Hablar de la carne de El Capricho es hablar de uno de los mejores productos cárnicos del mundo, al menos según publicaciones como The Guardian o la revista Time. Uno de los secretos de esta carne es su proceso de maduración en seco (dry aging), que dura entre 45 y 90 días. Durante este tiempo, las enzimas naturales descomponen los tejidos conectivos, logrando una textura más tierna y potenciando el sabor.
Pero, ¿dónde se puede degustar este producto sin necesidad de viajar hasta Jiménez de Jamuz en León? La respuesta es Rocacho, un asador moderno ubicado en Chamartín, en pleno epicentro del círculo de mesas del poder madrileño.
Un imprescindible para los amantes de la carne
Este restaurante mantiene la esencia de un asador de toda la vida, pero con un concepto actualizado. En Rocacho, la parrilla de carbón de encina es el alma de la cocina, y sobre ella se preparan, vuelta y vuelta, los cortes estrella: la chuleta de buey (195 € el kilo) y la chuleta de vaca con 40 o 90 días de maduración (79 y 95 € el kilo respectivamente), acompañada de patatas fritas caseras y pimientos de piquillo.
Pero Rocacho no solo se puede ir a disfrutar de la carne, también apuesta por el pescado a la parrilla y por otras propuestas que han conquistado a los comensales. Una de ellas es su arroz para uno, un plato que nació durante la pandemia y que, debido a su éxito, sigue en la carta. Además, fieles a su filosofía de ofrecer materias primas de pequeños productores, han incorporado un apartado especial con huevos ‘Cobardes y Gallinas’, procedentes de una granja en Torrelodones donde las gallinas viven en libertad. También destacan sus croquetas de cecina de buey, una de las chacinas más icónicas de El Capricho, que en Rocacho se sirven al corte.
Su propuesta dulce también merece una mención especial, con postres caseros que ponen el broche de oro a la experiencia gastronómica. Entre ellos, destaca su tiramisú, que se acaba de elaborar en la propia mesa y cuya receta, que se sale de la habitual, logra el equilibrio perfecto entre la cremosidad y el sabor a café. Es uno de los imprescindibles para quienes buscan un final dulce y sofisticado.
Rocacho Plaza: el concepto más informal
La expansión Rocacho no se detiene aquí. Recientemente han inaugurado Rocacho Plaza, un espacio en el barrio de Salamanca con una propuesta más informal. En este nuevo local, la distribución entre mesas altas, salón y una amplísima terraza permite disfrutar de la experiencia del asador en un ambiente más desenfadado, pero con la misma calidad excepcional.
Este espacio apuesta por un servicio más ágil sin renunciar al producto de primera calidad que caracteriza a su restaurante hermano. Aquí, además de los cortes de carne icónicos, se puede disfrutar de otras especialidades como los embutidos premium (cecina, chorizo y salchichón de buey), su ya célebre ensaladilla o sus croquetas (de gamba roja o flor de cecina).
