Uno de los grandes manjares de la cocina española es la tortilla de patatas. Su preparación, aparentemente sencilla, requiere de precisión y buen manejo de los ingredientes para lograr la textura y el sabor perfecto. Compuesta básicamente por huevos, patatas y, dependiendo de las preferencias, cebolla, este plato ha conquistado no solo a los españoles, sino también a amantes de la cocina de todo el mundo. Existen múltiples debates en torno a la mejor forma de elaborarla: más cuajada o jugosa, gruesa o más fina. Lo cierto es que cada versión tiene su encanto y depende del gusto personal de cada comensal.
Si pasa por el barrio de La Latina (Plaza de Puerta de Moros, 4), notará que hay un local donde la cola de espera siempre da la vuelta a la esquina. Ese lugar es Alto Bardero, y el secreto de su éxito es su famoso pincho de tortilla con cebolla confitada, una delicia que ha conquistado a locales y turistas por igual. En este mismo local se encontraba anteriormente el icónico Juana La Loca, un referente gastronómico que cerró sus puertas en abril de 2024.
Ahora, con una propuesta renovada y manteniendo la esencia de la excelencia culinaria, Alto Bardero llega para continuar con la tradición de ofrecer una de las mejores tortillas de Madrid, junto con una oferta gastronómica innovadora que mantiene la esencia de la cocina mediterránea sin etiquetas.
Vuelta a los inicios
Tras el éxito conseguido desde 2021 con Bardero en Arganzuela, los chefs León Bonasso y Pablo Paternostro abren un nuevo restaurante en el centro de Madrid. Distribuido en dos ambientes, este local ofrece una primera zona de barra con pinchos calientes y fríos, y una zona de comedor con menú a la carta. "Bardero significa liante, en el buen sentido, y ser un alto bardero es ser un gran liante", confiesa Paternostro, al que de pequeño conocían con ese apodo.
"Queremos volver al barrio por el cariño que le tenemos y traer parte del espíritu de Bardero aquí", explica Bonasso, que llegó a La Latina en 2004 con la apertura de Juana la Loca, restaurante que fundó su padre y al que ha estado ligado casi 20 años. Allí conoció a Pablo Paternostro, con el que compartió cocina durante siete años y, más tarde, en 2021 abrieron su primer proyecto juntos, Bardero. Cuando les surgió la oportunidad de volver al local donde se inició todo, lo tuvieron claro: fundar Alto Bardero era volver al lugar de inicio.
Una carta para todos los gustos y compartir
Su carta incluye 24 referencias, con platos diseñados para compartir. En este espacio se podrán probar pinchos como el brioche de huevo trufado con crema de boletus y butifarra blanca, el raviolo de queso scamorza, confit de pato y chutney de peras o el salmón ahumado con salsa kabayaki y setas enoki en tempura con mayonesa de eneldo. O algunos de sus clásicos como el tiradito de corvina a lo japo con mayonesa wasabi, naranja y caviar de soja, el taco de anguila en tempura con huevo de codorniz, o los mejillones con crema de curry y frégola sarda.
Y para los amantes del dulce, no falta un clásico goloso argentino: el volcán de dulce de leche con helado de plátano.
Una apuesta diferente por el vino
En su afán por innovar y sorprender, Alto Bardero también se une a una revolución enológica. Con una cuidada selección de 25 referencias, casi todas disponibles por copas, la propuesta busca que aquí no solo se beba bien, sino también de manera diferente. La carta de vinos apuesta por pequeños productores, proyectos emergentes y etiquetas poco convencionales, incluyendo una cuidada selección de vinos argentinos y vinos naturales. Este compromiso con la diversidad y la calidad refuerza la identidad de este local como un espacio donde la tradición y la innovación conviven en perfecta armonía.