Vinos blancos orgánicos: un voto por la biodiversidad y el medioambiente

Los vinos orgánicos están al alza. Hace tan solo una década, los visionarios que así comenzaron a cultivar eran pasto de las críticas: agricultores de fincas colindantes argüían que los insectos perjudiciales para la viña les iba a ellos. Eso, entre un rosario de dudas y argumentos en contra, desde poner en tela de juicio la calidad de los vinos resultantes o esgrimir que químicos y fertilizantes era la única solución para el futuro de la viticultura.

Actualmente, sin embargo, la ecología aplicada a las viñas es una de las grandes tendencias del momento. El respeto al medioambiente es una preocupación generalizada en todos los ámbitos de la vida y, muy especialmente, en el sector de los vinos. Conceptos como “equilibrio natural” o “recursos naturales” han cobrado protagonismo y se vuelve la vista hacia cómo cultivaban nuestros ancestros, cuando la química no había cobrado aún protagonismo.

Equilibrio natural

¿Pero qué es un vino orgánico?. En primer lugar exige una gestión de la biodiversidad (o variedad de vida) en cada ecosistema, el equilibrio entre plantas y animales en las fincas, un cuidado de los suelos que no los agote o la mínima intervención en la bodega al elaborar los vinos.

Actualmente, existen organismos nacionales e internacionales que certifican los vinos ecológicos con símbolos especiales en su contraetiqueta para que el consumidor pueda diferenciarlos

¿Esto sugiere que los vinos, al fin y al cabo, son química?. En absoluto, pocas bebidas puede haber más naturales y saludables que aquellas nacidas de la uva, pero sí se incide en el modo de cultivo ante todo y su tratamiento enológico posterior. Actualmente, existen organismos nacionales e internacionales que certifican los vinos ecológicos con símbolos especiales en su contraetiqueta para que el consumidor pueda diferenciarlos.

Contra el calentamiento global

Bodegas Familia Torres acogerá en junio el Primer Simposio de Viticultura Regenerativa en Vilafranca del Penedés (Barcelona) en un acto retransmitido por streaming. Una concepción nueva- la regeneración- que además según los expertos mitiga los efectos del cambio climático. La idea de recuperar la viña imitando a la naturaleza permite secuestrar el CO2 atmosférico y frenar el aumento de las temperaturas, un mal que cada vez más afecta a la viña española. También defienden que ayuda a mejorar la salud del suelo que retiene más el agua, una menor erosión y otras virtudes a favor del viñedo.

Favorecer la biodiversidad al crear un ecosistema equilibrado no tiene más que consecuencias positivas. Bodegas Familia Torres sabe de lo que habla ya que está efectuando prácticas regenerativas en más de 500 hectáreas de viñedos ecológicos propios en Cataluña. Para Miguel Torres Maczassek, quinta generación de bodegueros, “los viñedos con suelos regenerados se adaptan mejor al cambio climático y ayudan a mitigar sus efectos. La viña puede convertirse en un gran sumidero de carbono y frenar así el calentamiento global”.

Hemos seleccionado y catado cuatro vinos muy diferentes, todos blancos y un buen ejemplo de lo que es la viticultura y elaboración ecológicas.

1) Cau d’en Genís 2019

Bodegas Alta Alella/ D.O. Alella

PVP recomendado: 15 euros

Elaborado únicamente con uva pansa blanca (como se denomina la xarel.lo en esta zona de España) que procede de una sola parcela de viñas viejas, situada frente al mar Mediterráneo y bañada por la brisa marina. Un vino de paraje en un enclave muy especial al que se suma la altitud del viñedo- 1.000 metros- y que está plantado en coster, una empinada pendiente. La tierra, arenosa, también juega a favor en un lugar donde las cepas crecen salpicadas de almendros, lo que favorece la biodiversidad.

