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Ottavio Dantone, revisitar la música barroca como símbolo de modernidad

Al frente de la Accademia Bizantina, que toca con instrumentos antiguos originales, el director de orquesta recupera la tradición musical de los siglos XVII y XVIII.

Director de la Academia Bizantina desde 1996, ha logrado acercar la música barroca a todo tipo de público. Foto: Giulia Papetti.

No había especial tradición musical en la familia de Ottavio Dantone (Ceriñola, Italia, 1960). Pero a los cuatro años tenía un teclado de juguete que le habían regalado sus padres. Como a tantos otros niños. La diferencia es que él aprendió a tocar, componer, leer y escribir música solo. “Esa primera fase empírica –cuenta a GENTLEMAN– favoreció probablemente mi amor por la improvisación, que es uno de los aspectos característicos de la música barroca”. De ahí, al Conservatorio de Milán y a una afición casi obsesiva por el clavecín, que incluso le llevaba a meter folios de papel en el piano para imitar su vibración.

Lo de Accademia Bizantina merece una explicación. Se trata de un grupo de cámara nacido hace ya casi 40 años que toca música antigua con instrumentos originales. La formación, claro, ha ido cambiando a lo largo de los años, y a ella se incorporó en 1989 Dantone, para ser nombrado, en 1996, su director. Especializada en el repertorio barroco y romántico, “lo que hace diferente a este grupo es un riguroso trabajo sobre la estética y la retórica musical que se concreta en una atención especial a la relación entre música, palabra y lenguaje”, dice el director.

El director en un ensayo con la orquesta de la Academia Bizantina. Foto: Giulia Papetti.

Confiesa Ottavio Dantone que Bach es su compositor preferido. “Representa un punto de llegada y, al mismo tiempo, un punto de partida de la historia de la música, porque alcanzó la máxima cumbre creativa de los siglos precedentes, abriendo, además, el camino al futuro de este arte maravilloso”.
La estética de los vídeos que protagoniza Accademia Bizantina en Youtube está lejos de los formatos rígidos y predecibles que uno puede esperar: hay desde escenarios semiderruidos hasta jóvenes practicando parkour. “En el caso de la música antigua, el público iba atraído por aspectos extramusicales, como los efectos de luces, colores, coreografías… Hoy tenemos posibilidades técnicas de creatividad ‘sinestésica’ fantásticas, que sin duda habrían vuelto loco a un oyente barroco; así que no veo por qué no explotarlas. Sin duda que pueden acercar al público moderno, especialmente los jóvenes, a la música del pasado”.

Tendremos que esperar para su vuelta a Madrid, pues el concierto que tenía programado para este mes dentro de la programación del Centro Nacional de Difusión Musical (CNDM) fue cancelado debido a las restricciones sanitarias.

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