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Poli Díaz, el boxeador que abrazó el cine para adultos

El ex boxeador Poli Díaz, en una imagen de archivo (Europa Press).

Con los guantes ya colgados y en plena reinvención personal, a finales de los noventa viendo que en el mundo del boxeo poco dinero le quedaba por ganar, Poli Díaz quiso cambiar de registro y probar suerte como actor. Pero no sería un boxeador de la celuloide convencional, como en el pasado lo fueron estrellas patrias como Urtain, quien protagonizó en 1970 el filme de Manuel Summers Urtain, el rey de la selva...o así. Tampoco emuló Poli al padre de Rociíto, Pedro Carrasco, que en su haber contaba con el largometraje El rey de los puños de oro, la cual protagonizó junto a Andrés Pajares en 1968. El apodado Potro de Vallecas quería dar un paso más y hacer cine para adultos, cine pornográfico. Y su debut lo tuvo en una producción para un vídeo doméstico titulada El potro se desboca.

El Potro se desboca...

Lo delicioso del primer papel de Poli Díaz en la pornografía es que la cinta es más disfrutable para un público friki que quiera echarse unas risas que para un público ávido de sensaciones fuertes. Y eso que en el reparto estaba la estrella emergente y hoy más que consagrada Nacho Vidal (que hace de su mánager), así como otros nombres conocidos para los iniciados en el género X, como la actriz Candela.

Como no podía ser de otro modo, el boxeo es el hilo conductor del largometraje, en el cual nada más empezar Poli Díaz aparece entrenando en un espacio público, moviendo los brazos y dando de leches a un pobre árbol incapaz de defenderse con sus ramas. Y mientras, de fondo, ¡oh sorpresa!, el espectador podrá disfrutar de una música ambiental cantada por el mismísimo Leonardo Dantés, quien aún no había saboreado las mieles del éxito que le generó su No cambié. Así, superando todas las expectativas, el trovador del peluquín le dedicó unas letras a Poli en la que decía maravillas como “batidora humana peleando es, y baila al mismo ritmo con una mujer. Poli, Poli, Díaz, Díaz. El potro se desboca cuando hace el amor”.

https://youtube.com/watch?v=rcAG3NChfZU%3Flist%3DUUqMLfHBgllT4erqCN2F5aaQ

El potro se desbocó, pero lo justo. Poli Díaz, quizá tocado de tanto golpe físico y metafórico, tiene una pronunciación imposible a lo largo de toda la película que le da un aire tristemente patético y sus escenas sexuales no son nada espectaculares. Es más, sus coitos causan un absurdo rubor que hace que el espectador pronuncie la manida frase de “con lo que este hombre ha sido…”. Porque Poli fue un grande que llegó incluso a protagonizar su propio videojuego para Amstrad, pero que en 1997, cuando rodó El potro se desboca, ya no servía casi ni para hacerle el amor a una mujer. Quizá por ello gratuitamente hay más de una escena en la que Poli se toca él solito, sin nadie alrededor, rellenando metraje de manera barata y zafia. Ni siquiera se puede decir que tenga algo prodigioso entre las piernas, sino algo muy corrientito similar al de cualquier hijo de vecino.

https://youtube.com/watch?v=LdCDpuYRKKk%3Flist%3DUUqMLfHBgllT4erqCN2F5aaQ

Merece destacar que Poli Díaz no fue el único famoso en horas bajas que ese año, el ya lejano 1997, hizo cine pornográfico. Cristina La Veneno, que había tenido una gran popularidad gracias al programa Esta noche cruzamos el Mississippi rodó dos películas X de escasa calidad llamadas El secreto de La Veneno y La venganza de La Veneno, ambas dirigidas por Anton Frames y que en realidad era una única película dividida en dos fragmentos de una hora.

Casualidades del destino cinematográfico, el citado director Anton Frames fue quien dirigió las dos siguientes películas para adultos de Poli Díaz, El Potro, el Lama y la que los lame y Las tentaciones eróticas del Lama, todas ellas también en 1997. Además, rizando el rizo, el citado Lama de las películas estaba encarnado por un actor llamado El Potrillo y que también aparecía en las cintas de La Veneno. En la última de estas películas, Las tentaciones… Poli tuvo un papel en una única escena ubicada en un club de intercambio, si bien aparecía en la portada como si tuviese un gran protagonismo.

En 1998, Poli hizo su primer papel en una película de cine convencional, todo lo convencional que pueda ser Torrente, el brazo tonto de la ley de Santiago Segura, en la que el púgil realizó un cameo interpretándose a sí mismo. Esta sería la última incursión de Poli en el mundo del séptimo arte. Luego intentaría ganarse la vida dando clases de boxeo, e incluso de albañil, pero por desgracia parece que el sino de Poli no es el de ser un hombre normal y corriente y feliz. Una pena para un hombre que pudo tenerlo todo y que por no saber hacer bien las cosas lo perdió.

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