para realizar ejercicio físico o ir al gimnasio. Para ellos es un sustituto ideal del entrenamiento tradicional y de esta manera pueden combatir el sedentarismo, que a día de hoy ya es la cuarta causa de mortalidad a nivel mundial, según la Organización Mundial de la Salud”, agrega Gómez de Castro. Sin embargo, también es adecuado como complemento de las personas que entrenan habitualmente.

El porqué de la eficacia de los EMS

Aunque no hay un estudio científico al respecto, Vanesa Sanz también defiende la eficacia del EMS ante la celulitis gracias a su acción de tonificación. “Lo he visto en mí misma y en las mujeres que entrenan conmigo, es capaz de reducir la piel de naranja entre el 20 y hasta el 40 por ciento en los casos más espectaculares, desde luego nada comparable a cremas o infusiones de cola de caballo”.

Los que se inician en el EMS también lo hacen atraídos por la promesa de unos rápidos resultados visibles en 3 o 4 sesiones (a una por semana, quiere decir en tres o cuatro semanas), frente a los 4 o 6 meses de entrenar entre 3 y 5 días a la semana de manera convencional.

Un chaleco elctrofitness puede costar entre 25 y 50 euros.

El uso del chaleco está contraindicado en mujeres embarazadas, personas con marcapasos o implantes metálicos, así como afectados por algunas patologías como epilepsia, fibromialgia, problemas cardíacos severos, alteraciones del sistema nervioso, tumores latentes, prolapsos, flebitis activa o no controlada, trastornos renales agudos o trastornos autoinmunes.

El precio medio por sesión en los centros especializados se mueve en una horquilla de entre 25 y 50 euros, pero la mayoría posee bonos con descuentos.

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