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Gastrópoli

Averigua qué son los vinos de altura (el calentamiento global está muy relacionado)

Averigua qué son los vinos de altura (el calentamiento global está muy relacionado).

La altitud, en el mundo de los vinos, es usualmente sinónimo de calidad. El cambio climático, con la consiguiente subida de temperaturas medias en todo el mundo, afecta en gran medida a España y repercute considerablemente en la vid y su desarrollo. Y no es para bien. De esta manera, zonas más frías que antes que no eran tenidas en cuenta por su altura- y la dificultad de su cultivo- actualmente van cobrando más importancia y han comenzado a explotarse.  

En líneas generales, en el hemisferio norte, se considera que a partir de los 500 metros sobre el nivel del mar ya podemos hablar de viñedos de altura, aunque de momento no hay una cifra comúnmente  establecida entre las distintas zonas vitivinícolas. 

Efectos positivos… o negativos

Los contrastes fuertes de temperatura entre el día y la noche, que se obtienen en altitud, dan lugar a uvas con sabores y aromas más concentrados; a la vez, el viñedo suele crecer más sano y más lentamente, lo que es muy beneficioso. Como contrapunto los aspectos negativos son los riesgos a asumir por las condiciones extremas, desde las granizadas (‘piedra’ como la llaman los viticultores) a fuertes vientos. Y por supuesto, los complicados cuidados que requiere al ser terrenos más inaccesibles

La mayor altitud dará más taninos y menos astringencia, a la vez que conserva la fruta, debido a factores químicos como el PH o la acidez.

Pero esa mayor exposición al sol, con una superior incidencia de los rayos ultravioleta, también dará más taninos y vinos más redondos, a la vez que conserva la fruta, todo debido a factores químicos como el PH o la acidez: hay una explicación científica detrás de todas las virtudes que se achacan a la altitud.

Bondades del vino

Y cuidado, porque como en todo, hay que saberlo manejar y dependerá de lo bien que se haga en el campo. La altitud no es un certificado de calidad inmediato, pero si puede ser un indicativo de las bondades de un vino y, de hecho, las bodegas suelen reservar sus parcelas más altas para elaborar sus mejores tintos. Y lo mismo ocurre con los blancos. 

Hemos seleccionado tres vinos, como siempre seleccionados y catados, de distintas altitudes a partir de 500 metros y que tienen como denominador común su calidad.

1) 875m Finca Carbonera 2018

Bodegas El Coto/ D.O. Ca. Rioja

PVP recomendado: 11 euros

No puede ser más especial: es el vino procedente del viñedo con mayor altitud de la denominación de origen calificada Rioja. Y también se trata de una novedad en el mercado.  Bodegas El Coto lanza este tinto tres años después de su homólogo en blanco. Elaborado con tempranillo 100%, es un patrón de tinto de altitud: fresco, con buena acidez, con fruta… Se cría durante 9 meses en roble francés y americano. Un gran vino del que tan solo han salido al mercado 24.000 botellas numeradas.

 875m Finca Carbonera.

2) Alto de la Cruz 2018

Bodegas Alto Horizonte/ Vino de la Tierra de Castilla

PVP recomendado: 30 euros

Si hace poco os hablábamos del estupendo vino El Reflejo de Mikaela (Cuenca), ahora traemos este tinto de cepas que han crecido a 1.160 metros de altitud. Elaborado también por Micaela Rubio y su marido Aurelio García, ambos enólogos, han apostado por la garnacha en esta ocasión. Viñedos viejos enclavados en el municipio de Navatalgordo (Ávila), de viticultura orgánica y cultivados sobre tierras graníticas, procedente sólo de dos microparcelas muy especiales. Ha envejecido en barrica de 500 litros de roble francés durante 14 meses. Un vino de capa media con gran personalidad. Tiene fruta, especias, retama… el terruño en la copa. Es ligero pero rompedor. Son sólo 1.200 botellas.  

 Alto de la Cruz 2018.

3) Altos de Luzón 2017

Bodegas Luzón/ D.O. Jumilla

PVP recomendado: 12,90 euros

Todo un homenaje a las duras tierras jumillanas en este vino elaborado con cepas situadas a 650 metros de altitud, una cota que en estas tierras tan rudas tiene su mérito. Para Vicente Micó, enólogo de la bodega, es donde la uva monastrell- recolectada manualmente-, encuentra su mejor versión. Una tierra de secano para unas viñas con una antigüedad de 40 años que proporcionan uvas pequeñas con gran concentración y buena acidez. Se ha criado 12 meses en barricas de roble americano y francés. Frutos rojos, canelas, finos taninos… un vino complejo y con volumen que habrá que dejar respirar un rato antes de degustarlo (entre 14º y 16º).

Altos de Luzón.

Tres vinos de muy distintas procedencias que, cada uno en su estilo, representan a sus zonas si se habla de vinos de altura. Las bodegas españolas cada vez suben más arriba, a pesar de las dificultades, para intentar obtener los mejores resultados. Y lo mejor de todo es que lo consiguen. 

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