Pasos a seguir para conseguir un sofrito perfecto

El sofrito es el alma de muchas recetas, tanto que puede marcar la diferencia en el resultado final de cualquier elaboración. Pero lo que a priori parece una cosa muy sencilla (que lo es), requiere de una serie de pautas a seguir para conseguir que nos quede perfecto.

La verdura, el aceite, el tiempo de elaboración o el momento en el que se añaden los ingredientes. Son, como repetimos, cosas sencillas, pero saberlas ayudan a obtener un sofrito que aportará muchísimo sabor a las recetas que lo tengan como base.

Así, ya tenemos claro que el objetivo del sofrito es mejorar nuestros estofados (como este estofado de cerdo a la sidra que preparamos en Gastrópoli), guisos o, por ejemplo, arroces. Y lo mejoran porque conseguimos concentrar el sabor de las verduras. Se hace mediante una cocción a fuego lento para que las verduras vayan perdiendo su agua, con lo que conseguimos esa concentración de nutrientes, aromas y sabores.

Verduras del sofrito

El sofrito clásico, y básico, consta de cebolla, ajo, pimiento y tomate. Es importante elegir un buen producto, como en cualquier elaboración, ya que el resultado final también depende de la calidad de las verduras elegidas.

Pero aunque esa sea la base del sofrito, podemos añadir otras verduras. La zanahoria es otro clásico de esta elaboración, pero también se puede elegir berenjena, calabacín, puerro... En definitiva, si tienes alguna verdura favorita, no dudes en usarla en tu próximo sofrito.

Eso sí, independientemente de las verduras que elijas tienes que picarlas bien. La cebolla y los pimientos en brunoise, los ajos bien picadillos y el tomate, por ejemplo, en dados. Además, a estos últimos se le puede retirar la piel, aunque no es imprescindible.

Cuándo se añaden las diferentes verduras al sofrito

Uno de los principales errores que se comete en la elaboración del sofrito es añadir todas las verduras a la vez. Es un error porque cada verdura tiene un tiempo diferente de cocción, por lo que si añadimos todas a la vez se cocinan de forma desigual y al final encontraremos algunos ingredientes crudos y otros pasados.

Para hacer el sofrito clásico perfecto empezamos añadiendo el aceite (siempre un buen aceite virgen de oliva), luego la cebolla, después el ajo y el pimiento y por último el tomate, que es el ingrediente que suelta más agua y el que menos tarda en cocinarse.

Terminar la cocción del sofrito con los ingredientes que echan más agua (como también podría ser el caso de unos champiñones) sirve también para que las verduras que previamente se han pochado terminen de hacerse cocidas, obteniendo con esto aún más sabor para nuestro futuros platos.

Cocinar el sofrito a fuego lento

Cuando quieras hacer un buen sofrito debes ser consciente de que requiere un tiempo alto de elaboración. Cocinar las verduras a fuego lento sirve para que éstas suelten su sabor poco a poco y se hagan de la manera correcta. Así, una cocción a fuego bajo implica una duración mayor de tiempo, por eso las prisas no son un buen aliado del sofrito perfecto.

Además, como punto importante, durante la cocción de la cebolla tenemos que añadir un poco de sal y tapar la sartén. Así conseguimos que gane textura y quede aún más sabrosa. ¿Y cuándo sabemos que está la cebolla lista para añadir el siguiente ingrediente? Cuando esté transparente, es un error esperar a que se dore para echar el ajo, ya que finalmente quedaría demasiado hecha.

Si sigues estos consejos, obtendrás un sofrito que aportará un sabor increíble al plato en el que vayas a utilizarlo. Así que recuerda, buenas verduras, cada una con su tiempo de elaboración y una cocción a fuego lento.