Con un rendimiento de tan sólo un kilo de uvas por cepa, seleccionadas en el viñedo, el mosto pasa por huevo de cemento basado en arcilla, lo que favorece el libre movimiento de las lías y el consiguiente bâtonnage natural. Posee un bonito color amarillo verdoso y, tanto en nariz como en boca, vienen en cascada las consecuencias del emplazamiento del viñedo: mineralidad (por el tipo de suelo) y pronunciada salinidad (frente al mar). Una nariz impecable a frutas y flores blancas, con delicadas hierbas aromáticas ( manzanilla). La entrada en boca es una explosión de sensaciones, resulta largo y persistente, con final elegantemente amargo. Un blanco muy personal que exige una lenta degustación y pensarlo para disfrutarlo plenamente.  Ecológico certificado.

2) El Beso de las Uvas Chardonnay 2019

B. Familia Conesa/ D.O. Pago Guijoso

PVP recomendado: 8 euros

Una de las exclusivas veinte bodegas en España que tienen su propia D.O Vino de Pago, máxima calificación de calidad y singularidad al viñedo que otorga la ley. La finca, enclavada en la histórica comarca de Campo de Montiel (Albacete), incluye un sabinar y una cabaña ganadera de ovejas (más biodiversidad). Las 122 hectáreas de viñedo se encuentran a 1.100 metros sobre el nivel del mar y están ubicadas entre dos Parques Naturales: Lagunas de Ruidera y Sierra de Alcaraz.

Una climatología única y extrema que le viene muy bien a las cepas, que descansan sobre suelos de guijarros. El Beso es el nombre de los vinos de autor de esta casa- blanco y tinto- que cada año cambian según la climatología y el capricho de la bodega. Éste 2019 se ha elaborado con un 100% de mosto flor de chardonnay y madura en barricas de roble francés (225, de Redoux) con duelas de distintos tostados durante cinco meses. Una minuciosísima elaboración que da un vino ligero, con poco peso en boca, que brinda ciertas notas de ahumados y con la madera muy presente. Ecológico certificado.

3) La Encina del Inglés Blanco 2020

Bodega La Melonera/ D.O. Sierras de Málaga

PVP recomendado: 7,50 euros

No está catalogado como “Ecológico” por organismos externos y, sin embargo, se elabora según las más estrictas normas de respeto al medioambiente debido a la filosofía de la bodega desde que se fundó en 2003. Una casa enclavada en la Serranía de Ronda, con una tradición vitivinícola que se remonta a los fenicios, interrumpida a finales del siglo XIX por la filoxera.

Bodega La Melonera ha recuperado cepas autóctonas y cultiva y elabora en armonía con la naturaleza en un verdadero compromiso- sin pesticidas ni químicos-, incluso diseñando novedosos métodos de emparrado. Un blanco singular - nacido entre encinas y robles centenarias, a una altitud de 900 metros- a base de moscatel morisco (80%), Pedro Ximénez (10%) y doradilla el resto. Uvas dulces elaboradas en seco que, en un primer momento da una golosa sensación y encontrar, más tarde, el terruño en la boca: seco, fresco, afrutado, equilibrado y con un largo postgusto en el que no falta cierta salinidad propia de la doradilla.

4) Cava Roger Goulart Organic 2018

Bodegas CVNE/ D.O. Cava

PVP recomendado: 10,65 euros

Fruto de una agricultura 100% sostenible, un novedoso cava que responde al compromiso de la bodega con el medioambiente. Bodegas CVNE, con 140 años de historia, apuesta por la sostenibilidad y fue la primera bodega española en conseguir la “doble huella hídrica” con el fin de determinar el consumo de energía en su producción. Este cava se elabora en una masía rehabilitada del siglo XVIII en San Esteve Sesrovires, pionera en el método tradicional de elaboración de espumosos.

Las variedades se elaboran por separado y se cría en cavas a 30 metros de profundidad con una temperatura constante todo el año de 14º. Posee un color amarillo pálido, es limpio y hay desprendimiento de burbujas constante, con formación de corona lo que es señal de su calidad. Muy fresco aunque no deja de tener cuerpo, en boca tiene una acidez viva y punzante. Es largo y persistente. Toda una delicia. Conviene tomarlo entre seis y ocho grados. Ecológico certificado.

Nota: Ninguno de los vinos mencionados se han seleccionado por motivos comerciales, su elección es una decisión únicamente de calidad y periodística. Los precios son meramente orientativos.